"Era una persona muy peligrosa". Así definió el comisario Alfonso Navarro a Carmelo Campos, el supuesto autor de agredir con un cuchillo a su ex pareja, que fue detenido ayer mañana en Lo Campano (Cartagena) tras una operación de la Policía Nacional que movilizó a cincuenta agentes y que pilló durmiendo al hombre buscado.

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La ex mujer de Carmelo ya está más tranquila. Lo ha pasado muy mal desde que en la noche del 28 de enero sintió que podía perder la vida, lo que evitó al coger el cuchillo con las manos, pero que le provocó la sección parcial de varios tendones de los dedos y un gran corte en la cara, que se añadían a la heridas en el cuello y en el pecho que había sufrido instantes antes. Al parecer, según la información policial, el motivo de esa agresión fue la negativa de la mujer a introducirse en un turismo, como le exigía Carmelo, quien se dio a la fuga (detectó que varios vecinos lo habían visto) no sin antes amenazar de muerte a la víctima, a su compañero sentimental y a una amiga con la que convivían. Inmediatamente, la Policía Nacional montó un sistema de protección de máxima grado durante las 24 horas de cada día en torno a la vivienda de la calle Pintor Portela. Ahora, con el apresamiento de 'la amenaza', seguirá esa protección, pero en grado inferior.

La Policía Judicial no tardó mucho en localizar al supuesto agresor, pero no fue fácil el apresamiento, "pues cambiaba mucho de domicilio", ha explicado el comisario, Alfonso Navarro, en la rueda de prensa, en la que ha estado acompañado por el responsable del grupo de la Policía Judicial y del jefe del gabinete de comunicación, Francisco Jiménez Ávila. Entrar en un domicilio exige una autorización judicial y que luego no esté la persona buscada es un problema. Por eso, la dificultad de su arresto, aunque se sabía que siempre ha estado en Lo Campano y casi siempre sabía la policía por dónde se movía. En una de las ocasiones el acusado salió del inmueble y efectuó algunos disparos al aire. Quizás porque sospechaba algo.

El pasado 2 de febrero se entró en uno de los tres domicilios, pero Carmelo consiguió escapar a través de agujeros que se habían practicado en los pisos y que comunicaba unos con otros. Sin embargo, esa operación no fue infructuosa, pues se descubrieron diversas cantidades de droga para la venta y un pequeño taller para la fabricación y manipulación de armas de fuego. En Comisaría fue expuesto ayer tarde lo incautado. Había 2,5 kilos de hachís y uno de marihuana, que en el mercado ilícito hubiesen alcanzando un valor superior a los veinte mil euros. Junto a ellos, las armas que Carmelo adquiría deterioradas y que arreglaba para que pudiese efectuar fuego real para su posterior venta. "Es una persona habilidosa, pues en este terreno cualquier error puede provocar que la pistola se dispare", apuntó el comisario.

Ayer mañana volvió a presentarse otro buen momento para el arresto. Contra reloj, cincuenta agentes (funcionarios policiales y agentes de la Unidad de Prevención y Reacción) se desplazaron hasta Lo Campano para evitar fugas mientras que la secretaria del juzgado de Violencia Doméstica contra la Mujer en Relaciones de Pareja salía corriendo del Palacio de Justicia con el mandamiento para la entrada y registro del domicilio del familiar en la plaza Palmis en el que estaba el sospechoso. Al entrar en la vivienda, Carmelo estaba durmiendo y aunque despertó y forcejeó con fuerza con los agentes, logró ser reducido. También fue detenida su prima como encubridora en un delito de homicidio en grado de tentativa.

Carmelo, de 28 años de edad y padre de tres hijos con su ex pareja, "es una persona muy peligrosa", han aseverado en Comisaría, explicando que en su delictivo palmarés figuran condenas por homicidio doloso (por esta causa pasó varios años en la cárcel), lesiones, tráfico de drogas, malos tratos y atentado contra agentes de la autoridad. Tenía una orden de alejamiento hacia su esposa y había salido de prisión apenas un mes antes de agredir a la mujer. Hoy o mañana será puesto a disposición judicial.