Si nos remontamos a nuestros antepasados, el pueblo de Israel después de algún tiempo de reivindicaciones consiguió su libertad, siendo expulsados por el Faraón, que había iniciado la XVIII dinastía, hacia la tierra prometida.

Tras una lucha diaria se hizo lo propio en Egipto, Sudáfrica, Túnez, Grecia, Irak y Ucrania, entre otros. Y ahora, en España, podemos dar cuenta de las diferentes mareas de colores (blancas, rosas y negras), para referirnos a sanidad, al sector minero, al movimiento para defender el derecho al aborto, etc.

Y últimamente nos damos cuenta de que nos hacen caso, de que los  políticos están dando marcha atrás a sus decisiones.

No es que salgamos a la calle diciendo hemos ganado, ni mucho menos. Únicamente queremos manifestarnos públicamente y en nombre de nuestros vecinos decir que no tenemos que llegar a la lucha, que existe otros medios pacíficos para pedir que nos escuchen.

Rompemos una lanza a favor del movimiento vecinal, de nuestros vecinos de Burgos, que hicieron posible que el gobierno recapacitase.

Aquí cerca, a nuestros vecinos de San Pedro del Pintar que han hecho posible que el Gobierno municipal no pusiera en marcha el control de la ORA. Y ahora a nuestros compañeros de Madrid que, tras muchísimas manifestaciones en la calle, han logrado que no se llevara a cabo la decisión de la Comunidad de Madrid de privatizar la sanidad pública.

Con eso sólo nos queda pedir a los políticos, que trabajan en los diferentes foros únicamente gracias a nuestros votos, que cuando llegue el momento sepan escucharnos.

No queremos participar, ni mucho menos, en sus decisiones, únicamente que nos escuchen porque nosotros, sintiéndolo mucho, somos más realistas que ellos, vivimos en la calle, tomamos el pulso del vecino y sabemos qué es lo que pasa a pie de calle. Por desgracia, ellos no. Seguimos reivindicando la posibilidad de participar en el modelo de barrio porque con ello participaremos en el modelo de ciudad.

Ayer un grupo de vecinos de mi barrio pasó el día en un parque temático de la Región.

Es bonito y enternecedor pasear para ver las diferentes especies en sus hábitats y contemplar cómo se desenvuelven.

Hasta ahí todo normal. Ver  las habilidades de los animales, disfrutar de los talleres que se realizan, comprobar la destreza de los monitores con las rapaces y compartir todos esos momentos con los allí presentes. Pero tengo una pena.

¿Cómo no se han dado cuenta que, mientras vamos contemplando las diferentes parcelas, cuando llegamos concretamente a una especie, (perdonad que no recuerde exactamente a cuál, sé que estaba justo al lado de las serpientes), todo estaba muy limpio, con los comederos a punto y llenos de crías de pollitos muertos?

No se puede poner ese tipo de alimento para los animales, aunque sean especies carroñeras, cuando las jaulas están siendo visitadas por niños y niñas de muy diferentes edades. A unos pequeños se les puede explicar  por qué los pollitos son alimento para esas especies, pero a otros no y esa visión daña su sensibilidad.

Creo que ese comedero debería de estar en otro sitio, quitándolo de la vista del público, porque entiendo que poco a poco los padres somos los que deberemos decir a nuestros hijos de qué se alimentan algunos animales, y que no lo descubran de esa manera, viendo cómo están muertos para que otros se los coman y vivan.

Entiendo por lo tanto y sugiero que sea revisado concretamente ese lugar para, si lo creen oportuno los encargados, sea otro el lugar y no a la vista del público donde se depositen los alimentos para esa especie.

Esperando sea tenida en cuenta nuestra sugerencia por el bien de los niños y sepan comprender nuestra postura.