Jueves, Julio 04, 2024
   
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Sin tolerancia vecinal no evolucionarán las cruces de mayo

Me piden que haga el pregón de la Cruz de Mayo de la Hermandad de Romeros San Ginés de la Jara-Foro Cultural Taurino de Cartagena y preparo una breve historia sobre nuestras fiestas patronales y como se pueden consolidar haciéndolas llegar al centro de la ciudad, donde en todas las ciudades de nuestro Mediterráneo nos llevan años y no estaría mal que aprendiéramos de lo que hacen bien nuestros vecinos.

Cartagena pide a gritos salir a la calle, compartir, convivir, relacionarse, y poder hacerlo con hijos, nietos, amigos y vecinos en una explosión de alegría y comunicación, el sector comercio y establecimientos de todo tipo lo necesitan y todos estamos de acuerdo en esto principalmente nuestro Ayuntamiento, pero se lo estamos poniendo muy difícil, ¿Por qué digo esto?. Si tomamos como referencia las Hogueras de San Juan, Elche, Valencia, etc., podremos comprobar que todas se desarrollan en las calles y plazas de la ciudad, donde participan todos los vecinos.

Empezamos hace muchos años con las barracas del muelle y la velada marítima con una puerta de entrada de miles de bombillas de colores digna de cualquier Feria de Andalucía, hasta que en 1972, una desgracia acabó con aquellas fantásticas Fiestas del Carmen y Santiago. Después de muchos años ausentes de fiestas en la ciudad, un grupo de cartageneros que nos negamos a esta situación, entre los que se encontraba el hiperactivo Tomás Martínez Pagán, se piensa en rescatar la historia Romana y la conquista de Carthago, empezamos de forma muy tímida en el paseo del muelle, después en el Parque de Artillería y tal eran las ganas de volver a tener fiestas en Cartagena que evolucionó como un cohete hasta llegar a declararlas bien de interés turístico, pero siguen estando fuera de la ciudad para perjuicio de todos.

Llegan las Cruces de Mayo, auspiciadas por las distintas cofradías de Semana Santa de Cartagena y empiezan a tomar cuerpo en estos primeros años y conseguimos que la gente vuelva a masificar las calles de nuestra trimilenaria durante dos días, tanto es así que cada año hay más autorizaciones para instalar la CRUZ en su área de influencia para de esta forma diversificar y que se reparta por zonas, de tal manera que los cartageneros se puedan mover y disfrutar de todas ellas, ya empezamos a parecernos en algo a lo que otras ciudades ya gozan durante muchas décadas y esto ¡es bueno, muy bueno!, aunque sigue sin estar completa en tanto no tengamos nuestra feria taurina.

Resulta que todo cuanto hemos ido demandando durante muchos años y que ya empezamos a ver el resultado de lo que Cartagena trataba de encontrar para bien de todos los cartageneros, se le empiezan a poner “trabas y zancadillas” ahora este año 2015 que se instalan más de doce cruces nuevas como resultado del éxito de años anteriores, los vecinos ‘cosen’ a denuncias al Ayuntamiento que se ve obligado a establecer unas normas y unos horarios que para nada benefician la trayectoria de la exaltación de las Cruces de Mayo que dan vida a toda la ciudad. Veréis mis queridos vecinos cartageneros, en las ciudades vecinas que antes he mencionado sus habitantes tienen una disponibilidad y capacidad de sacrificio muy importante, porque ellos mismos participan de sus fiestas y saben de la importancia que tienen para su pueblo y eso que ellos las soportan durante siete días.

Cartagena sólo pide dos días, ¿eso es mucho?. Si no somos capaces de entender ese pequeño sacrificio para bien de todos ‘apañaos’ vamos, y quiero dejar claro que en este caso no culpo para nada a nuestro Ayuntamiento, que tiene la difícil tarea de gobernar para todos, por tanto el que estas fiestas de la cruces de mahyo se consoliden en lo que siempre hemos buscado, que en Cartagena ciudad por lo menos dos días al año haya una explosión de vida, color y música capaz de hacer que nadie se quede en casa, dependerá de la capacidad de sacrificio de los cartageneros. Éste ha sido mi pregón.

 

Primero de mayo. Día internacional de los trabajadores

El día uno de mayo es la fiesta, con nombre propio, del movimiento obrero mundial. Jornada que se utiliza habitualmente para realizar las diferentes reivindicaciones sociales y laborales, conociéndosele también como ‘Día del trabajo’.

Los hechos hay que buscarlos en los albores de la revolución industrial en los Estados Unidos. Del oeste y del sudeste llegaban cada año por ferrocarril miles de ganaderos desocupados, creando con ello las primeras villas humildes que darían albergue a ciento de miles de trabajadores. Con la particularidad que estos centros urbanos fueron los receptores de emigrantes procedentes de todo el mundo a lo largo del siglo XIX.

Una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores era la jornada de 8 horas. Consistía en hacer valer la máxima ‘ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la familia’, pues anteriormente existía una ley que prohibía trabajar más de 18 horas, “salvo en caso de necesidad”. Si no había tal necesidad, cualquier funcionario de una compañía de ferrocarril que hubiese obligado a un maquinista o fogonero a trabajar jornadas de 18 horas diarias debía pagar una multa de 25 dólares. Esto es lo que ocurría a grandes rasgos en Estados Unidos de America..

En España comienza la primera manifestación, como una jornada de carácter reivindicativo, permitido por la Ley de Asociaciones, de la Restauración, que al no ser festivo la celebración de los actos públicos se tuvo que trasladar al domingo siguiente. Fue prohibida durante los siguientes dos años, y una vez legalizadas estas manifestaciones y desfiles, fueron calificados por la prensa escrita de la época, de una manera muy distinta, mientras que para unos este tipo de actos constituía una expresión de paz y libertad para  otros era nuna expresión de desorden y violencia.

De 1923 a 1930, el ‘Día del trabajo’ se celebró sin manifestaciones debido a la privación de este derecho durante la dictadura militar del General Primo de Rivera. De 1931 a 1936, durante la II República, se conmemoró en las principales ciudades española.

Pero la iglesia no ha estado insensible a estos eventos, pues hay dos ejemplos muy claros el primero de ellos, la encíclica ‘Rerum Novarum’ del Papa León XIII del 15 de mayo de 1891, era una carta abierta dirigida a todos los obispos que trataba sobre las condiciones de los trabajadores. En ella el papa dejaba bien claro su apoyo al derecho laboral, de formar uniones o sindicatos pero sin acercarse al marxismo.

El segundo ejemplo fue en el año 1954, cuando el Papa Pío XII declaró el uno de mayo la festividad de San José Obrero, en la plaza de San Pedro de Roma, añadiendo un mensaje católico a este día, y abriendo en un nuevo concepto de ‘obreros católicos’, con reivindicaciones  sociales y de fe siempre a la oposición de métodos e ideas de organizaciones comunistas y socialistas. En opinión del Vaticano, antes de esta declaración, este día se basaba en el odio, y odio hacia la religión

Esto es a grandes rasgos lo que constituye la celebración de la festividad del primero de mayo, concretamente el día que salen a la luz pública todas nuestras reivindicaciones sociales que nos asisten de pleno derecho

 

En la actualidad muchos países rememoran el 1º de Mayo como origen de movimiento obrero moderno. Hay algunos que no lo hacen siendo en general países de colonización británica, sirviendo como ejemplo los Estados Unidos de Norteamérica y Canadá, que celebran el ‘Labor Day’ (Día del Trabajo) el primer lunes de septiembre.

 

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