Esa frase, cuatro años después, sigue latente, pues la víctima ha vuelto a los tribunales a reclamar las nuevas secuelas que le produjeron los apuñalamientos que sufrió en la Urbanización Mediterráneo (Cartagena) por parte de un vecino a quien molestaba que unos niños jugasen al fútbol.

El 26 de mayo de 2008 se celebra en 'La Urba' el cumpleaños del nieto de Antonio en el local social. Unos niños se fueron a jugar a la pelota a la pista anexa, pero un vecino se quejó de que le molestaban. La escena acabó de forma trágica. Santiago acabó la conclusión con una puñalada en el pecho de Antonio, abuelo de uno de los niños. Éste, entonces, dijo: "Me voy que me terminas de matar". Se dio la vuelta y recibió otra cuchillada en la espalda. Así se relató en el juicio celebrado en la sección quinta de la Audiencia Provincial, en Cartagena, en mayo de 2009. El agresor fue condenado a dos años de cárcel y a pagar 42.000 euros (se están abonando con pagos de 400 euros mensuales mientras no consigue vender una vivienda), más una orden de alejamiento de 200 metros hacia la víctima.

Sin embargo, la historian o ha terminado ahí. En la zona donde recibió Antonio la primera puñalada, ha aparecido un bulto y tiene un profundo dolor, especialmente cada vez que estornuda. Además, no termina de cicatrizar la segunda puñalada, que dejó una cicatriz de siete centímetros de longitud en la espalda. Por tal motivo, la familia de la víctima ha recurrido ante los tribunales cartageneros para reclamar una cantidad ligeramente superior a doce mil euros por esos problemas posteriores, que ha confirmado un forense médico. El juicio se celebró hace escasas fechas y la causa quedó vista para sentencia.