Muchas empresas han sufrido la falta de liquidez por el dinero que tienen pendiente de cobrar y que no llegaba. Unas veces porque eran buenos clientes y otras por amistad, han aguantado esas facturas esperando el final de una crisis que sigue latente. Algunos han dado por perdidas esas cantidades, pero otros han tenido que recurrir a los tribunales para intentar cobrar. Ese aumento también se ha percibido en las reclamaciones a las administraciones locales y autónomas.

Las causas de los impagos son diversas. Hay quienes realmente no tienen para pagar, pero también existen que se amparan en la crisis para no cubrir con sus obligaciones o que no quieren desprenderse de bienes obtenidos en los tiempos de bonanzas.

Los tribunales son el mejor recurso para saber realmente si el moroso puede o no pagar. Por eso, en los últimos tiempos, según un sondeo efectuado por www.cartagenadeley.com entre los letrados de nuestro DIRECTORIO, se ha detectado un aumento de empresas, autónomos y particulares que recurren a la vía judicial, con el consiguiente aumento de la carga de trabajo de los juzgados. Ese incremento también se percibe en las reclamaciones de empresas a los ayuntamientos y organismos autonómicos por trabajos desarrollados que no han cobrado.

Ese 'dinero flotante', que existe en los balances económicos pero que no se materializa, se está reclamando de varias formas.

Los pioneros fueron las entidades bancarias y cajas de ahorro, que desde el primer momento han reclamado a sus clientes los impagos por préstamos hipotecarios y otros conceptos, dando como resultado contar con una gran bolsa inmobiliaria tras la ejecución de sus reclamaciones.
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Respecto a empresas, autónomos y particulares, cuando la deuda es inferior a 900 euros el primer paso es enviar un burofax al deudor y, si no lo atiende, presentarse en el Decanato para reclamarlo con un monitorio, con el que no es necesario contratar abogado y procurador. Cuando la deuda rebasa la cifra antes reseñada, lo mejor es ponerse en manos de profesionales especializados.

"Las deudas que están claras se ganan". Así se pronuncian varios abogados sobre las sentencias que generan estos asuntos.

La siguiente cuestión es conseguir el cobro. Algunos piensan que es más fácil eludir esa responsabilidad como sociedad que como particular, pero otros consideran que es igual. "El tema es que tenga el dinero o propiedades para poder ejecutar", apuntan. Entonces es cuando se sabe si realmente no pueden pagar o que no 'les viene bien'.