Jueves, Julio 04, 2024
   
Texto


Un domingo cualquiera

Como es costumbre, el PP aprovechó un domingo cualquiera para lanzar un mensaje grandilocuente. En este caso, se podía leer el anuncio del ‘Pacto de Cartagena’, nombre que suscitó mi curiosidad hasta que, leído el contenido, se convirtió en un numerito que el PP local ha organizado en el Auditorio y Palacio de Congresos ‘El Batel’ para mayor gloria de sus mayores.

La puesta en escena nos ha permitido ver como maestro de ceremonias y chico para todo a Joaquín Segado, quien al parecer ha relegado de todas las funciones en el partido a Espejo, incluso en las labores de presentador de eventos. Como artistas principales, tres políticos populares, primos lejanos podíamos llamarlos, que no gobiernan en su Comunidad Autónoma y, como actor principal, alguien que no sabemos cuánto tiempo más lo hará, el presidente de la CARM y líder del PP regional, que viene a Cartagena a anunciarnos que hará todo lo posible para que el Corredor Mediterráneo llegue a Murcia.

Hasta aquí la parte cómica del asunto; se reúnen en una ciudad que no gobiernan quienes tampoco lo hacen en sus comunidades, y lo hacen como muestra de su gestión responsable en un Auditorio con sobrecostes del 200%, para que nadie olvide los resultados de su gestión, si es que alguien no tenía claro de donde provienen los casi 200 millones de euros de deuda que dejaron en las arcas municipales.

Lo que presentan es un documento interno, que si se hubiera filtrado saltarían a desmentir, como hacen con el plano que desde el año 2010 difunden los medios de comunicación ilustrando sus falsas promesas, del que hoy reniegan.

Lo cierto es que el plano y la realidad muestran la forma en que los dirigentes regionales pretenden que el Corredor Mediterráneo, a su paso por la Región, abandone el Mediterráneo y se adentre en la ribera del río segura, más del agrado de estos menguados dirigentes, ofreciendo, eso sí, un ramal a Cartagena -generosos ellos. No sabemos si dicho ramal se construiría a medio, largo o infinito plazo, siendo éste último el más veraz de los plazos sobre los que trabaja el PP en sus promesas para la Región y, especialmente, para Cartagena.

Los ciudadanos en la calle repetirían ayer, como un domingo cualquiera, aquello de que “no se llevan el puerto porque no pueden”, pero ésta no puede ser una vez más, porque la suma del corredor mediterráneo desviado a la ciudad de Murcia y la Zona de Actividades Logísticas (ZAL) allí ubicada es el equivalente a otros 30 años de retraso para la Comarca de Cartagena.

Es necesario recordar aquí la A-7, infraestructura viaria que también desviaron de la costa con gran éxito, puesto que muchos años después hubo de ejecutarse la AP-7 que, por fin, permite seguir el camino normal, eso sí, pagando el coste del peaje, que se suma al del retraso regional por ese afán de que las cosas avancen hacia un mismo sitio.

No existen números concretos sobre la repercusión de una ZAL en Cartagena, porque ya sabemos que el Gobierno regional, una vez lanzado el proyecto de la capital, ha licitado ahora un estudio de viabilidad sobre la de Los Camachos, a pesar de que el INFO ya afirmaba, en 2003, haber “llevado a cabo las actividades de licitación, contratación y dirección técnica del Estudio de Viabilidad y funcionalidad de la ZAL de Cartagena”.

Lo que sí sabemos es que, como un domingo cualquiera, el Gobierno autonómico enseña Cartagena para atraer inversiones e infraestructuras a Murcia. El PP ha dado una vuelta de tuerca más en el día de hoy pues ha venido aquí a firmar un documento que propone apartar a Cartagena del Corredor Mediterráneo (tienen tarea). Sólo nos queda un consuelo, y es que lo han firmado un grupo de políticos que no gobiernan en esta ciudad. Gracias a eso, se resistirá y luchará contra estas actitudes que buscan engordar aparatos de poder, con la atenta mirada de los famélicos integrantes del PP local.

 

La Cofradía del Cristo del Socorro y aquel lejano verano del 36

Hablar del trágico 25 de julio de 1936 en Cartagena supone adentrarse sin lugar a dudas en el capítulo más oscuro y tabú de la historia de la Cofradía del Cristo del Socorro. Nos consta que el movimiento anticlerical –surgido tras el estallido de la contienda civil- se iniciaría en nuestro casco histórico alrededor de las cuatro de la tarde, siguiendo el expolio acontecido durante la mañana en las distintas diputaciones rurales cartageneras. Durante ese tiempo (alrededor de cuatro horas, según Casal) serían asaltados los templos de Nuestra Señora de la Asunción (Catedral Antigua), Santa María de Gracia, Nuestra Señora del Carmen y el Sagrado Corazón de Jesús (San Diego), salvándose parcialmente la iglesia de la Caridad (aunque no la corona de la Patrona) y la capilla del colegio de San Miguel, esta última gracias a la protección del consulado de Francia.

