Miércoles, Julio 03, 2024
   
Texto


Decencia e indecencia

Usamos el rico idioma de Cervantes al gusto y como nos interese, nos acaloramos, usamos sin mesura calificativos y adverbios modales que nos caracterizan a nosotros mismos en contra del prójimo. No tenemos decencia y llamamos al contrario indecente. No sabemos de respeto y calificamos de irrespetuoso al opuesto o, no tenemos educación ni la hemos conocido y llamamos mal educado al prójimo. somos más o menos desafortunados en nuestras acciones verbales y más o menos enfermos de protagonismo, de celosa chulería, que es de lo que se trata, de psiquiátrico, pero con pasaporte.

‘Asinque’, visto el vocabulario que se maneja en los foros parlamentarios en el siglo XXI, vistos los personajes sin clase ni elegancia política que nos representan y vista la reata de acémilas que viven de nuestros impuestos, de los que desafortunadamente, aquí “sí que somos todos”, hoy hablamos recurrentemente de “decencia” por los indecentes espectáculos plenarios trimilenarios, los socialistas, los nacionalistas y hasta los populares y de la ansiada honestidad, de la que hay tanta necesidad en la España de Sánchez Mejías. “¿Cómo puedes exigirle a nadie que lleve una vida decente si tú no te riges más que por tus impulsos?” Naguib Mahfuz. Nobel de literatura que me lo ha puesto a ‘güevo’, que diría ‘El Sémola’.

Dice la que pule y da esplendor al vocabulario, no a las formas ni a la educación de las personas, ya quisiéramos, que la “decencia” es el aseo, la compostura y el adorno correspondiente a cada persona o cosa. También el recato, la honestidad y la modestia. Por último, cita la dignidad en los actos y en las palabras, conforme al estado de las personas, hoy deficiente por generalidad en nuestros representantes. Consecuentemente, la indecencia es la falta de decencia o de modestia que nos anega, o un dicho o hecho vituperable o vergonzoso, engañar al votante y no estar a la altura es indecente.

Tengo que reconocer que, al cabo del día, al cabo de la hora e incluso al cabo de un minuto, mi mente viaja por indecentes pensamientos, por indecentes paralelismos y por indecentes deseos, tanto que, si fuera un “mea pilas”, estaría en contrición permanente, pero lo asumo como mi propia e imperfecta condición humana, donde la honestidad y el respeto, aderezado con sarcástica critica forman el bálsamo de redención ante el prójimo, soy indecente pero lo disimulo, o al menos lo intento.

Claro está, eso no pasa con todos, las ansias de protagonismo, el vacío espiritual, la superficialidad y la banalidad humana asoman por doquier, y lo pagamos los españolitos de a pie presenciando vergonzosas, indecentes y deshonestas actitudes y aptitudes en clave política y derivados.

Paradigmas. Lo de Sánchez en Ferraz ha sido de indecencia denodada, un espectáculo cómico taurino de altos vuelos, que nos demuestra la baja calidad, la nula clase y la falta de elegancia política de estos señores y señoras, perdón compañeros y compañeras, quien nos diría que ha tenido que ser Felipe y no el hermoso el que hiciera el lance del último tercio de la corrida.

Tampoco no es nada decente que tras la que está cayendo en el PP, donde la falta de honestidad y decencia es sublime, Rajoy, en un acto de generosidad marcial y más “teniendo donde ir”, no abandone el barco en beneficio de todos, aprovechar el lance taurino sociata, el paseo con mulillas del “Godot” para dar una lección de moral y decencia, dejar el cargo en transición y recuperar la confianza perdida, y dejarse de chulerías de mercadillo. Que el PSOE esté agonizando, no significa que el PP este sano, de hecho, gracias a estas enfermedades han nacido nada decentemente, realquilados como Ciudadanos o parásitos contemporáneos como Podemos, y esto son hechos, además de facilitar la nada decente enfermedad venérea que provoca los independentismos consolidados nacionalistas y las pueriles pataletas populistas provinciales.

Pero no se queda aquí en rabietas, tener a presidentes de comunidades señalados por los jueces y fiscales, en proceso o desproceso de investigación no es decente. Tener en los parlamentos de las taifas a analfabetos integrales no es decente ni moral, y tener, a conejales con la falta de clase como los que abundan, simplemente es, indecente. Como dijo Emilio Lladó; “No es tolerable que el imperio de la indecencia domine en la política”, y lo domina.

