Miércoles, Julio 03, 2024
   
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Cobardía o la educación del odio

“Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar, es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde”. Sir Francis Bacon. Esta cita del filósofo inglés viene al pelo para describir a la horda de estúpidos y cobardes radicales navarros que atacaron a los dos jóvenes guardia civiles y a sus parejas, no se puede esperar más de esta calaña de parásitos de la sociedad pro etarras, educados en el absentismo moral para odiar. Son personas sin juicio ni raciocinio para quienes el pensar, es un duro esfuerzo, lo que facilitan que se les manipule en beneficio del interés de turno, ora una 'manifa' por el porro y la libertad sexual. Ora por la excarcelación de asesinos escudados en el criminal terrorismo político. Ora por echar a la Guardia Civil del pueblo. Ora por okupar la plaza del pueblo y aledaños en violenta bacanal…

Eso sí, hay que entender que son idiotas; nada inteligentes y molestan.  No tienen la capacidad de discernir el significado del respeto, de la dignidad y de la decencia, son analfabetos integrales, desperdicios sociales que vagan por este mundo sin rumbo y sin aspiraciones propias, además se convierten en fanáticos porque la ardua tarea de establecer un amago de pensamiento les cuesta a rabiar y no lo consiguen, y consecuentemente, haciendo de la ecuación de Bacon la resultante, es que son cobardes y mezquinos.

Cobardes porque en solitario no tienen cojones para enfrentarse a nadie y menos a un Guardia Civil o Policía. Se escudan en la horda, en la muchedumbre, en el conjunto como animales, como una piara.

Son cobardes porque les pegan a las mujeres amparándose en la marabunta, esto ya es de mezquindad y basura humana incuestionable, un animal salvaje tiene más dignidad, de la misma que habla el pensador de las bambalinas, el fracasado Carpanta de la filosofía vulgar y ordinaria, Guillermo Toledo, y otros anacoretas de la idiotez ideológica, no merece ni las mayúsculas en su nombre y apellido, pero de éstos hay muchos. Fulleros y tramposos que se han creído el ombligo del mundo y vagan por los escenarios sin gracia ni talento, culpando a los demás de sus estrepitosos fracasos y sus florecientes frustraciones.

Son cobardes porque se amparan en los populismos para sobrevivir, ya que con ellos se culmina el ciclo parasitario, los populistas viven de los idiotas y éstos, que no son pocos, de los populismos chabacanos, la consigna es vivir del cuento sin hacer ni merecer nada.

Son cobardes porque tienen miedo. Miedo a la responsabilidad. Miedo al respeto, al compromiso, al esfuerzo. Tienen miedo a la vida.

Son cobardes y a la vez crueles porque, como decía Montesquieu, la cobardía es la madre de la crueldad y el binomio va unido pues el dolor ajeno los retroalimenta.

Pero no queda todo en revulsivos radicalismos y fobias policiales.  Hay personajes o animales que desean la muerte a niños por ser toreros…, otros, se alivian las entrañas podridas, con la muerte de éstos, ¿animalistas o animales? ¿Cómo se pueden mirar al espejo y como pueden educar a sus camadas? ¿Odio desmedido o simplemente mentecatos y majaderos frustrados?

¿Dónde y cuándo perdió esta España de pandereta el norte? El Pueblo Vasco y Navarro siempre ha sido noble y honrado, de los que más en esta nación, y estas catervas de pancarta descreída los mancilla y los somete dictatorialmente negándole la paz, la tranquilidad y el sosiego con cada acto pandillero donde, los pro-etarras de plazoleta hacen de dictadores de la moral. Más aún, Cataluña sobrevivió gracias a la migración del resto de provincias españolas, de hecho, el 98% de su población hoy es producto de la migración nacional industrial, mano de obra explotada que salvó a esta región española, y ahora tenemos entre otros y gracias a los perdedores, cosas de nuestra democracia, en Barcelona, a una alcaldesa sin clase y sin género y sin número, una okupa en el Consistorio barcelonés. En Madrid, una alcaldesa de Sanedrín vagabundeando su menoscabado espíritu por los pasillos. La extrema izquierda, linchándose entre ellos y aniquilándose, mordiéndose por su propia frustración y fracaso. En el PSOE cada vez más tontos con sombrero de picador.

