Tres procuradores cartageneros recibieron el viernes una insignia y un diploma por trabajar durante veinticinco años sin nota desfavorable alguna en su expediente profesional. Agustín Rodríguez, Luisa Abellán y Pedro Javier Pujol fueron los protagonistas del día, donde se les reconoció el esfuerzo y el empeño que han puesto durante todo este tiempo para hacer bien su trabajo.

Si nos remontamos al día en el que juraron su cargo, los tres lo recuerdan como si se tratara de ayer, pero no es así, “pues los años pasan, aunque no nos demos cuenta”, dice Luisa. Pedro y ella juraron el cargo juntos, en una sala habilitada para ello en los juzgados de la calle Ángel Bruna, mucho antes de ser remodelados, donde también se encontraba el Colegio de Procuradores.

El azar del destino pudo ser el que hiciera que algunos de ellos comenzaran a ejercer la procura, como es el ejemplo de Luisa, quien estudió Magisterio, pero nunca se dedicó a ello. El caso contrario es Pedro Javier Pujol al seguir los pasos de su padre, quien también fue procurador y lo recordaron tanto él como Agustín Rodríguez cuando recogieron su 'premio' por buenos trabajadores.

Aunque la profesión sigue siendo la misma, ha cambiado la manera de ejercerla, y los procuradores han ido adaptándose a numerosas novedades que la Justicia ha implantado, entre ellas la informatización de los procedimientos. El fin de todas ellas es agilizar los procedimientos e intentar facilitar las tareas a todos profesionales, aunque en realidad no es así, ya que es más el trabajo diario que soportan los procuradores.

Durante el acto celebrado en el Colegio de Procuradores, Luisa, en representación de sus compañeros, fue la encargada de plantear una reflexión pública sobre el estado de la misma:

“En un día como hoy, en el que cumplimos 25 años de trabajo como procuradores, nos gustaría, nos obstante, poder expresar el sentir de nuestros compañeros del que nos hacemos eco. Tras un periodo de tiempo a partir de la informatización de nuestra profesión, ésta nos ha dado más responsabilidades y, como consecuencia, ha aumentado el volumen de trabajo que, en ningún caso ha tenido una retribución económica. ¿Es más dificultoso nuestro trabajo ahora o antes?”

Con ese sabor agridulce se desarrolló su día, aunque la compañía de los seres queridos, los recuerdos y las anécdotas de todos estos años hicieron que la balanza se inclinara más hacia los buenos momentos y hacia la satisfacción por el trabajo bien hecho.

Agustín Rodríguez, Luisa Abellán y Pedro Javier Pujol en el momento de la entrega del diploma e insignia: