La cruzada del Ayuntamiento de Cartagena contra las cacas de perro que ensucian calles y parques y son una molestia para los viandantes, comienzan a dar sus frutos a través del trabajo de una unidad de agentes de paisano de la Policía Local. El balance del primer semestre registra 102 sanciones contra los propietarios de los perros, de las que 63 se debieron a no recoger las deposiciones de sus mascotas en la vía pública.

Desde el pasado mes de diciembre, esta unidad especial se dedica a vigilar zonas del municipio frecuentadas por los perros y sus propietarios, para comprobar que se cumplen las ordenanzas municipales de animales de compañía, principalmente en cuanto a la recogida de los excrementos y las medidas de seguridad que se deben adoptar.

Así durante el primer trimestre de 2013, los agentes de paisano han posibilitado la tramitación por parte de la Concejalía de Sanidad de 102 sanciones contra los propietarios de los perros, de las cuales el 61,7 por ciento, es decir 63 multas, estaban motivadas por no recoger de la vía pública las deposiciones de sus mascotas.

En cuanto al resto de sanciones, 22 impusieron por llevar sueltas las mascotas; de las que 20, eran de razas consideradas peligrosas.

Otras nueve se impusieron por la tenencia de perros  peligrosos, sin la precepctiva licencia y cuatro por abandono u otras causas.

Como dato a tener en cuenta, en 2012 el número de sanciones procedentes del control de perros fue de 44, cifra que se ha visto ampliamente superada en apenas los tres primeros meses de este año 2013, gracias a esta unidad policial de paisano.

Desde que comenzara a funcionar, en diciembre del pasado año, son ya 146 las multas que ya se han tramitado, destacando que las sanciones por heces de perro en la calle van de 30 a 300 euros.

La labor de vigilacia de esta unidad es general en todos los parques y calles de la ciudad y los barrios, si bien centran su actividad en zonas donde se producen mayores quejas ciudadanas, como la zona de Benipila y a largo de la Vía Verde del Barrio de Peral.

Ordenanza
Entre otras cuestiones la ordenanza municipal de animales de compañía establece:

- En las vías públicas los animales de compañía deberán ir debidamente identificados y sujetos por correa o cadena y collar.

- Los animales de la especie canina catalogados como potencialmente peligrosos, deberán llevar obligatoriamente bozal apropiado para la tipología racial de cada animal. Igualmente serán conducidos y controlados con cadena o correa no extensible de menos de 2 metros sin que pueda llevarse mas de uno de estos perros por persona. Los que se encuentren en una finca, casa de campo, chalet parcela, terraza ,patio o cualquier otro lugar delimitado, habrán de estar atados, a no ser que dispongan de habitáculo con la superficie , altura y adecuado cerramiento, para proteger a las personas o animales que se acerquen a estos lugares.

- La presencia de animales potencialmente peligrosos en lugares o espacios públicos exigirá que la persona que los conduzca y controle  tenga la licencia administrativa correspondiente y el animal esté inscrito en el Registro Municipal de animales potencialmente peligrosos.

- Está terminantemente prohibido el acceso de animales a la arena de las playas, zonas públicas de baño, así como en aquellas arenas que se encuentren en plazas o vías públicas.

- Las personas que conduzcan perros y otros animales, impedirán que estos, depositen sus deyecciones en las aceras, paseos, jardines, y en general en cualquier lugar dedicado al tránsito de peatones. Para que evacuen dichas deyecciones, si no existiera lugar señalado para ello, deberán ser llevados a la calzada, junto al bordillo y lo más próximo al imbornal del alcantarillado, o en zonas no destinadas al paso de peatones ni a lugares de juego.

-El responsable del animal, está obligado a recoger y retirar los excrementos, incluso debiendo limpiar la parte de la vía pública que hubiera sido afectada, de manera higiénica aceptable, mediante bolsa, papel, recogedor, etc. y depositarlos en el contenedor mas próximo.

- Los perros podrán estar sueltos en las zonas acotadas al efecto por el Ayuntamiento, excepto los que presenten algún peligro para el resto de los usuarios de la instalación. En los parques públicos que no haya zona acotada, deberán circular atados.