El juicio contra un grupo acusado de llevar a cabo un desembarco de 2.350 kilos de hachís en playas de San Pedro del Pinatar en 2002 no pudo concluirse y se reanudará el próximo día 30.

El motivo fue la ausencia varios testigos, entre ellos uno considerado importante para la causa.

Efectivos de la Guardia Civil, en funciones de vigilancia en las playas El Mojón y Torre Derribada, sorprendieron el 16 de enero de 2002, según reflejan las conclusiones fiscales, a un hombre con la ropa mojada y que portaba sus documentos y dinero envueltos en plástico. Éste salió huyendo, pero fue alcanzando y se enfrentó a los agentes sacando una navaja. Fue reducido, pero causó lesiones a uno de ellos, que tardaron en sanar 30 días. "Intentó pincharme dos o tres veces hasta que mi compañero le sujetó por detrás y le pudimos reducir", dijo el agente en el juicio, mientras que el sospechoso negó ese ataque. También dijeron los agentes que ea noche vieron en la playa a un total de doce personas, pero que muchos huyeron al verles.

De forma paralela, otros guardias civiles encontraron 78 fardos de resina de hachís en la playa e interceptaron a tres vehículos que iban a recogerlos. Las tres personas que los conducían trataron de uno y uno logró saltar una alambrada, pero después fue localizado escondido en la maleza por la Policía Local de San Pedro. Otro vehículo fue interceptado en la zona del puerto. "Dejamos entrar al turismo con un sólo ocupante y luego iban a salir cuatro, que llevaban las ropas mojadas", expusieron en el juicio.

Al día siguiente aparecieron en la playa Torre Derribado otros 62 fardos y días después se descubrió que este grupo tenía en su poder dos vehículos que habían sustraído meses atrás en Torrevieja y Santa Pola, que se devolvieron a sus propietarios. En total, se incautaron 2.350 kilos de hachís, que hubiesen alcanzado un valor en el mercado negro de 9.118.000 euros. La Guardia Civil también decomisó 2.983,20 euros en efectivo.

En el juicio celebrado ayer sólo estuvieron tres acusados, pues los restantes están declarados en rebeldía. Los imputados negaron en todo momento haber protagonizado ese desembarco. Sin embargo, los agentes de la Guardia Civil que prestaron declaración aseguraron que todos, menos uno, iban con las ropas mojadas. La fiscal intentó echar por tierra las coartadas que expusieron cada uno. "Llama la atención llevar las ropas mojadas junto a una playa de madrugada y en el mes de enero. Igualmente, extraña recibir diez llamadas en dos horas de una persona a la que se dice desconocer", expresó la fiscal. Por su parte, el abogado defensor Manuel Maza se esforzó en demostrar que sus clientes estaban en esa zona por otros motivos y que en uno de los casos se le atribuye a uno de sus representados el teléfono móvil que era de otro imputado.

Localizaron los fardos por el olor
Los agentes de la Guardia Civil que encontraron los fardos de madrugada en la playa aseguraron que los encontraron "por el fuerte olor a combustible que desprendían". También llamó la atención que esos dos agentes habían estado esa misma noche en otra operación contra la entrada de droga que tuvo lugar en la playa de Calblanque.