Miércoles, Julio 03, 2024
   
Texto


Sin epítetos épicos

Difícil época la que nos ha tocado vivir a los españolitos de a pie, no a los que van en carreta y a los que se creen que viajan en carroza, así, algunos, viviendo su particular cuento de hadas ajenos a las realidades, otros viviendo su única realidad ajeno a los efímeros e inventados cuentos de príncipes y disfrutando de las impropias desviaciones de esos protagonistas de fortuna al que dieran alma literaria los Hermanos Grimm, Oscar Wilde, Babette Cole o Antoine de Saint-Exupéry, entre otros, que nos han dado moralejas de valentía, prudencia, mesura, honradez y gallardía, calificativos o epítetos que sin ser épicos sí lindan con la utopía más determinante. Y en este contexto paradisiaco, etéreo y sobre todo aranero por embaucador y chabacano nos situamos. Podríamos emplazarlos en las puertas de la decepción política, dícese, de promesas y banderas alzadas que al final se quedan colganderas ante la irreflexiva realidad, o lo que es lo mismo, de cuentos…, y de cuentistas…
La escritora norteamericana Irene Peter, entre otras reflexiones sobre la cruda realidad y la paradoja cuentista a la que nos vemos abocados sentenció;  “Aunque todo sea diferente, eso no significa que algo haya cambiado.”, y efectivamente, todo es diferente pero nada ha cambiado y en este caso, quiero alejarme del despropósito político-social nacional, al que algunos se han encargado de banalizar, alejándome de los “estúpidos contemporáneos” que alimentan como parásitos su propio ego con mensajes independentistas caducos y absurdos, propios del medievo.  Apartándome de los muertos de hambre sociales que, amparándose en una irrealidad hacen de sus vidas y de las que gestionan, esa es la pena y la tristeza, la gestión más miserable, superficial y anodina.
Y en paralelo –horizontal- aquí me quedo, en la Departamental, en la Trimilenaria, en la Cartagena que fue y es cuna de grandes artistas de la palabra, de las artes, de la navegación, de la ingeniería, de la gestión, y de Grandes Nobles sin título nobiliario, nada ha cambiado…, seguimos inmersos en lo trivial, producto de escarceos entre partidillos políticos con protagonismo patológico de psicólogo (MC, C´s o CTSSP y algunas siglas más…, seguro) y otros determinantes venidos a menos, claro está, el lamentable Partido Popular y sus lamentables representantes con oscuro pasado, vacío presente y sin futuro.  Luego llega la chabacanería hecha piruleta que es el PSOE, cada día más mediocre, más trivial y más fantástico, viviendo en la realidad de un cuento de hadas con Blancanieves y 5 enanitos. No cabe duda que el contenido no está a la altura del continente desde hace décadas, y eso lo pagamos todos, pero viendo la estupidez del jefe en Madrid, no podemos esperar nada más que desconfianza y ordinariez política.
Aquí, los elegidos para la gloria, ya habían convertido hace meses el Pleno cartagenero y “allende mar” en circos de fortuna, en un monstruo chabacano y ordinario derivado de la permisiva democracia española, la misma que nos trata a todos por igual, la misma que nos hace avergonzarnos en ocasiones y sentirnos orgullosos en otras, y además, esa es la pena, permite el acceso a los “sintecho intelectuales” a cargos políticos y asientos destacados.
Ahora le ha tocado al Eje de nuestro Estado de Derecho, al Congreso sufrir a todo tipo de arrogantes personajes inadaptados, necios trapecistas de las palabras, chorizos de mercadillo, que los hay, y demás seres de la farándula política actual, no tienen desperdicio y van a vivir de nuestros impuestos. Hacer, van a hacer poco.  En el epicentro de la Democracia Española, vanos a escuchar tonterías y bobadas para rellenar bibliotecas, por momentos nos parecerá haber retrocedido un siglo, escucharemos charangas de república bananera y argumentos de TBO, ¿tenemos lo que nos merecemos?
