Jueves, Marzo 28, 2024
   
Texto


El azul que aún está©

(Con mi recuerdo cargado de solidaridad para todos los refugiados)

En el averno de este escenario
construido de barro y huesos,
de humillación y silencios,
donde el aplauso se hace grito
quedando apagado en el nudo
comprensible de la miseria atroz
deslizada entre miradas suplicantes,
las conciencias, huérfanas de respuestas,
se visten de muerte alejando la esperanza
de la vida por llegar.

Claman con la fuerza de las manos extendidas
-¡como pidiendo ser abrazadas!-
y perdonadas de ningún delito
con los silencios apretados
de tantas almas unidas
en la magia de los sueños empobrecidos
por la riqueza de tanto humano podrido;
claman los vástagos la clemencia de los días,
la bondad de la lluvia y la paz de las noches,
claman por otro minuto de pan y luz
sin la sombra del hierro que se retuerce
buscando el horizonte,
rompiendo y separando la efímera belleza
imaginada en el lienzo de los días.

Se hielan las horas en la vigilia de la espera
escuchando las mugrientas voces
de los esbirros que bajo palios se niegan el cielo,
los depravados que van sembrando con odios
los caminos puestos para llegar;
se hielan las horas y la sangre inocente
va quedando vertida en el surco de la huella
dejada por tanta ilusión.

Se hace la noche en mitad del día,
cubriendo de sombras y dudas
unos ojos que quedaron confundidos
en la belleza de un azul…
…un azul que aún está.
©Jpellicer

 

La mirada en el albor©

Mi llanto se duele y abandona
en los páramos pintados por la ceguera
de la pérfida arrogancia del capricho;
por la necedad del viaje a ningún lugar,
por la brevedad de la mirada en el albor
que como huyendo escapó.

Mi llanto se duele mientras canta
y se viste de noche oscura para confundirse
con la bruma y el murmullo de los recuerdos;
para alejarse sin una despedida
quedando cosido a ninguna esperanza,
colgado en el olvido de lo que ya no es.

Escuchas la triste melodía
de la vieja canción que habla de amor,
y el llanto de los hombres
-acerba nota en único pentagrama-
se retuerce en el alma
muriendo otra vez a las puertas…
de aquél lejano albor.
©Jpellicer

 

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