Miércoles, Julio 03, 2024
   
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Historias de Alumbres (XI): De los orígenes de Alumbres y su iglesia

A modo de introducción: Alumbres es un pequeño pueblo de la comarca de Cartagena que se encuentra situado entre la milenaria ciudad marinera de Cartagena por el Oeste, la no menos antigua sierra minera de La Unión por el Este, el polígono industrial del Valle de Escombreras por el Sur, y Roche y el milenario Cabezo Rajao por el Norte.

Casi quinientos años ya han transcurrido desde que los primeros pobladores mineros decidieran fundar un asentamiento humano estable, que pronto denominaron Alumbres, y no ha resultado fácil superar los innumerables factores adversos que a lo largo del tiempo condicionaron su existencia, desde los frecuentes ataques de los piratas, pasando por las epidemias que diezmaron a la población, hasta la amenaza de desaparición del pueblo por intereses industriales.

De los orígenes de Alumbres: Cuando en 1445 las minas de alumbre de Bizancio caen en manos de los turcos se produce un encarecimiento del producto en el mercado y tanto en España como en el resto de Europa se buscan yacimientos que puedan sustituirlos.

El alumbre de la península se empieza a producir hacia 1485 en Mazarrón (Murcia), y posteriormente hacia 1509 se descubren las minas de Rodalquilar (Almería), y por último en 1535 se comienzan a explotar las minas de Alumbres (Cartagena).

Es hacia 1520 cuando se descubre un yacimiento de alumbre en el Cabezo Roche, en las cercanías de Alumbres, cuya explotación fue concedida a D. Francisco de los Cobos por el Rey Carlos I, y por medio de varias provisiones reales, fechadas finalmente el 8 de enero de 1535, se le eximía de la obligación del pago de las Alcabalas, Almojarifazgos y otros derechos. Además se le autorizó a cortar la madera que hiciera falta y acarrear y acercar el agua necesaria para la fabricación del alumbre.

El monarca le concedió también la construcción de un poblado formado principalmente por cristianos viejos, a cuyos pobladores les otorgaría el derecho a sembrar, pacer y cortar en los términos del poblado como vecinos del Obispado de Cartagena, e igualmente les eximiría del pago de Alcabalas de todo lo que se vendiera en el poblado para el mantenimiento, vestido y calzado de la gente, además de todas las preeminencias, franquezas y libertades que disfrutaban los vecinos de la ciudad de Cartagena, y también le autorizó a construir todo lo que fuera preciso para la fabricación del alumbre.

Poco a poco se comenzaron a construir viviendas para los obreros y sus familiares y para el personal encargado de la explotación minera, así como lo necesario para la fábrica del alumbre. Con el incremento de la industria, Los Alumbres Nuevos que era como se le llamaba entonces para distinguirlo de Los Alumbres Viejos de Mazarrón, fue desarrollando y diversificando su actividad con otras de carácter ganadero y agrícola en la que el trabajo del esparto ocupaba ya un espacio laboral, y hacia la mitad del siglo XVI contabilizaba unos 100 vecinos (entre 400 y 500 moradores).

La actividad minera se reduce de forma notable a partir de 1575, y  hacia 1591 se deja de producir el alumbre. A finales de siglo sólo había en el pueblo unos 20 vecinos que se dedicaban fundamentalmente a buscar plomo y a recoger esparto.

Una vez paralizada la producción de alumbre, es a principios del siglo XVII cuando la actividad industrial iba a dar un nuevo giro por mediación de la almagra, que era un residuo que quedaba de la fabricación del alumbre, y que ya se producía en 1579, sustituyendo así a la industria del alumbre, y se estuvo exportando durante el siglo XVII  y casi todo el siglo XVIII, hasta que se prohibió su venta al extranjero en el reinado de Carlos III. Entre otras aplicaciones se empleaba para la pintura y en la fabricación del tabaco en Sevilla.

A finales del siglo XVII se empiezan a explotar las minas de plomo de La Parreta.

Pero el poblamiento y su estabilidad no fue una empresa fácil, pues tuvo muchas dificultades que superar, pudiendo destacar entre otras razones las siguientes:  el incremento de las incursiones de los piratas por la zona, y el terror que infundían en la población, las epidemias devastadoras, la política internacional sobre el producto ante la rebelión de los Países Bajos, y las disposiciones municipales de finales del siglo XVII prohibiendo la construcción de casas de morada en las tierras de realengo de los pagos del campo, “Ordenamos y prohibimos el que se fabriquen casas en los realengos de Pozo Estrecho, La Palma, Alumbres y otros del campo, excepto el de San Antón por lo inmediato que está de esta ciudad y contemplarle como arrabal, y los escribanos del Ayuntamiento no realizarán pedimentos ni memoriales pidiendo sitios para dichas fábricas”.