Las autoridades locales del Frente Popular, conscientes de los saqueos que se estaban produciendo durante esa mañana en las afueras comisionarían al cronista Federico Casal para que recuperara un número limitado de obras artísticas de los templos de la ciudad, actuación ésta muy restringida (ya que alcanzaría sólo a tres parroquias). Acompañado por catorce milicianos miembros de las Juventudes Comunistas y Socialistas y en un clima de total caos que se vivía en las calles, Casal lograría recuperar para el futuro Museo Municipal un reducido número de bienes patrimoniales, entre ellos algunos de la vieja Catedral. Concretamente lograría recuperar del templo de la Puerta de la Villa dos cuadros del siglo XVII del pintor cartagenero Francisco Aguilar, cinco imágenes de Salzillo (los Cuatros Santos y Santa Cecilia), la talla de la Virgen del Rosell y los tapices del lateral derecho de la Capilla del Cristo Moreno “…los del lateral izquierdo habían desaparecido”. El plazo igualmente para realizar esta labor también sería ínfimo, expirando en la tarde del día siguiente, 26 de julio, a las 16 horas.

Nos consta que la Catedral Antigua fue uno de los primeros complejos religiosos del casco histórico asaltados, mucho antes que el templo de Santa María de Gracia (cuya recuperación de bienes fue ínfima), sin embargo las actuaciones vandálicas no alcanzarían en julio ese calibre desmesurado que aconteció en otras iglesias. Analizada la situación desde el rigor historicista, podemos concretar que todo el conjunto catedralicio -incluida la Capilla del Duque de Veragua y su histórico retablo- sería en un principio relativamente respetado, debido en parte al fuerte arraigo popular y simbolismo que arrastraba en la ciudadanía el templo y en particular el Cristo Moreno (supersticiones y leyendas al margen).

Sin embargo sí observamos como los asaltantes en ese fatídico 25 de julio se cebaron con la importante biblioteca catedralicia, propiedad de la Congregación Hijos del Inmaculado Corazón de María (Padres Claretianos), rectores del templo. Ésta sería expoliada y sacada mayoritariamente al exterior (inicialmente Cuesta de la Baronesa hacia abajo) donde tras ser recogida nuevamente por la chiquillería sería quemada junto al atrio del templo en una enorme hoguera, aunque ello no fue ápice de que algunos títulos se salvaran por parte de particulares.

Según relata Casal, la iglesia sufriría diversos expolios durante aquél trágico verano, pero sin llegar a la destrucción masiva de imágenes, altares, etc., provocado por saqueadores que se introducían por boquetes que abrían en los tejados del templo. Sin embargo, este hecho se cortó de raíz por orden expresa del municipio, mandándose a unos obreros que sellaron dichos coladeros.

Aludiendo a los testimonios orales todo apunta a que la devastación interna de la Catedral Antigua se realizaría el 2 de septiembre tras la llegada de una brigada procedente de Albacete y su instalación en el recinto. El desligamiento local y cultural de los recién llegados, ajenos al fuerte arraigo de la población hacia el templo –de la cual sí eran conscientes las milicias autóctonas- serían los factores cruciales que llevarían a la realización (o permisividad) de la destrucción o expolio de todo su interior, incluyendo la talla del Cristo Moreno, la Virgen de la Cama y el hermoso retablo de la Capilla del Duque de Veragua. Las pérdidas de todo el conjunto catedralicio unido a los daños de los bombardeos ascenderían económicamente a 770.000 pesetas de la época, perdiéndose el templo y el convento anexo y quedando destruidos según Cañabate “…nueve retablos de madera ricamente labrada y dorada, quince imágenes de talla, numerosos cuadros, ornamentos, cálices, copones, misales y candelabros, quince grandes arañas, la magnífica sillería coral, un armonium grande, sus vidrieras y todas sus campanas.”

De todo esto hace ya ochenta años. Venga con ello el recuerdo de todos los hermanos del Socorro.

 

Pág. 109 de 192

 

 

Prohibida la publicación de fotografías de este diario digital con la marca 'CYA' en cualquier publicación o en Internet sin autorización.

 


 



Login Form

Este sitio utiliza cookies de Google y otros buscadores para prestar sus servicios, para personalizar anuncios y analizar las visitas en la web. Google recibe información sobre tus visitas a esta página. Si visitas esta web, se sobreentiende que aceptas el uso de cookies. Para mas informacion visite nuestra politica de privacidad.

Comprendo las condiciones.

EU Cookie Directive Module Information