Viernes, Julio 05, 2024
   
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El hombre que recibió un balazo en Los Juncos: “Pensé que era un petardo que me había caído”

* El acusado: “Apunté hacia él para asustarle”.

* Su mujer asegura que ya le había amenazado con el arma antes de inutilizarla y que estaba preso de los celos.

*"Me decía que me iba a llevar a la máquina de la verdad para ver si yo mentía”

* La víctima tiene miedo a salir sin compañía a la calle.

La sede cartagenera de la Audiencia Provincial acogió la causa contra José G., el hombre que disparó en 2010 a otro en el parque de Los Juncos. Se enfrenta a una pena de 10 años solicitada por la Fiscalía, mientras que la acusación particular, llevada a cabo por Simón Guasp, ha pedido un año más de cárcel por el agravante de alevosía. La defensa ha solicitado que se considere al acusado como no imputable, debido a problemas psicológicos que sufre.

Los hechos tuvieron lugar en junio de 2010 en el céntrico parque de Los Juncos. El acusado, según su declaración ante el tribunal de la Audiencia, estaba buscando un establecimiento para comprar un recipiente para guardarla y se paró en el parque para ver a los perros que se encontraban allí. En ese momento, la víctima pasó cerca de él haciéndole gestos de “burla”. Entonces, tras llamarlo por su nombre tres o cuatro veces, sacó su pistola y apretó el gatillo. “Apunté hacia él para asustarle”, dijo. “Actué por rabia”, añadió.

La víctima, tras recibir el impacto en la parte izquierda de la nuca cayó desvanecida al suelo tras lo cual José, como no vio restos de sangre, pensó que “se le había explotado el tímpano” y abandonó el lugar para ir a comisaría a contar lo sucedido. Los testigos que se encontraban en las inmediaciones asistieron a la víctima y dieron aviso a la Policía, quienes se personaron en el lugar junto a una ambulancia para asistirle.

Considera que el acusado le estaba esperando a que pasara por ahí, ya que sabía que tenía que pasar por el parque para dirigirse a su casa. “Si no me estaba esperando a mí, sería a su mujer”. Además, ha asegurado que el acusado pensaba que mantenía alguna relación con la que era su esposa y que sentía celos hacia él. Cuando recibió el disparo, notó “algo en el cuello y luego la detonación”. “Como se acercaba la fiesta de San Juan, pensé que era un petardo que me había caído”, dijo.

El acusado tenía el arma inutilizada mediante el sistema de fresado. Al inutilizar una pistola “no se sabe lo que puede pasar si se utiliza”, tal y como han asegurado diferentes peritos durante la vista. Es decir, la bala puede salir con menor intensidad, puede explotar en la misma mano de quien la tenga o puede escapar por algún lateral del arma, entre otras opciones.

Había amenazado a su ex mujer con la misma pistola
La ex mujer del acusado ha declarado que José era un hombre normal y un padre excepcional, pero seis meses antes de divorciarse (cuatro meses antes de los hechos) comenzó a cambiar su actitud y se obsesionó con que ella mantenía alguna relación extraconyugal.“Me decía que me iba a llevar a la máquina de la verdad para ver si yo mentía”, señaló. “José especulaba, hablaba intentando sonsacarme algo, pero claro, no había nada…”, añadió resignada.

La ex mujer sabía que José tenía una pistola, es más, en una discusión con ella, le sacó el arma, que no estaba inutilizada todavía y la amenazó, “al día siguiente me trajo el papel como que la había llevado a inutilizarla”, comentó.

Durante la vista, varios especialistas médicos (psicólogos y psiquiatras) que han estudiado al acusado, han comentado que el acusado tiene trastornos mentales, y puede alternar la vida normal hasta el momento en el que “se le activa su núcleo delirante”, su obsesión por algo.

La víctima, por su parte, tiene estrés postraumático, problemas de insomnio, miedo a salir a la calle sin compañía y diferentes secuelas psicológicas. Además, conserva en el cuello restos de la metralla del proyectil, ya que dado la cercanía con la médula, los médicos consideran que corre más riesgo en la operación que si se le mantiene así.

Condena

La Fiscalía solicita 10 años de prisión por el delito de Asesinato en grado de tentativa. Además, añade que el acusado es totalmente imputable y responsable y considera que estaba esperando a la víctima para dispararle.

La acusación particular, llevada por los abogados Simón Guasp y Antonio Aznar (en la fotografía), piden un año más, un total de 11, al aplicar el agravante de alevosía. Solicitan un agravante de alevosía, al actuar el acusado por detrás y sorpresivamente y solicitan una responsabilidad civil de unos 50.000 mil euros para la víctima, por las secuelas y lesiones producidas.

El letrado del acusado, en su nombre, ha lamentado los hechos que ocurrieron y solicita al tribunal que se considere a José como persona no imputable en base a las pruebas psicológicas que se han expuesto durante el juicio. Si no fuera así, pide que se le juzgue por un delito de Lesiones, ya que considera que no hay elementos de asesinato ni homicidio. Solicita, además, dos atenuantes, el de confesión y el de retracción.

El juicio ha quedado visto para sentencia. El tribunal de la Audiencia será quien determine la condena final.

 

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