Es en 1715, cuando con motivo del reparto de la sal toda la población del campo se estructura en diputaciones: San Antón, El Plan, Los Médicos, La aljorra, Miranda, El Albujón, Pozo Estrecho, Hondón, Alumbres, San Félix, Lentiscar, San Ginés, La Magdalena, Perín, La Palma, Campo Nubla y Los Puertos. (Torres Sánchez). Lo que favoreció el recuento detallado de caseríos del que carecía la jurisdicción global.

Del origen de la iglesia de Alumbres: Sobre la iglesia se han escrito muchas cosas, y sin embargo, hasta ahora no se ha dado fecha exacta de su construcción, aunque casi todos los autores que han escrito sobre ella han aportado algún dato que lleva a la conclusión de que ésta se edificó antes de la constitución de la parroquia en 1699.

A finales del siglo XVI, concretamente en 1587, la vicaría de Cartagena seguía contando con una sola parroquia, la de la ciudad, cuya sede era la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción conocida como Catedral Vieja, la cual tenía como anejo a los Alumbres Nuevos, “lugar sin pila ni beneficio”. Esta era una ermita en la que no se administraban los sacramentos, ni siquiera el bautismo “sin pila”.

Sería en las postrimerías del siglo XVII, cuando se crearían las parroquias de San Roque en Alumbres (1699); San Fulgencio en Pozo Estrecho (1699) y Santa Florentina en La Palma (1700), siendo papa Inocencio XII y Obispo de la Diócesis Francisco Fernández de Angulo.

No obstante, hay algunos datos que nos llevarían a adelantar la fecha de la construcción de la iglesia, treinta años atrás a su erección a la categoría de parroquia, así lo pone de manifiesto Francisco Legaz García en su libro “Bajo la Campana Parroquial. III Centenario de la Parroquia de San Fulgencio”.  Concejo 30-4-1667. Se ve una petición de Juan Alonso, “Vecino de esta ciudad y fabriquero de la Iglesia de Los Alumbres”, en que pide licencia para cortar la madera necesaria “para cubrir la dicha iglesia”. Se le concede.

También en fecha 12-10-1694 hay otra petición señalada en el libro mencionado de Francisco Legaz García. Baltasar de Gea pide merced de sitio de realengo de cien palmos de largo y cinco de ancho en el lugar de Alumbres “linde con el camino que va a Escombreras y frontero a la Iglesia”.

La parroquia de Alumbres se instituye bajo la advocación de San Roque, cuya procedencia es Francia (Montpellier) y según la leyenda se contagió de la terrible enfermedad de la peste, y que habiéndose apartado de la civilización a un lugar de los Alpes, era un perro quien le llevaba el pan en la boca y le lamía las heridas. Una vez curado volvió a su tierra pero fue apresado y al poco tiempo murió. Luego surge la veneración popular.

Parece que la costumbre de utilizar fuegos artificiales durante las fiestas patronales de San Roque en Alumbres viene de antiguo, puesto que en las fiestas de la ermita de San Roque de Cartagena a mediados del siglo XVII, los soldados solían celebrarlo con fuegos y mosquetazos, al menos así lo cuenta Ernesto Ruiz Vinader en su libro "Ermitas y Cosas de Cartagena”.

Siendo Obispo Antonio Trejo, se da un importante paso en el desarrollo de la parroquia cartagenera, y en 1622 se decide que “los cuatro curatos amóviles por donde hasta ahora se ha regido se erija uno solo conformándose con los decretos del Santo Concilio de Trento”, esta única parroquial tenía su sede en la Catedral Vieja como ya se ha dicho anteriormente, y se crea este curato no solo sin diezmos ni primicias, sino también con la advertencia de pena de suspensión al cura que lo reclamara, teniendo sólo por renta los derechos de bautismos y matrimonios y tres partes de los funerales.

La estructura de una sola parroquia para Cartagena y su campo se mantuvo durante el siglo XVII y el XVIII, y buena parte del XIX, por lo que las diferentes ermitas del campo siguieron siendo atendidas por religiosos de distintas órdenes. Parece ser que la de Alumbres era atendida principalmente por los  Franciscanos Recoletos del Monasterio de San Ginés de la Jara.

Por el censo de Aranda de 1769, que toma como unidad geográfica de referencia la parroquia, sabemos que en la de Alumbres hay 2746 habitantes, en Pozo Estrecho 2423 y en La Palma 2201.

En el siglo XVIII el desarrollo poblacional de la ciudad tuvo su reflejo en el campo, y con el campesinado la propagación de ermitas rurales, entre las que se cuenta la de San Roque de Alumbres y otros pueblos de la comarca. “En estas ermitas donde se celebra el santo sacrificio de la misa los días de precepto por los sacerdotes, clérigos y frailes, con quienes se ajusta un tanto cada año, que pagan entre todos sus vecinos; y luego que dicen misa se retiran a su convento o población, quedando aquella ermita y todo su vecindario interín, llega otro día de fiesta, desierta en lo espiritual y en un total desamparo en las frecuentes ocurrencias de la suministración de los sacramentos a los enfermos” (el Alcalde de Cartagena al Gobernador del Consejo Real 22-1-1791).

