Un día iba andando por La Unión y me sorprendió ver tantos chicos de entre 12 y 16 años por la calle en horario escolar. Mi duda fue resuelta cuando me explicaron que muchos niños dejaban de ir a la escuela sobre esa edad y ya no retomaban los estudios, una situación un tanto preocupante desde mi punto de vista y por la cual estoy escribiendo este artículo. Entonces me pregunté: ¿Qué sucede primero: el fracaso escolar o el absentismo escolar? A veces se hace difícil determinar cuál es la causa y cuál es la consecuencia.

No obstante, llegados a este punto, es interesante centrar la mirada en el entorno del niño, en todo aquello que forma parte de su día a día: la ciudad donde vive, los amigos, la familia, las aficiones… un conjunto de factores que dan forma a la personalidad del adolescente que vemos y al niño que era. 

Como psicóloga general sanitaria y pedagoga considero necesario que los padres desde casa contribuyan al desarrollo saludable de los hijos involucrándose en sus problemas. Así como marcar hábitos de estudio (horarios específicos y espacios sin distractores), ayudar con los deberes y exámenes, evitar los gritos y las peleas y reforzar la escucha activa. En todo este proceso es importante la autoestima de los niños, se les ha de apoyar y motivar a lograr sus objetivos, confiar en que lo conseguirán y no usar palabras de menosprecio como ”fracaso”. 

Los padres han de saber proyectar en sus hijos la importancia de estudiar y finalizar los estudios obligatorios. Han de realizar un trabajo conjunto con la escuela y demás entidades que forman parte del proceso educativo; estas acciones ayudarán a prevenir el fracaso escolar y el absentismo escolar, a mejorar la evolución personal y profesional de los jóvenes y  darles la oportunidad de crecer y conseguir todo aquello que se propongan en un futuro.

* Anna Costa, cuya profesión es de psicóloga y pedagoga, reside en Barcelona, pero no pierde contacto con La Unión, de donde es su familia paterna: Pedrero-Balsalobre.