Con mucha expectación, se celebró la primera de las tres sesiones con cinco acusados por una pelea que tuvo lugar en Santiago de la Ribera (San Javier) en 2005 cuando un guardia civil recriminó a varias personas que habían roto el retrovisor de un turismo, originándose una trifulca en la que se disparó el arma del agente hiriendo de gravedad a uno de los protagonistas.

VÍDEO: Extracto de la declaración del guardia civil:

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La primera sesión (las siguientes tendrán lugar los días 23 y 28) del juicio en la sección quinta de la Audiencia Provincial, en Cartagena, acogió las declaraciones de los cinco protagonistas. Por un lado, el guardia civil y su cuñado, representados por el abogado Aurelio Llanes. Por otro, tres amigos bajo la representación de los letrados Evaristo Llano y Jaime Pallarés. En este caso, los abogados actúan tanto como defensores como acusadores. Junto a ellos, el juicio contó con el abogado del Estado, Nicolás Valeiro (debido a que la Administración sería responsable subsidiaria en este caso), y la fiscal, que pide seis años y medio de cárcel para cada uno de los tres amigos, más diferentes pagos; una multa para el cuñado del guardia civil y dos años de cárcel más unos seiscientos mil euros para el agente. La acusación particular eleva la petición de cárcel al agente a nueve años y el desembolso económico a algo más de un millón de euros.

Los tres amigos, dentro de un grupo que era más amplio, habían estado bebiendo en varios bares de La Ribera en la noche del 23 de diciembre de 2005. En uno de ellos fue avisada la Guardia Civil pues se les señaló de incidentes, como era la rotura de un vaso, desperdigar cubitos de hielo, derribar un árbol de Navidad, tirar una silla y golpear una máquina de tabaco. Después, cuando se dirigían hacia su turismo, uno de ellos, José Antonio, rompió el retrovisor de un coche, saliendo el guardia civil y su cuñado, que habían observado el incidente desde una vivienda. Hasta ahí apenas hay discusión sobre lo sucedido, pero lo que tuvo lugar a continuación tuvo diversas versiones.

José A.G.H., el guardia civil, fue el primero en declarar, afirmando que salió para "llevar a cabo la identificación del autor de la rotura del retrovisor", señalando que la Ley le ampara sobre una actuación aunque esté franco de servicio, "por lo que me identifiqué varias veces". Después aseguró que llevaba la pistola "en la mano, pero siempre hacia abajo" y que efectuó un disparo al aire "al ver que estaba rodeado y que querían golpearme". Después dijo que aún tiene en la mente "el ruido del golpe con la maza en la cabeza de mi cuñado" y que a él, en tres ocasiones, se lanzaron a agarrarlo por el brazo cuando aún llevaba el arma, "cuando suena el disparo no sé si he dado al alguien; si no me cogen la mano y agarran la pistola, no se me dispara la pistola". La fiscal le preguntó cómo pudo darle por la espalda a otra persona si llevaba el arma hacia abajo, "no lo sé, yo no apunté a nadie, pues nunca lo he hecho y en este caso nunca perdí el control", dijo. También afirmó que las otras personas cogieron dos piquetas y una maza de la furgoneta en la que se iban a marchar y que las heridas de otro de los protagonistas se las produjo al caer y golpearse contra el bordillo".

José S.L.S. dijo que no le hicieron caso a su cuñado cuando se identificó y que, después, "me golpearon con la maza, no paraban de darme, pues pensaban que yo le había pegado a alguien, cuando no era cierto, y decían que me iban a matar". Dijo que no vio el disparo, aunque lo oyó, "pues estaba en el suelo tratando de sujetar a Rafael, no lo vi porque tenía encima al señor de la maza". También dijo que otro de los imputados "estaba como una peonza, iba a por mi cuñado y luego volvía contra mí", que este grupo "estaba muy agresivo, pues cuando al principio, antes de llegar, estaban peleándose entre ellos" y que en Urgencias "uno de ellos amenazó a médicos y policías".

Javier I.S.A. expresó que esa noche "iba sumamente bebido y no recuerdo nada. Sé que recibí un golpe, pero no sé de quien ni cómo". Sobre sus declaraciones hace seis años dice que las basó "en los comentarios que oía, pues mi estado de embriaguez era total, ya que había ingerido 2 ó 3 vasos de vino, unas 12 cervezas y varios cubatas".

José A.C.L., en silla de ruedas por las consecuencias del disparo que recibió esa noche, dijo que el agente "no se identificó" y que llevaba la pistola "en mano dirigida hacia mí". Aclaró que fue el autor de la rotura del retrovisor, "por una discusión sobre quién iba a conducir la furgoneta", para después afirmar que el guardia civil "me cogió por la pechera y me sacó del coche, mientras yo trataba de soltarme. También me dio un golpe en la cabeza con la culata del arma, para a continuación oir y sentir el disparo cuando yo estaba caído".

Rafael C.L., por último, aseguró que al ver al agente, con la pistola en la mano, "venir por la mitad de la calle, pedí auxilio. Luego, vi el forcejeo y cómo estaban con las manos en alto, entonces fui a defender a mi hermano, que estaba peleando con la otra persona, y fue cuando sonó el disparo".

Los testimonios de José A.G.H. y José A.C.L. se pueden escuchar más amplio en los vídeos adjuntos.

Indicar, por último, que entre los espectadores estaban familiares y amigos de los acusados, además de algunos guardias civiles.