Sábado, Julio 06, 2024
   
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"Me agarró por el cuello y pensé que me iba a secuestrar"

Irma Graciela Carvajal es una vecina de San Antón que el pasado 30 de abril fue, como otras veces, a recoger a su hijo a la Estación de autobuses. Sin embargo, en esta ocasión fue el objetivo de Antonio Seco, "me agarró por el cuello", recuerda a este periódico, además de expresar que desde entonces "todos los días pienso que me van a atracar otra vez y tengo pánico". Su gran preocupación era la reparación de su coche, con el que iba a trabajar a Mazarrón, "yo no hice nada y acabé como la principal víctima", dijo cuando temía que no cobraría los daños en el turismo. Finalmente sintió un alivio con la sentencia definitiva.


Irma Graciela Carvajal Pavón fue la mujer atracada por Antonio Seco Alejandre, con cuyo coche sembró el terror en las calles peatonales del casco antiguo de Cartagena. Ayer estaba citada en el juicio y, delante de la sala de vistas, atendió a Cartagena de Ley, explicando lo que sufrió ese fatídico día.

"Fui a las Estación de autobuses para recoger a mi hijo, y mientras esperaba, estaba colocando unas botellas que llevaba en el asiento de atrás del coche, cuando de pronto sentí que me agarraban por el cuello… Pensé que me iban a secuestrar". Entonces empezó a forcejear con el agresor, "a la vez que los dos tratábamos de alcanzar las llaves para 'prender' (arrancar) el coche, y en un momento determinado logré salir por la puerta de atrás".

Antonio puso en marcha el motor y se marchó mientras que Irma Graciela salía corriendo detrás, "iba pidiendo auxilio a la vez que trataba de alcanzarlo, pero al ver un coche de la policía en la plaza redonda, me detuve y fui a buscar a mi hijo". Poco después conoció algo de lo que había hecho el ladrón con su coche. "Pensé cuántos destrozos habría hecho, pero me encontraba muy nervioso, me costaba mantenerme en pie y sólo pensaba los problemas que iba a tener para seguir trabajando si no tenía coche". La mujer dice que no vive tranquila desde entonces, "pienso que me van a atracar otra vez y me da pánico".

Ayer, antes del juicio, estaba muy preocupada. "¿Quién me paga el coche?", no dejaba de preguntarse, pues le habían informado que el acusado es insolvente y que el consorcio de seguros paga a los terceros perjudicados, "pero no a los segundos". Su turismo Fiat Punto está en un taller esperando saber su destino, "sin ayuda no puedo hacer nada, pues estoy 'atada' económicamente. Tengo tres hijos y trabajo en el campo en Mazarrón, donde necesito un coche para ir. Estos días voy con un compañero al quien le pago, pero si no se soluciona el problema, peligro todo para mí", explicaba.

Expresaba que la Ley "no es justa, no es justo que se ayuden a terceros y no a la persona perjudicada. Yo no hice nada y he acabado como la principal perjudicada".

Sin embargo, la situación pegó un giro y Antonio aceptó pagar la reparación del turismo (más de tres mil euros) dentro del acuerdo alcanzado para reducir su condena penal. Irma, que lo escuchó en sala, sintió un gran alivio.

 

 

 

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