Consecuentemente, los populistas chabacanos y ordinarios ocupando escaños y dirigiendo ayuntamientos.  El PP es un nido de víboras corruptas. ¿Que nos queda? ¿Qué duro es educar hoy con respeto y elegancia? Pero, mañana vuelve a salir el Sol y la esperanza es una moneda incorruptible, es un alma blanca sin contaminación y un espíritu inviolable.

A pesar de todo y aunque quiera…, no puedo odiar. “El odio es un sentimiento que sólo puede existir en ausencia de toda inteligencia”. Tennessee Williams.

 

Santa Teresa, cien años dando refugio a la desdicha

Esta semana ha sido plena de emociones. Los Ángeles Custodios arroparon a Cartagena en su particular celebración. El cambio de look pistacho de la Comisaria fue más profundo de lo que se preveía, fue a raíz de la llegada del Comisario José María García cuando se notó un claro acercamiento de la Policía a la ciudad y a sus habitantes, siendo hoy una extensión más de ella y además, dando una confianza y familiaridad hasta entonces negada, más tarde fue Alfonso Navarro el que dio continuidad a la franqueza del contingente en la ciudad, malogrado por la mala suerte que la vida ofrece a veces, incluido a los más honestos, y fue luego, y en la actualidad, la marcialidad de Ignacio del Olmo, salpicada de pura ironía y sazonado de tremenda profesionalidad basada en profundos conocimientos, la que ha mantenido y afianza esa sensación de seguridad, esa cercanía y al cabo, esa confianza en la Policía Nacional, años atrás negada por un sentimiento de temor más que de proximidad y confianza, y era así. Hoy el temor se ha convertido en respeto y admiración, hoy la distancia con la que se veía se ha convertido en familiaridad y confianza, en seguridad, al fin y al cabo, y desde luego, para ello ha sido vital la profesionalidad, la preparación y la calidad humana de sus integrantes.  No quiero decir, en absoluto que la Policía de hoy sea mejor que la de hace décadas, lo que si es cierto es que, han sido de los pocos que han sabido evolucionar y adaptarse a los nuevos tiempos y a las nuevas necesidades civiles desde un punto de vista más humano y cándido, tarea difícil para el arduo y frio trabajo que realizan.

Luego ha sido la Fiesta Nacional y la Benemérita, al igual que sus aliados en la lucha contra la delincuencia, el arrojo, la profesionalidad y el espíritu de sacrificio son su divisa, que nos hacen sentirnos orgullosos, con ellos de referencia, de ser Español, con ellos, con su clase, con su elegancia y respeto, con su verdadero Sacrifico por España, nos sentimos arropados y no echamos de menos a ningún ente político que reniega de su condición, y nosotros renegamos de esta escoria populista, hoy radicales, tardo separatistas vulgares y mercaderes de la farsa, payasos del razonamiento social que con sus falsos protagonismos ausentes no pueden empañar a una Nación tan magna como España..

Por mis venas corre la sangre inteligente y creadora de un español como Lorca, Conde, Unamuno o Machado. Mi corazón se arropa entre la filosofía de Ortega y la determinación de Peral, mis neuronas se comunican sinápticamente como Fleming o Cajal, y así, con humildad y reconocimiento a los que han hecho de España, pese a quien pese una Nación Grande y Libre, y a nosotros inyectado el orgullo de ser Español. Y así, con orgullo llego a otra institución cartagenera y símbolo de sacarifico y solidaridad, la cual culmina esta sacrosanta semana de sentimientos y da a Cartagena un poco más de grandeza.   

“Si en medio de las adversidades persevera el corazón con serenidad, con gozo y con paz, esto es amor”. (Santa Teresa). Anclados en esta sentencia de la Santa piadosa recordamos un año más, y ya son cien, a los desdichados de este municipio, a los “sintecho” en pleno siglo XXI, cuando la miseria se extiende por la ciudad y el perfil del indigente cambia, cunado convergen la miseria y un nuevo tipo de desahuciadas morales, estos que, producto directo de la crisis actual y de la incompetente gestión política se establecen en lóbregas carencias y desvergüenzas.

