La tragedia de Santiago de Compostela ha traído a la memoria los accidentes de Chinchilla y Tobarra de sendos vehículos Talgo que cubrían la distancia entre Cartagena y Madrid. Ahora, diez años más tarde y cuando la responsabilidad en Santiago del conductor está como constante noticia diaria, algunos lectores han pedido conocer qué paso y el destino judicial de los responsables. Un fallo humano y otro mecánico fueron, respectivamente, los causantes, según las sentencias, de aquellos sucesos.

Entonces, al igual que está ocurriendo ahora con la tragedia de Santiago de Compostela, se abrió un amplio debate sobre las causas de los accidentes y sus responsables. ¿Fallo humano?, ¿error de la compañía?, ¿de ambos?...

Tobarra
El 4 de enero de 2003 descarriló en Tobarra (Albacete) el Talgo que había salido de Madrid con dirección a Cartagena. El motivo fue que la barra de frenado se desprendió de la base de la locomotora. Entonces, las autoridades aseguraban que la causa fue una falta de inversión en el mantenimiento, mientras que Renfe lo atribuía a una gamberrada. El resultado fue de dos mujeres muertas y treinta y cinco heridos, entre los que figuraba una cartagenera que resultó parapléjica. Renfe ofreció una indemnización que muchos rechazaron y la actividad judicial tardó más de los esperado en iniciarse, según denunciaron entonces algunas víctimas. En el presente año han quedado todos indemnizados tras un acuerdo con la aseguradora de Renfe y tras llegar las demandas al Juzgado Central número 9 de Lo Contencioso de Madrid. Sobre la responsabilidad, el juzgado de Instrucción número 1 de Hellín (Albacete) ordenó en 2006 el sobreseimiento de la causa, atribuyendo en su sentencia la causa a un fallo mecánico con error en la revisión. No existieron responsabilidades penales al considerar que la avería que la avería era difícilmente detectable en una inspección visual y no existió una acción u omisión voluntaria que provocase una situación de riesgo. Dejó abierta una vía civil para la reclamación de las familias de la víctimas.

Chinchilla
Diecinueve personas perdieron la vida (la mayoría de la Región de Murcia) y unas cincuenta resultaron heridas el 3 de junio de 2003 cuando el Talgo de la línea Madrid-Cartagena (llevaba 82 pasajeros) chocó contra un tren de mercancías en Chinchilla. Entre los fallecidos figuraban vecinos de Cartagena como José Manuel Egea (maquinista), Javier Aguirre Pastor, Bibiano Conesa Sanz, José Manuel Murcia Martínez y María Luisa Barnuevo Cavanillas. Entre los heridos estaba la presidenta de Hostecar de Cartagena, Francisca Naranjo. La sentencia del juzgado de Lo Penal número 1 de Albacete (133 folios) salió en junio de 2006, estimando el juez que la causa fue un error humano (descartó falta de medidas de seguridad), condenando al factor de Chinchilla a dos años de prisión, aplicándole la atenuante de reparación del daño debido a que intentó detener los trenes cuando se dio cuenta de lo que iba a suceder.  José Luis Díaz Córcoles no llegó a entrar en la cárcel al indicar el juez que es un trabajador, padre de dos hijos, uno de ellos con minusvalía, "por lo que no serviría de nada su ingreso en prisión". La sentencia también estimó como responsable civil a la aseguradora Mapfre y como subsidiaria a Adilf (antigua Renfe), además de elevar en un 30% las cuantía de las indemnizaciones sobre el baremo establecido para accidentes de automóviles. El juicio acogió 18 acusaciones particulares, que solicitaban dos años de prisión para el acusado, salvo tres que pedían cuatro.