‘Destino’, ‘Pronto’, ‘Silencio’. Tres etapas narrativas de la obra ‘Escapada’ de la Premio Nobel Alice Munro de la que se ha servido Almodóvar para su último trabajo, dejémoslo así, trabajo… Tras la irreverencia política actual, el estigma hipócrita, tramoyista, insincero que diría Pocholo, que embauca a este país, se imponía citar a estos falsos e hipócritas como el que nos ocupa, en sintonía con los profundos ideólogos de la “ceja de Zapatero”, personajes de la irrisoria cultura que se han enriquecido a costa del sudor de los trabajadores españoles a modo de letras de cambios monetarias disfrazadas de ayudas a nuestro cine. Los mismos que mientras evangelizaban por las televisiones adictas al régimen chabacano por patrañero de la progresía, los derechos de la izquierda progresista, inflaban sus cuentas a escondidas como los trúhanes y bribones que son, cuales capitalistas dictatoriales y ladrones de herradura fina, pero son de la cultura y tienen derecho de pernada. Hipócritas

Y así, la hipocresía se ha impuesto en nuestro día a día. La mentira, la burla y la insensatez son términos naturales. Descaradamente, eso que defienden los de Podemos, con las manos manchadas, no de cal, sino de la sangre irreverente que han desaguado Venezuela, Irán y otros muchos países autócratas y dictadores que, en un acto de vandalismo político y amparados por la sonrisa del leviatán morado quieren vender y arruinar este país y además, vendérselo a los bananeros que los han gestado, quizás, ¡buscando el bien social para el español de hacer también festivo los viernes…! vaya ruina, desolación, caos. Y no les da vergüenza.

“El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse”, esta sentencia de Winston Churchill la han asumido nuestros políticos sin distinción de colores, lugar y genero al pie de la letra. Sin ir más lejos y antes de saltar de puntillas al desgobierno nacional o vergüenza generacional, siguiendo las trazas de Munro, que no de Almodóvar, nos situamos en nuestra bahía. El sonoro fracaso de los sociatas murcianos y cartageneros abanderados por un Tovar sin escalpelo y una Castejón sin…, no sé…, hipócritamente se ha vendido como un éxito y no es más que, junto a MC un puro fracaso político de gobierno, se han unido dos perdedores arropados con lo indigno del interés de los “podemitas trimilenarios”, el podemos de aquí, fracasados y fraudulentos con un discurso trivial y burdo y además prostituido por los intereses oportunos, al más puro estilo populista de Chávez o Maduro, sin dignidad alguna, permiten excesos por la natural incompetencia en el gobierno municipal, atropellos sobre el personal, desafueros con la ciudadanía por ignorancia y torpeza y anarquías contra la inteligencia del cartagenero. De ahí la chabacanería con la que tardo-gestionan, “la nada”, las licencias bochornosas alejadas de “la clase y la categoría”, -algo que o se tiene o no se tiene-, con las que nos tiene acostumbrados en clara similitud con los populismos más mundanos, nos avergüenza, nos defrauda a los que sin querer/queriendo hemos depositado en las urnas un voto de confianza por contrariar la desfachatez que regían los futuros de la ciudad en manos de los del PP, craso error, y la providencia…, le dimos carne a quien no sabe masticar. Cartagena se muere, sucia, vacía sin futuro, y lo peor, sin clase y sin honra. Si los que se dedican a la política son mezquinos, pequeños (metáfora) y mediocres, seremos, somos, mezquinos, insignificantes y mediocres.

Yo me pregunto si la fotografía actual fuera hace dos años en Cartagena…, asistiríamos a memorables jornadas de verborrea, beligerancia y vocerío trivial en los plenos y en las prensas.