La Hospitalidad Santa Teresa. Un día de reconocimiento popular y 365 de aptitudes solidarías de un grupo de gentes anónimas que nos dan lecciones y con los que no podemos compararnos, un día de hipocresía en la que podemos mantener sanas nuestras conciencias, pero nunca nuestras almas.

Cada 15 de octubre se celebra la onomástica de Santa Teresa de Jesús y en Cartagena, se encuentra ubicada la institución benéfica por excelencia en la ciudad, una gran desconocida para el orgulloso ciudadano, necesaria para el desdichado necesitado, último refugio de su dignidad humana, reconforte, aunque etéreo, de los castigos de la vida, pero gracias a Dios, a Santa Teresa y a unas personas dedicadas de forma altruista a tan noble labor, hay quien en el siglo XXI, donde las grandes organizaciones e instituciones potencia su protagonismo superficial, en Cartagena, existe un grupo de personas que se dedican en cuerpo y alma a paliar esas desgracias en nuestra ciudad y comarca, quizás donde primero tenemos que ahondar y donde por hipocresías nos cuesta hacerlo.

Mirando hacia atrás, que nunca es malo recordar nuestra no tan lejana historia; con el declive de 1910 de la minería por la caída de los precios y el agotamiento de los filones en la comarca, y más tarde, en 1914 por el estallido de la Primera Guerra Europea, se entra en una fase de paro y hambre que produce una situación social explosiva tanto en la ciudad como en la comarca cartagenera. Con más de 20.000 parados en la zona comienza a producirse un éxodo masivo. Las enfermedades endémicas se hicieron con la población, la tuberculosis, la silicosis en la mina y, posteriormente, la gripe de 1918, más el tifus del año siguiente junto con la inundación de la Ciudad Departamental prodigaron épocas dantescas, fue cuando se creó un centro benéfico para asistir al necesitado.

La Hospitalidad Santa Teresa viene prestando sus servicios desde 1.916, 100 años de esperanza se cumplen acogiendo a los desgraciados que moran en estas latitudes, ya de fortuna, ya habituales, ofreciéndoles un lugar acogedor donde puedan verse satisfechas sus necesidades básicas y de derecho, como el sueño, su alimentación…, un golpe de higiene…, un fugaz y etéreo descanso…, un necesario retazo de paz....

La Hospitalidad ofrece cobijo también en situaciones excepcionales, no lo olvidemos, los conflictos de género también sucumben a su protección o la siempre recurrida y necesitada unidad familiar en situaciones complicadas y, además, las nunca deseables catástrofes naturales. Así mantienen con ardua labor sus ambiciosos y complicados proyectos de trabajo; Centro, intervención con inmigrantes y acogida a transeúntes, cubriendo sus necesidades elementales, además de la formación e información para la inserción socio-laboral de los solicitantes.  Es un determinante indicador de la inmigración desordenada y del desarraigo, de una realidad que se dibuja como desdicha en la ciudad.

Si quiero detenerme en reconocimientos y lisonjas con esta humilde misiva, a este grupo de personas que premian a sus colaboradores y mecenas en fecha señalada y se alejan de los premios y los protagonismos, y si alguien merece un premio sin duda alguna es la Junta Directiva de la Hospitalidad acaudillada por Vicente Villar, un posible Cartagenero del año por méritos propios, además de los voluntarios y todos aquellos que tienen en sus oraciones y sus pensamientos a la Hospitalidad. Enhorabuena y cien años de gratitud por hacer más digna a esta ciudad con vuestro esfuerzo.

¡Ay que larga es esta vida! ¡Qué duros estos destierros! ¡Esta cárcel, estos hierros, en que el alma está metida! Sólo esperar la salida me causa dolor tan fiero, que me muero porque no muero. (Santa Teresa), Vivimos sin vivir en nosotros mismos. Puedes colaborar.
www.hospitalidadsantateresa.com
Telf. 968510027

 

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