El autor confeso de la muerte de sus padrinos, a quienes estranguló con el cinturón de una bata de casa en Santiago de la Ribera, ha declarado, en el inicio del juicio en la Audiencia Provincial, que hasta "que no ví la catástrofe, no fui consciente de lo que había hecho", asegurando que besó en la mejilla a la mujer antes de matarla, pero que pensó "qué va a hacer de ella ahora que no está mi tío". La acusación particular pide que sea condenado con cerca de medio siglo de prisión.

Seis mujeres y tres hombres serán los que decidan, como integrantes del tribunal popular, las agravantes y atenuantes que se deben aplicar a José Miguel R.C. por la muerte de sus padrinos (de más de 80 años de edad) el 6 de diciembre de 2012, pasadas las tres de la tarde, en la vivienda en la que residían en Santiago de la Ribera (San Javier), pues que es el autor del crimen es un asunto despejado desde el momento en que confesó. Ahora, la cuestión es si hay que sumar o restar años de condena a su acción.

El fiscal considera que se tratan de dos asesinatos, solicitando 17 años de cárcel por cada uno (aplica la atenuante de drogadicción) más 4 años y 3 meses por robo con violencia, pues se llevó dos anillos, un pisacorbatas y un colgante de oro, cinco relojes y un televisor. En total, 38 años y 3 meses. Respecto a la responsabilidad civil, pide que indemnice a los tres hijos del matrimonio con 9.288 euros.

La acusación particular la ejerce Rafael Ríos, quien eleva las penas al considerar que actuó con alevosía y abuso de superioridad, además de aprovecharse del abuso de confianza y de las circunstancias del lugar, por lo que pide 40 años por los dos crímenes y 6 años y 3 meses por el robo. En este último capítulo destaca que el acusado es reincidente en el asunto del robo, habiendo sido condenado en Alicante en 2010, pero la pena fue suspendida, con lo que ahora se tendrá que sumar a la condena por este procedimiento. En total, 46 años y tres meses. La indemnización a los hijos la eleva a 30.000 euros.

La defensa, que ejerce el abogado Juan Cavas, alega que su cliente "no salió de casa con idea de matar a sus tíos ni hacerles daño" y que actuó influido por su consumo de cocaína, LSD, heroína…También pide la atenuante de colaboración ("pues confesó desde el principio y dio detalles como dónde estaban las joyas") y las dilaciones indebidas ("antes de los dos meses ya estaban todas las declaraciones y todas las pruebas, pero no se le dio celeridad al proceso"). Solicita diez años en un centro de internamiento por dos delitos de homicidio.

Tras dirigirse el fiscal y los abogados al tribunal para exponer sus objetivos en esta vista que acoge la sección quinta de la Audiencia Provincial, bajo la presidencia del magistrado José Francisco Ruiz, declaró el imputado, quien estuvo cerca de una hora respondiendo a las preguntas. En el vídeo adjunto se puede escuchar un amplio tramo de sus respuestas al fiscal.

José Miguel comenzó exponiendo que llevaba varios días sin dormir y su problema con las drogas desde que tenía quince años de edad, para después asegurar que su padrino discutió por un problema que tenía con su padre y que le dio un empujón. "Sólo quería salir de esa incómoda situación…. Hasta que no vi la catástrofe no era consciente de lo que había hecho. Cuando me di cuenta era demasiado tarde", expresó. Dijo que tras matar al hombre se dirigió a la habitación donde estaba su madrina, impedida. "Pensé algo así como qué va a ser de ella ahora que no está mi tío, que era su única compañía", dijo, afirmando también que le dijo un beso en la mejilla antes de matarla. El fiscal, sin embargo, hizo hincapié en que la mujer tenía amoratada la zona del ojo izquierdo, indicando el acusado que no recuerda bien lo que pasó. Esas lagunas en la memoria sobre lo sucedido las expuso en varios momentos. También, en base a que el imputado dijo que actuó con pánico, el fiscal resaltó que, tras matar al hombre, en vez de salir por la puerta de la calle que estaba muy cerca, optó por recorrer un pasillo hasta llegar a la habitación donde estaba su madrina.  

Había quedado con una mujer para ir a Murcia y lo hizo tras el crimen. Le han preguntado si le dijo a esta persona en el trayecto: "He hecho algo gordo, justiciero e ilegal". Respondió que no lo sabía, "sólo recuerdo que estaba alterado". Sí confirmó que el cinturón del albornoz lo quemó en la capital del Segura. Respecto al robo, negó que fuese uno de sus objetivos y sí que lo hizo para tapar los crímenes que había cometido. Reconoció que la tío le quitó el anillo del dedo, pero que el de la mujer no lo tenía puesto. Respecto al televisor, dijo que se lo entregó a un conocido que vio en la calle, que se dedicaba a la venta de droga, y le dijo que ya hablarían 

Cuando terminó el interrogatorio se dirigió al juez para decir: "No sabía lo que hacía", indicando el magistrado que tendrá derecho a la última palabra cuando acaben las tres sesiones de la vista oral.

Después entró en sala la mujer que cuidaba a los ancianos. "Me extrañó ver todas las luces apagadas y todas las puertas abiertas… Prendí la luz y ví a José muerto. Lo llamé varias veces y no me respondía, después fui a ver a la señora, quien estaba muerta en la cama y con un moratón en la cara. Me dio miedo y salí corriendo". También han declarado otras personas que vieron a José Miguel entrar en la vivienda. Hoy se celebrará la segunda sesión a partir de las diez en la planta baja del Palacio de Justicia de Cartagena.

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