Miércoles, Julio 03, 2024
   
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¿Vergüenza?

En este país casi todo está permitido. Aquí, los de mente deslucida, los tragaldabas tienen su sitio y posiblemente por delante del pueblo llano y trabajador, hace ya años que se instauró un oficio aséptico, lo que se conoce como el oficio político, que no politólogos, únicamente la recomendación de turno es el aval necesario para su desempeño, otra cosa es lo que se haga.

De esta forma vemos, como un ejemplar pueblo español es vacilado y ninguneado por los iluminados politos en Cataluña, y simplemente, en espartana microcirugía reparadora la incompetencia va a suturar poco a poco las heridas causadas por esta metástasis política que es el abuso de autoridad y el enriquecimiento de los dirigentes catalanes, a costa de la salud, el trabajo y el bienestar de 7 millones de moradores de las provincias de Cataluña y “allende” las fronteras provinciales, ¿se acuerdan? Barcelona, Gerona, Lérida y Tarragona. Y sobre todo con una respuesta tibia del gobierno de España, lo pagará en diciembre en las urnas. Máxime por el efecto contagio con el País Vasco y otras comunidades.

Cuando vemos a sus representantes políticos en el parlamento nacional o en el propio albero catalán, nos sorprende como pueden llegar a estar viviendo del cuento impunemente bajo la frustrada y estéril señera, y son los menos agraciados en todo, intelectualmente y demás tristes aspectos…, pero como decía mi madre, a todos los tontos les da por lo mismo, robar y jodernos. Robar, y para muestra el botón del clan Pujol,  sinvergüenzas con marchamo catalán, como aquél chorizo de antaño que comprábamos en la tienda de barrio para el bocadillo. Tras ellos su heraldo actual, el niñato y pijo catalán Mas, Convergencia y demás..., amparándose en su frustración independentista, donde se creen todavía, en el siglo XXI, que mantienen un feudo como en el medievo, estanco y particular -alguno hasta el derecho de pernada-. Y yo me pregunto, ¿cómo es posible ver el rosario vergonzoso de personajes del teatro de lo absurdo catalán, y no catalán paseando por los juzgados y todavía no hay nadie encerrado, trincado, preso, detenido…? Miedo, ineptitud, torpeza, incapacidad y sobre todo incompetencia, de todo un poco, otros ya estarían pagando y eso no es justo.

La ‘república independiente de Cataluña’ –esta minúscula- me suena a un eslogan mercantil, a IKEA, donde solo falta para escenificar el anuncio televiso una silueta del Sr. Mas y su grupo de colegas de bar en un felpudo, otrosí en breve podríamos ver al nuevo partido creado por Ibáñez sarcásticamente a modo de comic, porque al final se traduce en una tragicomedia con tintes de personajes del TBO, y hablo del nuevo partido en ciernes; Partido Mortadelista Filemonero Español, no desentonaría en el “Parlament”.

Tengo claro que el enriquecimiento de estos dirigentes, y podemos aburrirnos en citar prevaricaciones y corruptelas en Cataluña, y más acá, son estudiadamente desarrolladas a costa de los currantes catalanes, todos, tanto los de pata negra, si quedan…, como los charnegos sobre todo que diría Paco Candel en sus “Otros catalanes”.

Estos delincuentes de Palau, barretina, caganet y chistorra, han vivido como parásitos y viven de su entramado mezquino y filibustero, y me pregunto como todavía les siguen aguas algun@s. ¿Ciegos?, ¿sordos?, ¿o simplemente tontos? No tengo ninguna duda de que en su mezquindad está su cobardía, en el momento que se les prenda, se les arreste, se les someta a la lenta y esquiva Justicia, se les acaba la tontería, y dejan de hacer el ridículo y por extensión el de esta España mía, esta España nuestra.

La pomada al final se seca o se acaba de tanto usarla, como el amor y la comprensión y el Gobierno está siendo demasiado holgazán y descuidado con estos cacos de postín, ladrones de guante blanco entrelazados en la democracia, gentuza, porque son dictadores de la arrogancia y autócratas de la mentira, están sometiendo al pueblo catalán a penurias y recortes vitales para sus sistemas vitales y, a una sumisión medieval, una innoble tardo burguesía catalana, una tropa sin dignidad alguna, no tienen pudor en dejarse hacer vejaciones por los antisistema, por los anarquistas “rompe-todo” y tentetiesos, tunantes que hacen de su propia ignorancia y falta de dignidad su negocio social. He leído que; “La vergüenza es una sensación de ridículo y desnudez psicológica o moral, un sentimiento desagradable y humillante, que provoca remordimiento de conciencia y miedo a perder el aprecio y el respeto de los demás. Cualquier persona ‘normal’ experimenta vergüenza si es sorprendida en falta o cometiendo una acción indecorosa, si se descubre que su actitud es “hipócrita” o que su conducta es reprochable, ilegal o “inmoral”. De ahí, que la vergüenza constituye un importante regulador del comportamiento social, un freno contra la deshonestidad y un indicador de calidad humana”. Creo que está todo dicho. La vergüenza es la “ajena”, la que sentimos los españoles por tanto ridículo menstrual catalanista que no catalán.