Como en los cuentos de Calleja, aparecen “salvapatrias”, personajes que se arriman al sostén político aireando vergüenzas y despropósitos, pero los argumentos son distintos, Cartagena no levanta cabeza. “Todo es diferente pero nada ha cambiado…” El discurso de la hipoteca esta caduco, ya caducó con un gobierno nacional que culpaba al anterior, y ha caducado con un gobierno local que culpa al anterior pero, excusas, como decía la escritora norteamericana Peter,  el gobierno local se queda inerte e inflexible ante las opciones a tomar. “La ignorancia no es excusa, es la cosa real” o como decía Jardiel Poncela, “el etcétera es el descanso del sabio y la excusa de los ignorantes”. Y el ciudadano se cansa de excusas y de ignorantes.
Así, esta ciudad en pleno invierno parece estar perdida en el otoño, dado la alfombra de hojas secas que, han vivido una Navidad en plena calle arropando a la triste calzada, triste y sucia. Una calzada que por doquier ha estado anegada de dejadez y falta de aseo. ¿Excusas?
Justificaciones, atónitamente permitidas de imprudencias administrativas de concejales en activo, digo imprudencias por ilegalidades, así creo que, el principal fin del Consistorio ha sido la venganza, no ha hecho nada factible ni argumentable, desde su génesis se ha encargado de rescatar a personajes repudiados del anterior gobierno y de la sociedad política, por hechos amorales con responsabilidad y apartados,  otros por dudas de confianza y de gestión, y así… otros cuestionados y descabezados.
Profesionales que han huido del aquelarre como el Jefe de la Policía, y ahora no levanta cabeza el cuerpo, ¿Qué pretende con ello el primer edil y el concejal desafortunado y desacreditado? Otros expedientados por argumentos de patio de colegio, más excusas, otros despojados de sus cargos y relegados a puestos infravalorados, ¿excusas?
Creo, algo imposible, que ahora hay que pedir excusas por engañarnos, y con un mínimo halo de dignidad abandonar la aventura antes de caer en al trampa del ridículo. No he escuchado al alcalde pedir perdón a estos reos de la mediocridad, no he escuchado al alcalde, tan beligerante en toras ocasiones afines, levantar la voz en contra de su desgobierno, de la ineptitud y la incompetencia de la ADLE, del escarnio ilegal de su Concejal de Seguridad, del desasosiego por ignorancia del desarrollo turístico y el trampolín nacional e internacional. Y ahora también los juegos de rol con los colegas más que las jugadas de ajedrez con los bomberos.
La realidad es triste, ¿dónde están esos mensajes beligerantes del primer edil en épocas de oposición,  en contra de la injusticia y la imprudencia y de la ilegalidad? , los palmeros siguen pero, ¿Dónde están las salidas de tono, las rancias maneras televisivas y a la retahíla vetusta del primer edil contra los desvaríos del Concejal de Seguridad y de los arrumacos justificativos de la cuestionada princesa de cuento de la cabalgata socialista?
Si no somos todos iguales, -eso es lo que demuestra- y más después de haber dejado ya, e intentar dejar cadáveres políticos y laborales en seis meses por el camino, vayan pensando en irse, ayer mejor que mañana y si hay que hacer de nuevo elecciones, pues mejor, y llévense a los opositores en pleno, de todas formas, poco futuro político se avecina a este matrimonio de conveniencia.
Es una postura totalmente indigna, primero que el concejal de Seguridad, no haya dimitido, que su jefa lo arrope y no lo hayan dimitido a las bravas y encima, que lo defiendan. Es Increíble el ejercicio y la lección de hipocresía que no se merece esta ciudad.
Así que sigo guardando un protagonista para mis huérfanos epítetos épicos como Campeador, el de la barba vellida, el que en buena hora nació, etc. Echo de menos al Mio Cid y su Cantar.
 

Estúpidos

Alguien dijo que no hay opiniones estúpidas, sino estúpidos que opinan. Yo me tomo la libertad, por estúpido, de opinar, ¿de qué? del estadio semi etéreo en que ha entrado la España de pandereta en la que vivimos, del postureo mediático de cuatro tontos contemporáneos que nos abanderan los designios del país, de la bacanal política de ocho chorizos que vagabundean entre siglas de partidos y sindicatos vetustos y, que se han enriquecido a costa del trabajo de los españoles de a pie, los mismos que han acabado con una clase media trabajadora y resolutiva, que a consecuencia de su esfuerzo y trabajo este país se mantenía a duras penas en pie.
