La Policía Nacional es la que se encarga ahora de custodiar a los acusados que se sientan en el banquillo y que proceden de centros penitenciarios, tomando el relevo en esa labor a la Guardia Civil, que sí mantiene el servicio del traslado desde la cárcel hasta los juzgados. Esta nueva fórmula ya se aplicaba desde tiempo atrás en otras comunidades autonómas. En el juicio celebrado ayer, por un asunto de narcotráfico, ocho policías nacionales participaron en dos turnos en la vigilancia y custodia de los acusados mientras estaban dentro del edificio juidicial.
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