‘La descontextualización del arte’

Ya he expresado en alguna ocasión mi opinión de que los amantes del arte tenemos la suerte de vivir una época maravillosa. Tenemos la posibilidad de acceder a un ingente catálogo de libros especializados en todas las épocas y estilos, con ediciones más que aceptables y con láminas de un detallismo inimaginable hace apenas unos años.

La información crece en una cantidad proporcionalmente superior a nuesta capacidad de asimilarla, los resultados de las investigaciones, descubrimientos, restauraciones, aparecen ante nosotros en cuestión de segundos como por arte de magia. En internet podemos acceder a lo que queramos cuando queramos. Los museos ya no solo albergan el arte, sino que pugnan día tras días por atraer el mayor número de vistantes. El arte se democratiza y se populariza. Esto, sinceramente, me ha llevado no pocas veces a plantearme si es algo positivo o si por el contrario ha contribuido a una desvirtuación del arte de la que difícilmente nos vamos a recuperar. Pero no es este el asunto del presente artículo en el que he preferido ceñirme a hechos conles.

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