Así. Un concejal de Seguridad y es el que sobresale del resto…, -manda guevos- que ha quebrantado la ley y la Justicia persiguiendo cual inquisidor en favores de partidos a responsables de Área y Departamentos, y esto es un hecho. Un director incompetente de la ADLE amparado por intereses de partido y de amiguismos, no de la ciudad. Sueldos a amigachos, ya no asesores, que perturban la economía, y dicen que no hay un duro… Una vice… ¿? que se dedica a aparentar junto a su consorte político que es reprobada, pero de mentira… y quiere ser alcaldesa. Un regidor que amparado en un grupo de palmeros no presenta las actitudes y aptitudes que merece esta ciudad, ¿tenemos lo que nos merecemos?, ¿qué será lo próximo…? España tiene su “Princesa del Pueblo” que es la Esteban…, y Cartagena también, aunque muy disputado el cargo…  

Y en Madrid, más miseria humana, más herrumbre política,  más hipocresía y más astucia chabacana de discoteca de facultad emporrada. Aquí, el Pedro Botero del PSOE no quiere perder el tren, y con una intención degradada por el interés propio nos aboca al ridículo, a lo absurdo con su mercadeo de la palabra. Como el ridículo del otro Sánchez en Murcia, la puerta se está cerrando y la fecha de caducidad se acerca, desbandada y desahucio político en el PP murciano con lacre judicial. Y este no sabe ni mercadear con las palabras.

Espero para por el bien de este país que haya elecciones de nuevo, pero sin caricaturas políticas, sin Sánchez y sin Rajoy, “los otros”, los de Podemos se linchan solos, siempre ha sido así. Como broma ya ha sido suficiente.
Tres cuentos de Munro, tres mensajes que se tiñen de vergüenza y traición, la de la madre abandonada por su hija, la que le prometió amor. La metáfora de este país, de esta región y de esta ciudad. El abandono por la incompetencia y los intereses de la madre patria, la madre tierra. Como la obra de Munro. Sus cuentos hablan de dones sobrenaturales, traiciones, engaños, sueños frustrados e ideados, sorpresas entre hombres y mujeres, entre amigos, entre padres e hijos…, lo dicho…, como la pura realidad de este país. Vaya mierda.

El odio es un sentimiento de profunda antipatía, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, o fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o destruir a su objetivo, así lo cita la que fija, da brillo y esplendor a nuestro léxico.

España, tristemente lleva décadas viviendo entre el odio y el miedo, el odio desarrollado por las calañas oprobias que han basado en el terrorismo, en el mesías profano de la pistola, de las bombas, del miedo…, una manera de vivir cómodamente, sin conciencia y sin corazón, esto lo hemos sufrido en España durante décadas con los radicales por ignorantes y parásitos sociales o asesinos a la sazón de ETA, GRAPO y demás aforados a la miseria humana, y por supuesto…, sus descendientes y simpatizantes ideológicos, una clase de macarras sociales que ahora tibiamente hacen apología de la racionalidad por interés político basándola en la mentira, vistiendo la sotana del perjurio del alma por captar votos indolentes y perfeccionar su alabanza violenta y antisocial, entre el odio y el miedo.

Entre el odio y el miedo. Hacer política hace décadas y ahora otra vez, consistía y consiste en hablar con ira del pasado de España, la guerra, los malos o conservadores, los buenos…, los ocupadores, los ocupados, lo que es la defensa del victimismo fanático hecho maná de miserables. Un discurso caduco, rancio y aséptico por fracasado que se entona como la panacea de la salvación social, discurso que es el decálogo de los radicales  infames de esta sociedad para justificar su autocrática existencia. Se vivía en este país hace décadas con fantasmas de odio y sombras tétricas, y ahora también. Cada uno tenía sus fantasmas diferentes, pero el odio era general, y lo triste es que ahora también. Estaba muy vivo en el país el viejo asunto de las dos Españas. Eran los sesenta, y las reminiscencias en los setenta y ahora, gracias al PSOE desestructurado con un Sánchez perdido en la mísera de las sombras del fracaso con ansias de protagonismo. Un Podemos anárquico vestido con pañoleta de “boy scout” y con la miseria humana alojada en el corazón de víctima, anclados en la soledad de la dignidad del “Pueblo Blanco” de Serrat, olvidados en el tiempo, sin avance, estancados, donde solo el odio, el rencor y las deleznables ansias de poder por venganza y protagonismo son su decálogo de actuación con la moral precisa del momento y sin dignidad, “mienten luego existen”.