 

Rue del percebe

Decía Abraham Lincoln que; "Se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo".
‘Asinque’, y pensando en las sandeces de nuestros políticos de cabecera, de los cuatro partidos hegemónicos, unos más que menos, de los tontos de alcoba que quieren la independencia de su casa pero mantenidos por el Estado, de los alpargateros de quieren quitar la estatua de Franco y poner la del tonto de la ramblas que no descansa, sin duda más adecuada a su identidad, en fin, un país de pandereta, un  país de oportunistas que diría El Sémola, no de oportunidades, sí de oportunidades políticas para oportunistas de futbolín y medio pelo, algunos con pelo pero indecentes a la cubana, me hacen pensar en aquellos TBO´s de Ibáñez, los cuales nos dieron la llave a algunos de mi generación para luego, interpretar la literatura metafórica y profunda de nuestros ilustres artistas de las letras, y a los más estúpidos a atrevernos a expresarlas.

La Rue del Percebe 13 o la España de Galdós hecha pandereta y botijo. Un paseo efímero por un edifico lleno de personajes curiosos, anegado de oportunistas, vividores, y adanes de la sociedad que en mayor o menor medida sirven de metáfora de la España actual. Nada más llegar y recién alojados, “Podemos” ver a Don Senén, dueño de una tienda de ultramarinos o lo que surgiera la circunstancia, que siempre encuentra la manera de engañar a la necesitada clientela, a los votantes o a quien se cruce, hoy pescadería, mañana panadería y si es necesario un garaje...

La 'valenciana' portera, personajes que se enriquecen a costa del pueblo sin pasar la escoba, que nos puede recordar la graciosa grosería del chismorreo español, donde los programas más mediáticos de este país, programas progres, por supuesto, son de eso, de chismes, de chismosos y chismosas, paradigma de la cultura española. O la metáfora del ascensor eternamente estropeado y canal de trapicheo de variopintos constructores afines a los mandamases.

Lo de la alcantarilla es curiosa prosopopeya, alquilada y realquilada de forma independentista como morada a Don Huron, con pelo o sin pelo, con risa o sin risa, con orejas o sin ellas, que parece transportado a este siglo por la decadencia de la sociedad y la especulación. El veterinario del primero izquierda, nada competente, que lo mismo usa el pavo real de plumero que de abanico, según el sitio, símil aforado en nuestra sociedad. Adosado al “doctor” la sede de algún “popular” partido de la época, no en vano se llama Pensión Rita y se dedica a realquilar a los “ciudadanos” y demás afines frustrados, la dirige un mezquino personaje y está continuamente superpoblada, antesala de los palacios de Justicia donde sorprenden los continuos intentos por alojar a más inquilinos mediante irregulares y estrafalarios métodos.

Un piso más arriba aparece la protectora de animales, encarnado el sarcasmo en una anciana que no para de cambiar de mascota, da igual, el caso es dar por saco al vecindario, elefantes, perros, gatos… De vecino, un piso multi-alquilado, lo mismo vemos a algunos bigotes realizando trajes a medida que soñadores mediocres con sueldos caros amparados en negras y oscuras tarjetas, o algún cartero de fortuna ofreciendo sobres por doquier. Pero todo normal.

En el tercero, el patoso y estúpido ladrón, Ceferino, que encarna a una clase de inútiles que, con tal de robar, roban hasta estachas de barco, o arena de ladrillo. Luego los traviesos, los trillizos “porculeros” que, sostenidos y mal educados por el sistema actual, aprovecha sus resquicios para joder a su madre, como sea. Capaces de usar trampas de rinoceronte para cazar adeptos o novios para su hermana, “la del catálogo del IKEA”, o moler un collar de perlas para disfrute de la tribu, en comuna y en perfecta orgia alucinógena de talentos, eso sí, son menores de 45 años, a partir de ahí, burgueses de corbata y traje de marca sin derechos.

Y la azotea, donde Manolo, el más social y demócrata de este país tiene su habitáculo, debajo del cartel que da nombre a tan singular edificio, él, embargado y denostado, a pesar de esconderse de sus permanentes acreedores, desdibujando sus actos y siendo un deudor de confianzas empedernido se le conoce por la astucia de escapar de sus acreedores, de las andaluzas, de los castellanos, de los valencianos, en fin, de todos y todas, compañeros y compañeras, eso sí, viviendo de los sablazos y engaños en los que es un maestro y no pintor precisamente, intentado cambiar de morada a toda costa.  Pero esto es una generalidad en este país.

 

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