El primer Viernes de Cuaresma tiene una profunda carga cultural en la ciudad Departamental. La Trimilenaria, desde hace cuatro décadas y de la mano de Manuel López Paredes, verdadero artista de la palabra, nos ha traído la leyenda, la prosa, la rima y el discurso sentimental nacido de un corazón popular de nuestro entramado pasional. Ya varios años hace que Dios nos lo arrebató, pero se vuelve a realizar tal insigne y emblemático acto con su ausencia física pero, sus discípulos y amigos nos entregamos a tal eclosión de espiritualidad cultural con mas rigor si cabe, además este año el maestro Esteban lo acompaña desde arriba.

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“El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse”, esta sentencia de Winston Churchill que asumió Zapatero al pie de la letra, la retoma su lugarteniente y la deja de momento la muñeca de su particular guiñol de payasos y chocarreras. Se acaba la conjunción planetaria europea entre la Chacon y el Rubalcaba, la primera es un sucedáneo mediático emanado de los traumas y las decepciones de su marido, un “sextario” mediático que gozaba de los favores zapateriles, Miguel Barroso, amigo y receptor de dadivas zapateriles y el otro, un Gargamel apitufado, un sinvergüenza de la política que después de ser un claro responsable de la mediocre situación de España tiene la cara dura, la poca vergüenza, la falta de ética de presionar al actual Gobierno con charangas y panderetas, vaya futuro, si yo fuera socialista me suicidaba, y si fuera comunista ya lo hubiera hecho.

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