Él solo se está dejando en evidencia. Al alcalde de Cartagena se le empieza a ver el plumero. El alcalde que a todos gusta por no tener pelos en la lengua, en realidad por ser un deslenguado. El alcalde que tanto quiere a Cartagena está dando muestras de su incapacidad para representar a todos los cartageneros, aunque sí que representa bien a los de su gremio, a sus amiguetes empresarios a los que hace concesiones tan valiosas como la cárcel de San Antón, un edificio que pertenece al barrio donde se aloja y al pueblo de Cartagena. Un edificio en donde muchos cartageneros sufrieron la represión franquista e incluso la muerte. Un edificio en donde si sus paredes hablaran, contarían historias de los vencidos y olvidados por la historia en nuestra ciudad.

Pero es que al alcalde sólo le gusta recordar a los personajes ilustres de otras épocas, a los de batallas épicas, pero no a los de batallas de nuestra reciente historia, será porque no tiene el disfraz adecuado para rememorarlas. Pero es que además este Alcalde se permite el lujo de insultar a la inteligencia de nuestros jóvenes, tratándolos de ignorantes al decir que están "hasta las narices" de la Memoria Histórica. ¿Cómo puede usted convertirse en el adalid de lo que los jóvenes opinan en nuestra ciudad? ¿Quién se ha creído que es para negarles a nuestros jóvenes el conocimiento de su pasado reciente? ¿O es que usted quiere que nuestros jóvenes sólo conozcan la España de charanga y pandereta a la que usted representa a la perfección?

Estos hechos y estas palabras suyas van a comenzar a pasarle factura señor Alcalde, usted tan seguro de lo bien que gobierna, usted que se cree el que más quiere a su ciudad, usted que sólo ve a través de las palmas de sus palmeros, usted, que a partir de ceder nuestro patrimonio, el de todos los cartageneros, a manos privadas especuladoras de la sanidad, ha comenzado su declive. Su legitimidad señor alcalde comienza a hacer aguas.