Jueves, Julio 04, 2024
   
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“Si yo tuviera intención de matar a esta gente no hubiera dejado ni uno”

Yo siempre he tenido problemas con esa familia”. Es la frase que más ha repetido en su declaración esta mañana en la Audiencia Provincial Antonio C., acusado de acabar con  la vida de su ex cuñado en San Pedro del Pinatar en octubre de 2009. También ha afirmado que la mañana del trágico día intentaron atropellarle y que después cogió la pistola "para asustar", pero que al llegar a casa de su ex mujer (donde "iba 'matao' de miedo") su ex cuñado intentó coger el arma y fue, en el forcejeo, cuando se disparó accidentalmente. "Ese chico no tenía culpa de nada".

 

El acusado de acabar con la vida de un muchacho de 24 años de edad en el barrio del Carmen de San Pedro se ha sometido esta mañana a las preguntas del fiscal David Campayo y de los abogados José Manuel Navarro (acusación particular) y Alberto Truque (defensa).

Antonio asegura que, desde que se divorció de su mujer, se sentía amenazado por la familia de ella, ya que no entienden que haya que tramitar un divorcio por medidas legales y sin las leyes gitanas. “Antes de que sucedieran los hechos, dos familiares de mi ex mujer vinieron al lugar donde yo estaba paseando a mis perros e intentaron atropellarme con el coche y si no llego a tirarme al bancal, me parten en pedazos, hubiera acabado dando un salto de 4 metros para arriba”. Afirmó en su declaración que el tío de ex pareja "es el culpable de todo lo que ha pasado".

“Iba ‘matao’ de miedo”
El fiscal le insistió en por qué no denunció las amenazas que recibía y el acusado ha manifestado que no lo hizo porque se trata de un asunto entre dos familias gitanas y “los gitanos acatamos las normas gitanas”. Además, lo que sí ha querido dejar claro es que a pesar de que sea gitano, acepta y comprende las normas jurídicas y externas a su etnia. “Yo soy gitano, pero jamás voy a acatar la ley gitana, no me trae nada bueno. Yo acato las normas payas”, añadió.

“La pistola la llevé para asustar, porque es un medio de seguridad”.

Tras ello, Antonio C., fue a casa de la familia de su ex mujer, ya que sabía que estarían allí, con la intención de hablar con estos dos familiares que desde hacía tiempo le amenazaban. Nada más aparcar fue a su casa, cogió su pistola, la cargó y se aprovisionó de otro cargador más y unas balas sueltas y, en un estado de gran nerviosismo, dato que dista de sus primeras declaraciones, se dirigió a la casa, tras lo cual se encontró con el hermano de su ex mujer y tras discutir y forcejear, al darse cuenta la víctima de que Antonio portaba una pistola, intentó cogérsela y fue, en dicho forcejeo, cuando se disparó accidentalmente, según ha dicho en su declaración esta mañana. Antonio confirmó que practica el tiro olímpico y aseveró que si hubiera "tenido intención de matar a esta gente no hubiera dejado ni uno”.

Después del trágico suceso, el acusado se dirigió a la Policía para entregarse y para que auxiliara una ambulancia a la víctima, aunque cuando lo hizo ya se había personado una dotación policial en el lugar. “Allí les dije que yo fui a la casa a hablar con unos muchachos que iban a matarme y maté a este chico que no tenía culpa de nada, que era un crío”.

Un divorcio, amenazas y miedo, mucho miedo
Antonio C. se divorció de la que era su mujer de mutuo acuerdo. Aunque no se vieron las caras para firmar el convenio, no se produjo problema alguno previo. Una vez firmado y tras las continuas amenazas de la familia, según ha declarado esta mañana, pasó cuatro meses en Alicante tras divorciarse. Ha añadido que, durante el tiempo que Antonio C. vivió fuera de la región, no supo nada de la familia. Pero antes de eso, las amenazas eran constantes. La familia de su ex mujer no permitía que se hubieran separado. “No te va a dar tiempo a casarte con otra”, es lo que asegura que le decían constantemente.

Nada más separarme, le dije a su familia que me dejaran, que únicamente nos habíamos divorciado y que si esto seguía así no iba a salir nada bueno”, apunta. Además, el acusado no tenía ni relación con sus hijos, quienes vivían con su ex mujer, a pesar de tener unas normas de visitas y pensión a sus hijos. Según ha dicho en el juicio esta mañana, la situación se desencadenó así porque su ex mujer no se los dejaba, “así que renuncié, ya cuando sean grandes que vengan a visitarme”.  La familia del acusado se ha trasladado a otro domicilio, debido al miedo de que pasase algo.

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