Esta nueva generación del odio ya la tenemos aquí. Ahora es cuestión y responsabilidad nuestra desterrarlos, otra vez…, es cansino. Son esos que están ahora, metiendo el miedo en el cuerpo a quien se preste. Sin olvidar a la panda de sinvergüenzas que nos han gobernado y todavía nos gobiernan que, con su descabellada arrogancia han jodido lo que tanto costó levantar a nuestros predecesores. Una panda de muertos de hambre mezquinamente aforados sin distinción de género ni número con marchamo de concejal, alcalde, diputado y senador que han hecho de la representación política un negocio y que son culpables de cohecho y corrupción social.

Así decía el hierro al imán: te odio porque me atraes sin que poseas fuerza suficiente para unirme a ti. Esta sentencia de Friedrich Nietzsche puede sintetizar la triste realidad que asola al mundo. Ayer fue la Intifada, hace siglos las Cruzadas, hoy la Yihad, y mañana..., el dios de cada cual dirá, no dudéis de que habrá un mañana, el mundo cohabita y coexistirá con víctimas y victimismo y con herejes de la verdad batiendo falsas deidades. No me creo que ningún dios siembre el desastre, el odio, la muerte y el miedo, eso es emanado de la miseria humana. No entiendo porque los corazones en paz, los guías espirituales de puros linos blancos no elevan el grito enérgico del destierro de estos miserables que siembran el terror basándose en un Islam radical cada vez más deteriorado socialmente y sometido a su propio terror, con las excusas del atropello propio que duran siglos, solo tibias manifestaciones, Paris, Bruselas, Lahore, Bagdad…, antes New York, Madrid, Londres…, las mil y una noches teñidas de sangre y dolor, ¿es este el mensaje que quieran dar? 
Un mensaje de odio, de miseria y de terror. Son seres que aterrorizan con un corazón de plástico, podrido, depravado y corrompido, muy pequeño. Víctor Hugo decía que, “Cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga. El Odio engendra odio, y otra vez se está engendrando demasiado odio que acabará con otra cruzada destruida, esto durará décadas y en siglos, volveremos a lo mismo, ahora solo hay odio, miedo al miedo, cito; El odio es la venganza de un cobarde intimidado. El odio es la cólera de los débiles. Y poco a poco en occidente nos estamos volviendo cobardes por que empezamos a odiar por dolor, y nos embauca la cólera de débiles…, somos humanos.

Pero me quedo con un cita de Schopenhauer; “En no pocos casos el odio a una persona tiene sus raíces en la estimación involuntaria de sus virtudes”. Eso traducido es envidia, impotencia de ser grande como al que se odia, de ser puro como al que se odia, de ser valiente como al que se odia, de ser sano espiritualmente como al que se odia.

Esa nueva generación del odio ya la tenemos aquí. Está en España, en nuestras calles y en nuestra política. Está en Europa, en sus políticas e instituciones. Está en el mundo, está en la cobardía, en la falta de valores y respeto al prójimo. Está en las venas de una civilización corrompida, otra vez. Alguien dijo que lo contrario del amor no es el odio, sino el miedo, y esa es la verdadera daga de los terroristas, hacer perder lo que se ama, el miedo lleva al odio y ahora esta germinando salvajemente en Occidente y en un Oriente sometido a estúpidas guerras por intereses económicos y partidistas. Más odio, lamentos y lágrimas con notable ausencia de amor, afecto, cariño…, respeto en definitiva. El odio en circunstancias extremas y radicales como las actuales es como una pandemia, una enfermedad epidémica que se extiende por doquier y ataca a casi todos, y eso no es sano, y evidentemente, ya nos estamos contagiando…, pero una mirada al pasado sin odio, con amor y cariño a nuestra familia, a nuestros amigos, los de la infancia y los actuales, a la buena gente humilde y serena, nos hacen mitigar tan ingrata acepción.