José Albes Pedrero no ha aceptado la indemnización ofrecida por un centro educativo de Cartagena y ha recurrido a los servicios de un despacho de abogados al considerar que el despido que ha sufrido ha podido estar motivado por su condición de homosexual. Ahora estudian presentar una demanda solicitando la readmisión al puesto de trabajo por indefensión, falsedad en los motivos alegados y discriminación sexual, indica José Albes a esta redacción. Paralelamente, ha abierto un perfil en Facebook titulado '¿Maestro despedido por homosexual?', en el que está recibiendo numerosos apoyos.

"Después de valorar su trabajo a lo largo del curso que termina, hemos concluido que en la realización del mismo no ha seguido las instrucción de la dirección del Centro, incumpliendo reiteradamente los deberes de consulta e información previa a la dirección ante la toma de decisiones que en ocasiones causan perjuicios graves a los alumnos y a la imagen del Centro, lo que provoca un incumplimiento de sus obligaciones educativas".

Este texto es un extracto de la carta de despido que recibió el pasado 12 de agosto por parte del centro, con cuya directora no ha logrado hoy contactar esta redacción, siendo emplazada a mañana.

José Albes fue alumno de dicho centro y llevaba siete años como profesor, "cinco de ellos trabajando con una tensión muy grande", manifiesta. Explica que uno de los motivos de esa situación fue aplicar el protocolo de actuación en los casos de supuesto maltrato infantil, "a veces me encontraba con un muro si observaba una situación de riesgo en un chico". Incluso, en una ocasión, por iniciativa propia, propició que le quitasen la tutela de un menor a un matrimonio toxicómano, "cuyo padre estaba en prisión y la madre ejercía la prostitución". Explica que se formó en ese terreno y que al centro, en ocasiones, no le gustaban sus actuaciones, "pues pensaban que podían dañar a la institución, cuando resulta que es un centro concertado y, por tanto, debe ajustarse a la normativa que existe en este terreno". También expresa que los profesores "son personas muy válidas para detectar situaciones de riesgo".

El pasado 30 de junio, la dirección del centro comunicó que, por los recortes en Educación, se produciría un despido. "Lo normal, como siempre ha sucedido, es que afectase al último en llegar", pero resulta que el despedido fue él. "Situación que ha coincidido con una evidente relación sentimental que mantengo con un chico; puede ser coincidencia o no, pero la realidad es que el 12 de agosto me encontré con la carta de despido", dice, apuntando que ha sido "la misma persona en cinco años", pero que la dirección le veía como una persona molesta.

José Albes, quien es integrante del grupo de personas que ha creado la Asociación Icue de prevención del maltrato infantil en Cartagena, ha rechazado la indemnización ofrecida y proclama que confía en los tribunales, "porque puedo demostrar que los motivos que alegan no son ciertos y que no he podido defenderme". Sus abogados preparan una demanda para pedir la nulidad del despido, proceso que está en su inicio. Primero serán las reuniones entre las partes, después la convocatoria de un acto de conciliación y, si no surge un acuerdo, el proceso judicial. Su desarrollo, en ese hipotético caso, afectaría en principio el terreno laboral, pero podría derivar en demandas por dañar el derecho al honor.