 

Ciertos son los toros

Dicen que en la tauromaquia, encontramos la mejor representación de la existencia humana. Y así, el lenguaje se sirve del propio código del arte de la lidia como metáfora que refuerza sus enunciados. La vida es muy parecida a una corrida de toros y usa a propósito su lenguaje, Fernán Gomez decía que en la plena juventud y hasta la madurez se está en el ruedo; que en el borde entre la madurez y la ancianidad, en el callejón, viendo los toros desde la barrera; y que en la ancianidad se ven desde el tendido.

Así, jugando con las metáforas, me viene a la mente el Maestro Ortega y Gasset con su sentencia sobre el arte del toreo actual, "Ahora no se torea. Hoy se hace estilo, y así como el artista oculta la falta de densidad humana con el artificio, los toreros de hoy ocultan en el estilo la ausencia de arte." Si bien no llega a ser una pesadilla por lidiar con la tragicomedia, sí un mal sueño en directa metáfora del poder mal entendido. Así despejamos la figurativa incógnita de la política nacional, regional y sobre todo local, de sus diestros y cuadrillas, del artificio, del enmascaramiento y sobre todo de la ausencia de clase, hoy lejos de la elegancia política que nos merecemos, o no…, quizás tengamos lo que nos merecemos.

Y por metáforas que no “verónicas” ni “naturales”. Había, en el centenario albero de la trimilenaria ciudad Departamental, allá en los lindes del Cuartel de Antigones en la falda del cerro de Despeñaperros, una de las eméritas cinco colinas que dan forma al corazón cartagenero, antes romano, antes cartaginés, antes ibero, antes…, -y cuatro tontos catalanes se creen el culo del mundo…-, un maletilla, que se encargaba en el coso a proveer de aromáticas viandas al respetable. Poco a poco, fue ganando en osadía y atrevimiento y con la casualidad como aliada, se veía lidiando el destino de los allí reunidos. Así fue descendiendo desde los palcos altos y las gradas del tercer otero centenario de Miguel Caballenas anclado en los cimientos del milenario Anfiteatro, a los palcos más bajos y a su grada cubierta y por último, vendía sus arrojos y osadías en tendidos y barreras. Así la suerte le catapultó, muleta en mano y haciendo oficio de gran maestro de la lidia –eso apuntaba- a los medios en iracunda faena donde uno de los mansos aparentaba bravura y trapío pero las cornadas de la vida, de los errores y las transgresiones la había convertido en amansada res, pero a pesar del faenón, la suerte de matar no le fue propicia al diestro de fortuna y fue indultada, la res…, ésta, ultima sus días de lidia en una dehesa allá por las tierras de Catilla a la que Machado diera “plectro” en su poesía.

Poco a poco, se fue organizando su cuadrilla, y con un crisol de colores y adornos plateados en sus taleguillas se encerró con los seis toros en brava lidia en demanda de la “Alternativa”, todo se aventuraba grácil y laureado, un coro de palmeros cantaban y festejaban al son del buen vino, un ejército de reporteros cubrían la carrera del maestro, en la propia “Repla”, en chiqueros, en el patio de caballos, en la barrera, en la Puerta Grande del coso, en el paseíllo, durante y tras el mismo, todo era fiesta y jarana, hasta que hubo que coger el capote y echarse al ruedo, los mansos se habían ido y empezaron a salir los Tulio, Pablo Romero, Miuras, Victorinos, Zalduendos, algún Torrealta, Domeq e incluso Torres.

La faena a poco de empezar se trastocó en penosa lidia, los que acompañaban aplaudiendo y coreando al son de las palmas fueron adornando las faenas con pañuelos, las autoridades, alguacilillos, sanitarios y representantes de la autoridad miraban con temple la faena e inmutables esperaban el natural desenlace, la cogida que se adivinaba.

No era lo esperado, un brindis al sol en la suerte de banderillas tras la de varas en un acto sobre el caballo de la mano del monosabio, no era suficiente, e incluso, algún descabello al aire junto a amagos de chicuelinas y revoleras tampoco, además de alguna manoletina y desdén, no eran suficiente para tan difícil faena.

La mirada perdida del diestro buscando la complicidad del ánimo y del aplauso, la irónica fotografía con el aliento menoscabado, las rancias desavenencias progresivas con la multicolor cuadrilla ensombrecida por su altanero protagonismo, y todo adornado con un tétrico pesar espiritual que las esencias chulescas de maestros consagrados como Aranguito, Triviño, Morito, Calero, o el mismo Gavira hacían el aire más denso sobre el albero marcado por la esencia parmente de Don Victor. La faena se fue deteriorando, quizás producto de la soberbia, quizás producto de la inquina desmedida, o simplemente porque para la lidia hace falta esencia, alma y humildad. Templanza y sobre todo respeto a las gradas y al morlaco de turno, apear de que esto no lo tenga. En el ruedo y en el albero político, no solo por querer y forjar un par de faenas, éstas aseguran una larga y propicia lidia, ¿dónde se quedaron los míticos políticos de antaño? Como dijo el ilustre Alcalde madrileño, Enrique Tierno Galván. “El torero sigue siendo mítico y, cuando expresa la valentía el pueblo se enardece y los viejos entusiasmos reaparecen”. Pero sin olvidar, como dijo alguien,  que un héroe no es más valiente que un hombre normal, solo es valiente cinco minutos más.

 

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