'Desafíos hispanos'
Con más 'pitos que aplausos', los medios de comunicación han informado que 'contraviniendo' los mandatos useños, el gobierno de Méjico le ha comprado al de Venezuela una importante envío petrolífero, en trueque con gasolina refinada, pese a que el mandatario Maduro sea justamente criticado por casi todo el mundo… y por todo el mundo alineado con USA, con el capitalismo.
Ignoro qué habría hecho Méjico si, en vez de un país hispano, hermanado con él por tantas razones, hubiera sido uno asiático, o africano…Â Pero su actitud solidaria no es única…
España, la España europea, sufrió un terrible aislamiento económico, político y social, en 1946, cuando la ONU ordenó la retirada de embajadores, pese a que había permanecido neutral durante la IIGM, y pese a las iniciales simpatías por el 'eje', debido a su ayuda durante la Guerra Civil…
Aquellos terribles años posbélicos, en una España arrasada., coincidieron temporadas de pertinaz sequía ( como machaconamente repetía Franco), con carencias de todo tipo, sin combustibles, con hambre, con tuberculosis, con muertes por inanición…
Y del mismo modo que -ahora- ha hecho Méjico con el desafortunado y hambriento pueblo venezolano, otrora boyante, hizo Argentina con España, contraviniendo a la ONU, con un primer envío de 400.000Tm de trigo, a la que siguieron otros envíos de carne y otros alimentos básicos. La Argentina de Perón -y de Evita- salvó de la muerte a miles de españoles.
Y más… Cuba, tras la revolución de 1957, con un Fidel al frente transitando hacía un comunismo que aún perdura, irrita a su poderosísimo y soberbio vecino useño que, tras fracasar en un casi cómico desembarco ordenado por Kennedy, organizó otro feroz aislamiento , orquestado por la sumisa por la OEA. Una de las consecuencias del aislamiento era la prohibición de atracar cualquier barco en los puertos USA si, en cualquier otra ocasión, lo había hecho en puertos cubanos…
España, pese a que ya estaban vigentes los acuerdos hispano-americanos, fundamentales para nuestra total incorporación al llamado Mundo Libre, no aceptó la imposición y continuó manteniendo las relaciones diplomáticas y el comercio, con los buques de la 'Cia. Transatlántica' con normalidad…, pese al radical anticomunismo de Franco. Eso no lo olvidó nunca el pueblo cubano…ni Fidel.
Cuando en 1975 muere Franco, el comunista presidente del Gobierno Cubano, Fidel Castro decretó tres días de luto nacional…
Y aún esperamos más 'desafíos hispanos'.
'Conmemoración del día de la República'
En este 14 de abril se cumplen 89 años desde que se proclamara en España la II República, esa fecha en la que quedó impregnada la geografía española de la "primavera de los pueblos". Este acontecimiento histórico supuso la ilusión de quienes nunca la tuvieron; de quienes nunca creyeron que los avances de un país iban a mejorar su esperanza y sus vidas. Supuso un halo de expectativas ciertas para, como decía Machado, los que, sin nombrar la Patria, no la venden (como los que sí la nombran), sino que la compran y la levantan.
Porque quienes conmemoramos la II República no anhelamos un simple cambio de Jefatura, un quítate tú (monarca) para ponerme yo (presidente republicano), porque la República supone la restauración de una serie de valores absolutamente irrenunciables: la democracia, la libertad y la justicia social.
Pero esto, alguien puede pensar, ya lo trae la Monarquía. Ya lo estamos viendo. En primer lugar, no hay ninguna razón para pensar que alguien por el simple hecho de tener sangre azul está capacitado para dirigir los designios de un país; en segundo lugar, no hay libertad, ni mucho menos democracia, cuando no se puede destituir o echar a cualquier cargo de su puesto por mala gestión o malas prácticas y; en tercer lugar, ¿cómo en pleno siglo XXI puede haber una persona que es irresponsable de sus actos?; ¿cómo en una democracia, que se considere como tal, se permite que una persona no pueda ser juzgada haga lo que haga? Por eso en el proceso constituyente tendente a la implantación de la III República, la tarea inmediata ha de ser una reforma del titulo II de la Constitución, para limitar la inviolabilidad absoluta de que goza la monarquía a la esfera ejercida por su cargo exclusivamente.
Siendo lo anterior esencial, lo realmente importante en los valores republicanos es la tercera pata, la justicia social, es decir, la solidaridad, que significa cuidar a los sectores sociales más débiles, los más vulnerables. Y, por ello, La República es la defensa de LO PÚBLICO, la defensa de la Sanidad Pública, de la Enseñanza Pública, de la Dependencia, de las Pensiones Públicas, de la Gestión Pública en general.
Protegemos el Pensamiento Crítico frente al Pensamiento Único, al que ciertos sectores de la sociedad quieren volver. Así entendemos la lucha por la Libertad, por la potenciación de la cultura, la ciencia y la educación pública. La libertad significa también apostar por un Estado Laico, que respete la libertad de creencias y no creencias, sin privilegios confesionales.
Pero defender la República, es bastante más, es defender la máxima extensión de derechos:
Como la lucha de la mujer, el feminismo, que forma parte del activo republicano. Recordemos los grandes avances que se dieron en el primer bienio de la II República, y que la ideología y práctica de la dictadura franquista, el nacionalcatolicismo, anuló a partir de 1938, humillando y vejando la imagen y el símbolo de la mujer como persona protagonista y responsable de sus actos.
La defensa de la Inmigración. Tenemos que velar por ella aunque sólo sea por recordar a aquellas personas compatriotas que tuvieron que exiliarse por defender la legalidad vigente en aquel momento, la democracia y la libertad. Teniendo en cuenta que nadie sale de su tierra por capricho, sino que razones de orden económico, de persecución, de guerra, de supervivencia… en definitiva, estamos obligados, por Humanidad, por Solidaridad, a tener siempre las fronteras abiertas.
La defensa y el respeto a nuestro Medio Ambiente, apostando por las energías renovables y haciendo una vida más en contacto con la Naturaleza. Velando por la economía y el comercio de proximidad.
Y, por último, y no menos importante, es el derecho a la indiferencia. No habrá democracia ni libertad plena si cada persona no puede vivir como le pida el cuerpo, de tener la familia que más se adecue con sus intereses vitales, de amar a quien se quiera y de ser como su cuerpo le pida que sea.
Hoy, ante la crisis sanitaria que el mundo está padeciendo, son más necesarios que nunca la puesta en práctica de estos valores que, más pronto que tarde, serán una realidad.
ÂÂ
Salud y República.
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