¡Estúpidos! Con vuestras algaradas de mercadillo, con vuestras excusas de lampiño, con vuestros actos de pillaje habéis provocado que el desahuciado intelectual, el parasito social,  el chocarrero que antes descubría su propia arrogancia en su fracaso por las esquinas de cualquier plaza, ahora se crea el rey del universo y el salva patrias de guardia, habéis conseguido con vuestra mediocridad humana contagiar de herrumbre la política que tanto ha hecho por este país en las últimas tres décadas, con la deshonrosa excepción de Zapatero y su reata.
Así y ahora nos vemos en un teatral lienzo donde el Bosco emocionaba a los artistas del teatro de lo absurdo, de la estupidez hecha realidad.
Un encerado político donde la estupidez y la desmesura se entrelazan con la tragicomedia del momento. Aquí y ahora se ha equivocado el pueblo, la máxima de que  nunca se equivoca, yerra de pleno y de plano. Ya nos equivocamos en mayo, prueba de ellos son las parodias a las que nos vemos sometidos, a los discursos de charlatanes de feria en los pueblos y ciudades, a las acciones de los frustrados y las venganzas primitivas de personajes sin pasado y acechando el protagonismo patológico que la cocción del papel y de las urnas, aderezado con un poco de fortuna y con la demacrada inteligencia de los opositores al noble empleo público de la gestión política, han convertido el escenario político en una teatro de marionetas.
¡Estúpidos! Habéis permitido que  los ángeles caídos resurjan en un  aquelarre de estupideces, anegando de orines fétidos lo que pretendían y prometían regar de frascas aguas, en nuestra noble y siempre heroica por valiente, nación española.
¡Estúpidos! Habéis conseguido que los antisistemas, los anarquistas de hace cuatro décadas y los mismos de hace ocho tomen el pulso al desarrollo del país. Presentan una engañosa apariencia de vodevil, un olor a pop-art, una extensión infinita en cuantos a campos teóricos de desarrollo intelectual, y todo lo chabacano que se le quiera incluir, hacen de ésta, una obra cubista surgida de las urnas,  la más desmesurada por estúpida y absurda.
Así que dentro de mi errante y trivial escritura, y como sois ¡estúpidos!,  aprender que; el sistema es el conjunto ordenado de normas y procedimientos que regulan el funcionamiento de un grupo o colectividad.  Son reglas, principios que tienen relación entre sí. El antisistema se opone al desarrollo de los preceptos, de las comunes reglas del comportamiento, del respeto y sobre todo, de los principios y los valores que han hecho históricamente de España la gran nación que es. Estos que viven en la desestructura abogan por las repúblicas bananeras. El “Sion” no es Italia, ni EEUU, ni Alemania, sino Venezuela y Cuba, lo decrepito y la bochornoso, o lo contrario de unidad, paz y libertad, cenit de los pueblos desposeídos y errantes.
Lo que no muy antaño se denominaba anarquía y sonaba peyorativo, ahora se interrelaciona con lo opuesto al sistema. Anarquía es un concepto que hace mención a la ausencia de poder público. Puede estar relacionado con el movimiento político que propone la existencia de una organización social que no sea jerárquica o con un conflicto en un Estado consolidado que se ha debilitado, en este caso por estar corrompido por una parte de los representantes políticos, y además, que ningún partido hegemónico ha tenido arrestos, por no decir cojones a extirpar.
La estupidez se ha impuesto y no deja de ser una explosión insensata pero articulada en plena ebullición, y en su armonioso desequilibrio. Es inabarcable, es grosera y barroca, y busca dar por tierra con cualquier prejuicio que los actuales actores políticos y el pueblo hubiera poseído y  tener sobre límites racionales. Así, como en una estúpida obra de teatro de Spregelburd o Becket se superposicionan los diálogos, acusaciones y declaraciones, hay un exceso de protagonismo escénico,  escindido entre los múltiples espacios de actuación mediáticos  hasta saturar los escenarios de detalles y recados que se escapan por descomposición y ostracismo al ciudadano.
