Tras los resultados del 20D, parecía una quimera pensar algo así, pero apenas unos meses más tarde, son varias la señales que indican que, más allá del manido y ya parece que inevitable ‘sorpasso’ al PSOE, se pueda aspirar a algo más.

El ‘debate’ (por llamarlo de algún modo) entre Iglesias y Rivera, el esperpéntico vídeo del bar de C’s, la persistente actitud estratégica de los socialistas que parece llevarles a un desastre aún mayor que en diciembre, y el último vídeo electoral del PP (merengue incluido), son señales inequívocas de que ninguno de ellos parece leer correctamente lo que de verdad preocupa e indigna al pueblo español, circunstancia que sin duda puede hacer crecer las expectativas de voto de Unidos Podemos de aquí al 26J.

Porque no es en Venezuela, ni China, ni Grecia, ni ningún otro lugar donde están puestas las miradas y las esperanzas de una ciudadanía descontenta, hastiada e indignada con la clase política en general, sino en sus problemas diarios, en los desahucios que no cesan, en los recortes crecientes, en el deterioro de la Sanidad y la Educación Públicas, y en tantas otras cosas de las que nada puede esperarse de quienes son directa o indirectamente responsables de esta situación.

La corrupción generalizada desde hace décadas, de la que los Bárcenas, Gürtel, sobresueldos, cajas B, Púnica, los Ere, las mordidas y comisiones, las adjudicaciones irregulares, evasiones a Suiza, sociedades en Panamá y otros paraísos fiscales, etc. no son sino la punta de un enorme iceberg de lo que parece haber sido un saqueo sistemático del erario público en favor de unos pocos y su gente de confianza.

El análisis y promedio de las diversas encuestas publicadas en la primera semana de junio reflejan una tendencia cuyo techo sólo se comprobará el día de las elecciones. Si durante estos días, la tradicional abstención de mucha gente descontenta con el sistema y los partidos consigue reducirse, todo será posible este 26J.

Dos semanas de bombardeo sistemático de ideas, programas, propuestas, etc., que en algunos casos nos saturan, e incluso pueden hacernos que hasta nos hartemos tanto de la política y de los ppolíticosp que ni vayamos a votar…  (cuentan las ‘malas lenguas’ que seguro que al menos un partido desea que eso ocurra, que no acudamos en masa la gente a votar, en especial  la gente desencantada con la política  actual y con los políticos en general, mientras que los fieles ese mismo partido político que quiere que no acudamos a votar, tiene a miles de afiliados y simpatizantes por toda España, religiosamente adoctrinados para ir a votar sí o sí).

Pues yo soy de la opinión que hay que ir a votar, precisamente para botar de las instituciones a quienes nos han estado ‘recortando’ tanto la vida como nuestros derechos civiles y políticos. No voy a decir a quién hay que votar, la oferta política es grande y la gente es lo suficientemente libre para elegir votar libertad o servidumbre, porque para mí esa es la cuestión. Seguir sometido “a los mercados” o decidir en qué clase de país quiero vivir. Sí que tengo claro qué opción política no voy a votar, porque no tolero la corrupción en ninguna de sus formas. Hay que limpiar las Instituciones de una vez, pues se han convertido en un estercolero y sometido a gran parte de nuestra sociedad en seres sumisos y obedientes de las órdenes que reciben de sus “amos”. ¿Realmente salimos del feudalismo en España? A veces lo dudo…

Yo seré (quizá) de los pocos españoles que sí desean que haya elecciones, y me reafirmo en la idea de sí que quiero que haya elecciones nuevamente, porque a mí en las pasadas me dejaron sin votar, pese a que tuve que superar un calvario para poder pedir votar desde el extranjero y cumplí todos los plazos requeridos para ello.

Hasta las pasadas elecciones de diciembre del año pasado, había votado en todos los comicios desde  que tengo la mayoría de edad, incluso voté en el Referéndum sobre la Constitución Europea. En cambio, en las pasadas elecciones generales, mi voto emitido desde el extranjero no se contabilizó pese a que tuve que pagar para que éste llegara por carta certificada y urgente (pues el voto por correo es gratis en España pero fuera del país hay que abonar la tasa correspondiente) en Montevideo 420 pesos (algo más de 13 euros), certificando dicho envío postal el día 10/12/2.15 en Uruguay, dentro del plazo legal establecido para ello. Pues bien, mi voto no salió hacia España hasta el día 22/12/2.015, llegando a nuestro país, concretamente al aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid/Barajas el día 28/12/2.015, siendo entregado por Correos a mi Junta Electoral correspondiente el día 05/01/2016, fuera del plazo habilitado para la entrega en la Mesa Electoral asignada al ser yo un elector que estaba temporalmente fuera de nuestro país, conforme establece la normativa electoral general. Por lo que, oficialmente mi voto y el esfuerzo, el dinero y las molestias invertidos no valió para nada, pues no se emitió como válido.  No sé si fue nulo, no emitido, abstención o qué, solo sé que lo que voté no se vio reflejado en el resultado final de las elecciones.

A mi esposa le ocurrió otro tanto de lo mismo, y un voto quizá no cambia nada, dos, pudieran suponer que la balanza se incline hacia un lado u otro, pero si cientos de miles de votos sí fuesen contabilizados, sí que pueden decantar en un sentido u otro el resultado final de las Elecciones, como vimos ayer mismo con las elecciones en Austria donde se pasó el domingo al finalizar el voto físico escrutado de obtener la mayoría de los votos un partido de extrema derecha a, tras el recuento del voto por correo, obtener la victoria final el Partido Ecologista.

En nuestro querido país, España, desde el año 2011 se quedan unos 2.000.000 de compatriotas sin votar. ¿Os imagináis cómo cambiaría el panorama político si esos votos se contabilizasen como válidos? Creo que cambiarían bastante los resultados finales si se escuchara la opinión que desde fuera de nuestro país tienen nuestros vecinos y compatriotas.

Por suerte en nuestro municipio, nuestro alcalde es sensible a la problemática que viven nuestros vecinos emigrados (PINCHAR AQUÍ) y en la medida de sus posibilidades respalda a éstos y se adhiere a las reivindicaciones impulsadas por el colectivo Marea Granate y la Plataforma Dos Millones de Votos. Cosa que no podemos decir de otros actores políticos locales, regionales y estatales…

Gracias Pepe por oír a tus vecinos, aunque estén a miles de kilómetros de distancia, porque un cartagenero lo es aquí en la China meridional o en las antípodas.

Juan Francisco Terrones Martínez es vecino de El Algar (forma parte de la Junta Vecinal por MC), residente actualmente en Cartagena y ciudadano español por nacimiento.