A finales del siglo XVIII, la iglesia de Alumbres era descrita por Vargas Ponce de la siguiente manera: Alumbres tiene una iglesia de tres naves y bastante capaz, no tiene orden ni nada notable. Su pavimento todo destrozado a causa de los continuos entierros, pero en el día hay cementerio a espaldas del templo.

La iglesia de Alumbres con sus más de 300 años de existencia ha tenido que ser reparada en muchas ocasiones, incluso recientemente se le han realizado algunos trabajos, tanto en el interior como fuera del edificio religioso.

Mi agradecimiento a Francisco Legaz García por las aportaciones personales que me ha regalado y también por las de su libro “Bajo La Campana Parroquial. III Centenario de la Parroquia de San Fulgencio.”

 

 

La subvención que no llega al Teatro Apolo

Esta noticia es lo suficientemente importante como para hacerse eco de ella, ya que se ha luchado mucho desde la Asociación de Vecinos de El Algar en estos años anteriores para lograr, primero, la cesión por parte de los anteriores dueños del Teatro Circo Apolo al pueblo de El Algar, sus legítimos dueños ahora, y luego por que éstos consiguieran los fondos necesarios para su reconstrucción y puesta en funcionamiento como se ha logrado.

La cosa es, a mi juicio, muy grave, ya que, en 2011 se aprobaron 150.000 euros de subvención para este emblemático teatro algareño y ninguna administración la ha entregado, como hemos leído en el comunicado que el presidente de la Fundación Teatro Circo Apolo publicó en Facebook. Vosotros mismos podéis sacar vuestras propias conclusiones.

"En los presupuestos generales del estado del año 2011, el Ministerio de Cultura concedió una subvención de 150.000 euros al Teatro Circo Apolo de El Algar. Esta subvención aún no la hemos recibido, aunque llevamos a cabo diversas gestiones para conseguirlo.

Una de ellas se realizó en el último Pleno de la Junta Vecinal de El Algar, celebrado el día 30 de octubre, donde se presentó una moción en la que se pedía el respaldo de todos los miembros de la misma, y en la que se decía "que el Ayuntamiento apoye las actuaciones necesarias a nivel nacional, ante los ministerios correspondientes, destinadas a conseguir que el pago de la subvención se haga efectiva en el menor tiempo posible".

Dicha moción fue rechazada al considerar, entre otras razones, que no había urgencia para tramitarla en ese Pleno por no tener la suficiente información sobre el estado actual de las gestiones realizadas.
No obstante, la presidenta de la Junta Vecinal manifestó su total disposición a informarse de las mismas y colaborar con el Teatro Apolo en todas las gestiones que fuese necesario".

No me aventuraré, sin tener datos concretos, a decir que el dinero salió de Madrid con destino la consejería pertinente, quizá Cultura, pero me inclino a pensar que eso fue lo que paso y que el dinero, una vez que se recibió en esta Región, fue "usado para otros menesteres más importantes" (¿quizá para pagar deuda?). La cuestión es que no lo han recibido aún en la Fundación Teatro Circo Apolo de El Algar y es algo que por derecho les han concedido y es de justicia que lo reciban.

En el muro de Facebook alguien ha escrito lo siguiente:

"¿Cómo se pretende que se apruebe algo tan serio como una moción, sin documentarla antes?. Y ahora la pregunta del millón, ¿donde están los señores que la concedieron y por qué no la pagaron? Y, por favor, estos temas se solucionan en los despachos, ¿ lo habeis intentado?".

Es triste y penoso ver como algunos vecinos ponen pegas, cierran puertas, no ayudan y ponen cortapisas a quienes quieren hacer algo por el pueblo. Tratan de desviar las culpas a otras personas que sí, que las tendrán, no me cabe duda, pero es también de recibo decir que, si se le quisiera, se le podría dar una rápida solución, por parte del Ayuntamiento, por ejemplo.

Me explico. El Ayuntamiento debió de dar a las doce juntas vecinales más de diez millones de euros, que es el 6% del preuspuesto que por Ley ellos tienen reglamentado dar a éstas.  Sólo dieron algo más de dos millones de euros, por lo que los ocho restantes los deben de tener "por ahí guardados". Ya que la presidenta de la Junta Vecinal se ha "preocupado" de ello, pues animo a que así se haga, que sea el Ayuntamiento el que adelante el dinero y que luego sea nuestra querida alcaldesa y diputada la que les pida el dinero al órgano correspondiente.

Es fácil y sencillo realizar, y además es legal, justo, lógico y práctico.

 

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