* Un hombre roba en un vehículo dos días después de ser arrestado por otro hurto en el hospital del Rosell

* No se ha presentado a ninguno de los dos juicios y está en situación de busca y captura

* Comenzó a consumir droga con 13 años y ha estado varias veces encerrado


Día 18 de febrero del presente año. Andrés A.C.M. es detenido, junto a otro implicado, por robar un casette en un turismo, en una operación policial en la que fueron recuperados los objetos sustraídos. Es citado ante el juez para un juicio rápido, pero no se presenta, por lo que se suspende la vista oral. En el juicio le solicitan una pena de dos años y medio de prisión por un delito de robo con fuerza.

Es evidente que poco temor tiene al castigo judicial, pues a las siete de la mañana de dos días más tarde es descubierto, con una cizalla, por un agente de seguridad del hospital del Rosell forzando una máquina de comestibles. La Fiscalía le pide ante el juzgado de Lo Penal número 1 de Cartagena una pena de dos años por un delito continuado de robo más el pago de 100 euros por las lesiones ocasionadas al vigilante (tardó tres días en curar), otros 100 por los daños en la máquina y 195 euros por el dinero que falta de la caja de un quiosco ubicado dentro del Rosell, del que también le adjudican un robo sufrido. Además, se propone imponerle una multa de 45 días a razón de 6 euros diarios (270 euros). Andrés tampoco se presenta para este juicio en la sala del juzgado de Lo Penal número 1, aunque se celebra al no superar la pena solicitada los dos años.

El abogado Miguel F. Castañeda ha coincidido como el defensor de sus derechos en ambos casos, dentro del turno de oficio. Respecto al primero de los casos, alega que la propietaria del turismo recuperó los efectos y que no está acreditado que su cliente fuese el autor del robo, por lo que pidió la absolución, mientras que de lo sucedido en el Rosell, niega que fuese el autor de la sustracción en la caja del quiosco (pide como condena una localización permanente de cinco días por una falta de daños), además de que planteó que el propietario de la máquina renunció a ser indemnizado por los daños sufridos.

Andrés A.C.M. es un joven que ya acumula un intenso historial delictivo, con lo que es resulta familiar tanto a policías como a jurídicos. Consumidor de estupefacientes desde los 13 años de edad, tiene numerosos antecedentes y ha estado varias veces encerrado.