Como en una burla, estamos expuestos al juego de los personajes de la propia sátira política, se su antojo y capricho. Este circo se ha convertido en un espacio de pensamiento deslucido y grotesco, pero que a la sazón cumple perfectamente con un objetivo y un escenario, el de “no simbolizar nada”. No hay concesiones ni originalidad. Los recursos establecidos funcionan por desvalorización y ridiculización de los propios personajes y de sus motivaciones.
Nos embauca la extravagancia, con reducción de envidia y egoísmo. La modestia, que se macera con la soberbia y la falsa honestidad y El pánico, aliñado con la pereza como consecuencia del temor latente del ingrato, hacen junto a multitud de vicios horizontales que invaden las relaciones sociales como la incomunicación, la mentira y la incapacidad en sí, un alberge para la mediocre ficción del alma estúpida que atacan el principio de coherencia y argumento.
La estupidez corresponde claramente a los objetivos satíricos de denuncia, bajo la forma típica de una combinación de moralidad y ficción, de compromiso con la verdad y a la vez carencia de precisión ideológica. Hay moralidades a la carta e instantáneas. En clave con la Ley Natural y Parodia en la Heptalogía de Hieronymus Bosch de Rafael Spregelburd en el que se basa este artículo;  El camino recto constituye la LEY. La desviación, el PECADO. Es la desviación del pecado lo que revela la LEY. Así que siempre me ha fascinado la Estupidez. La mía, por supuesto; y eso es una causa suficientemente grande de ansiedad, incertidumbre y desazón. Pero según el historiador italiano Carlo Cipolla…, hay cinco leyes de la estupidez; 1-Siempre subestimamos el número de gente estúpida. 2-La probabilidad de que una persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la persona. 3-Una persona estúpida es alguien que ocasiona daño a otra persona, o a un grupo de gentes, sin conseguir ventajas para ella misma, o aun resultando dañada (definición concreta del estúpido). 4-La gente no estúpida siempre subestima el poder de causar daño de la gente estúpida. Constantemente se les olvida que en cualquier momento, y bajo cualquier circunstancia, el asociarse con gente estúpida invariablemente constituye un error costoso. 5-Una persona estúpida es la persona más peligrosa que puede existir. Y este es el verdadero problema, que estos estúpidos son encima peligrosos.
Me hago extensión del filósofo Livraghi. Si usamos cada uno de nosotros la matriz de la estupidez sobre ejes cartesianos para estudiarla y elaborar la aplicación de la Teoría de Cipolla…, en todas sus múltiples variantes posibles, nos acojonariamos. De hecho, aparece en escena el bandido inteligente y al final podemos redundar en una clase magistral sobre la estupidez, de los que forman parte una incontable lista de representantes políticos. De todos los colores y aspectos, con maletín o con mochila, con corbata o descamisao, rapados o con melena recogida, limpios o desaseados…, jóvenes o viejas… irascibles o serenas
Las gentes inteligentes generalmente saben que lo son, los bandidos también son conscientes de su actitud, y aun, las gentes desafortunadas tienen una sospecha profunda de que no todo está bien. Pero las gentes estúpidas…, estas no saben que son estúpidas, y esta es una razón más determinante porque son extremadamente peligrosos.
Pero, ¿soy también estúpido? He pasado test de inteligencia con razonables resultados. Desafortunadamente, estas pruebas nada demuestran. Alguna alma me ha dicho que soy inteligente, pero eso tampoco me demuestra nada. Pueden ser muy consideradas y al contrario, podrían estar intentando usar mi estupidez para sus propios fines... También podrían ser tan estúpidos como yo… Me quedo con un pequeño asomo de esperanza pues. Muy a menudo soy consciente de cuan estúpido soy, o he sido. Y esto indica que no soy completamente estúpido y veo lo que se avecina, sin remedio y sin solución.
“El problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas” (Bertrand Russell). ¿Quién está seguro de todo y quién no tiene dudas?
 

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