Tenía un cálculo biliar, pero parecía que no había manera de que fuese intervenido en el Rosell, pues en una ocasión se anuló la operación por no funcionar el instrumental de electrocoagulación, otra vez fue porque se rompió la mesa de operaciones y en el tercer intento se fundieron los fusibles del videoprocesador. La sala de Lo Contencioso-Administrativo del TSJRM ha condenado a Sanidad a pagarle 41.260 euros, reflejando la sentencia que esos fallos suponen un grave riesgo para los pacientes.
Tras ser operado con éxito en el cuarto intento, el paciente recibió el alta en marzo de 2008. El hombre reclamó por el anormal funcionamiento de los servicios dispensados en el hospital del Rosell de Cartagena, al que le imputaba que la falta de materiales y lo obsoleto de los mismos ponía en grave riesgo la vida de los pacientes. Su reclamación era de unos cuarenta y siete mil euros.
Ahora, la sala de Lo Contencioso de TSJRM ha estimado en parte su reclamación, condenando a la Consejería de Sanidad a pagarle 41.260 euros. El tribunal apunta en su sentencia que esos fallos “no son aceptables ni asumibles” y que suponen “un grave riesgo para la salud de los pacientes”.
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