Escrito por Carlos Illán - AgenCYA. Viernes, 20 de diciembre de 2013
La alarma social se desató a finales de 2011 en la zona de Los Alcázares y San Javier cuando seis mujeres denunciaron violaciones y agresiones sexuales de un hombre "que iba en bici". Días antes de acabar dicho año fue detenido un joven como supuesto autor. Ayer se sentó en el banquillo de acusados de la Audiencia acusado de dos violaciones, dos agresiones sexuales, otras dos en grado de tentativa y de tres robos con violencia, sumando en total las penas solicitadas 40 años. El imputado se declaró inocente y afirmó que las declaraciones que firmó lo hizo bajo amenazas de la Guardia Civil.
Extracto de las declaraciones del acusado a preguntas de la fiscal:
"Un joven magrebí con ojos saltones, pelo rizado y diente como Ronaldinho que va en bicicleta". Así definieron las víctimas a la persona que las había forzado sexualmente y, en alguno casos robado, hace dos años, en concreto, entre el 23 de octubre y el 17 de diciembre de 2001, que es cuando se sitúan las denuncias de las seis mujeres que ayer se abordaron en la sala de vistas de la sección quinta de la Audiencia Provincial, en Cartagena.
La fiscal y la acusación particular, que lleva el letrado José Antonio Izquierdo, solicitan dos penas de 12 años de cárcel por delitos de violación, cuatro por dos delitos de agresión sexual, uno por otros dos en grado de tentativa y dos años por tres delitos de robo con violencia para el que consideran que era 'el violador de la bicicleta'. Izquierdo añade el agravante del lugar en el asunto de la mujer que representa. En total, 40 años de prisión, más 60.000 euros de indemnización para cada una de las dos mujeres violadas y 8.000 para el las otras cuatro. La defensa, que lleva el abogado Matías Lafuente, reclama que sea absuelto.
El acusado fue el primero en declarar. A.E.J. tiene 20 años, es de origen magrebí y habla un perfecto español. Está en prisión desde el 30 de diciembre de 2011. Negó todas las acusaciones, "no voy por ahí tocando el culo, pegando o amenazando a nadie ni soy un agresor sexual ni un enfermo", afirmando que las declaraciones que firmó en el cuartel de la Guardia Civil en la que se reconocía autor fueron forzadas: "Me pegaron y me amenazaron de muerte, hasta con un arma; me ponían un papel con lo que tenía que decir y si no lo hacía me pegaban. Firmé los papeles sin que me dejaran leerlos y hasta un agente se hizo pasar por un abogado", añadiendo que tiene presentada una denuncia en un juzgado de San Javier por este asunto. La fiscal le preguntó por qué no contó esto cuando declaró ante el juez en la instrucción, "por miedo", respondió. "Y sigo con miedo en prisión, vigilando cada día que no me den una puñalada por la espalda".
La representante del ministerio público le preguntó por los casos denunciados, de los que sólo reconoció uno, "pero que fueron relaciones consentidas en un parque", para después decirle que estaba confundiendo "fechas y lugares con tantos asuntos, ¿ha dicho alguna verdad?", le preguntó, al igual que: "Si no es usted, ¿por qué todas las víctimas le reconocen?". AEJ dijo que no sabía el motivo y que en la vida "he tenido problemas con nadie".
La investigación policial que acabó con su detención tuvo como clave el teléfono móvil que le fue robado a la última de las víctimas. La Guardia Civil solicitó un oficio a la compañía telefónica para su localización e interceptación, descubriéndose que una persona ecuatoriana (fue acusado de receptación de material robado) lo tenía. Éste afirmó que lo había comprado a un tal 'Franqui', quien a su vez señaló al ahora imputado. "Ese Nokia no era mío, se lo compré a un suramericano", aseveró AEJ.
Después le tocó el turno a las seis mujeres, de las que una no compareció. Declararon tras un biombo, cada una relatando lo sufrido en Los Alcázares (en cuatro casos), San Javier y urbanización Euro-Roda de San Javier. Tres reconocieron en sala al acusado, otra no y una quinta dijo tener dudas. Sí expresaron esas dramáticas vivencias, cada una en su caso particular, desde la que sólo pensaba en que no la hicieran daño y que se vio "anulada cuando me cogió por el cuello y me tiró al suelo" o la que llegó a orinarse encima por el miedo que pasó. También la que sufre problemas psicológicos que se han avivado con la celebración del juicio, las que fue un capítulo que tratan de olvidar y las que tienen miedo a salir solas. Dos llegaron a llorar, incluso, durante la vista oral. Cabe apuntar que en cinco casos se trataba de personas que habían salido a pasear con sus perros.
La fiscal y el abogado José Antonio Izquierdo mantuvieron sus peticiones de pena en las conclusiones, resaltando los testimonios de las víctimas y, en el caso de la mujer que el acusado dijo que había mantenido relaciones consentidas en un parque, destacar Izquierdo que el forense "que la atendió escasas horas después de la agresión ha afirmado que el estado en el que estaba no era el de una persona que hubiese accedido a mantener relaciones sexuales".
La defensa, por su parte, mantuvo la petición de absolución. "Estas mujeres han sufrido agresiones sexuales, pero no el autor no ha sido mi cliente; es otra persona, quizás con rasgos faciales parecidos, pero no éste, del que testigos han declarado que es una persona modélica, trabajadora y buen estudiante". También dijo que de las seis víctimas, "una no ha venido, dos no lo han identificado, otra no lo hizo en instrucción y ahora sí, y está con la que fueron relaciones consentidas; cuando se trata de un asunto tan grave como éste se precisan identificaciones claras y no indicios".
El juicio, que duró más de tres horas, quedó visto para sentencia del tribunal integrado por Miguel Ángel Larrosa, Fernando Fernández-Espinar y Matías Soria.
Este asunto generó una alarma social de la que se hicieron eco, ya no sólo los medios de información de la Región, sino también nacionales, como la conocida revista Interviú.
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