Lunes, Julio 08, 2024
   
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“Ten cuidado, las calles están llenas de perros que paran a los extranjeros”

Es una de las frases atribuidas a uno de los cuatro acusados de robar en una decena de viviendas del entorno del Palacio de Justicia, más un italiano que compró monedas antiguas robadas, cuya vista oral ha quedado vista para sentencia. Una de las víctimas es un abogado que identificó en sala a uno de los acusados como al que descubrió tratando de entrar en su vivienda.

 


 

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Dos hombres y dos mujeres naturales de Georgia se enfrentan a penas de siete años y tres meses de prisión, más el pago de más de cuatro mil euros, como supuestos autores del robo en nueve viviendas del entorno del inmueble de la justicia cartagenera, ubicado en la calle Ángel Bruna, más el frustrado intento de una décima. Junto a ellos hay un italiano acusado de recepción para el que se piden dos años de prisión por parte de la Fiscalía. También está personada la asegurada Catalana Occidente, a través de la letrada María del Mar Requena, para reclamar lo que ha abonado a sus asegurados por este asunto.

Según se ha podido conocer en el desarrollo del juicio en la sección quinta de la Audiencia Provincial, en Cartagena, las pruebas de cargo están en el testimonio del propietario de la vivienda que no llegaron a asaltar al ser descubierto, quien dijo (“con una pequeña duda”, según se dijo) que eran los dos hombres acusados, en los recibos de las joyas vendidas a locales como Mr.Gold y Karabuc por parte de una de las imputadas y la presencia de su hija en la negociación de venta de monedas antiguas a un coleccionista italiano que también está imputado. El propietario antes aludido es un profesional de la abogacía que en sala identificó a Zurab "con un 90% de seguridad" sobre la persona que vio tratando de forzar la puerta de su domicilio y que, en un momento dado, dejó clara su profesión cuando trataban de confundirle Maza en su defensa del señalado imputado.

El policía nacional instructor de la causa ha indicado que a raíz de descubrir que algunos objetos robados habían sido vendidos en esas tiendas (los propietarios reconocieron su titularidad), siguieron esa línea de investigación hacia los sospechosos, a quienes ‘pincharon’ los teléfonos. También apuntó que en casa de Zurab encontraron un destornillado específico para abrir cerraduras tras saltar el tambor.

Antes habían declarado los acusados. Los dos hombres, quienes llegaron a la sala procedentes de prisión, están defendidos por el abogado Manuel Maza, quien hizo hincapié en que sus clientes son consumidores de droga, mientras que César Delicado representa a las dos mujeres y José Carrillo al italiano.

Los cuatro acusados junto a los traductores de georgiano e italiano en la sala

Zurab afirmó que vendía las joyas uqe le daban otras personas de las que no recuerda sus nombres y que cuando en una joyería le dijeron que procedían de robos dejó de hacerlo. La fiscal le preguntó por algunas frases de conversaciones telefónicas y mensajes, como: “ten cuidado, las calles están llenas de perros con uniforme que paran a los extranjeros”. Dijo que se refería a vendedores de drogas. Afirmó que las herramientas que tenía bajo la cama en su domicilio eran para arreglar bicicletas y que es falso que lo viesen tratando de forzar un domicilio. “Cuando vendía las joyas presentaba mi pasaporte sin temor, pues llevo once años viviendo aquí y no sabía que eran robadas”, afirmó.

Berdia, por su parte, afirmó que reside en Francia y que venía a Cartagena a consumir droga. Añadió que se limitó a acompañar a Zurab y que eran unos rumanos los que les daban las joyas, “se buscaba sólo un beneficio para comprar droga al aceptar venderles las joyas”.

Ketevan afirmó que vendió drogas por hacer un favor, en unos casos, y en otro que el material era suyo, aunque la fiscal insistió en que procedían de robos. “Lo que empeñé para mí era de mi propiedad y lo hice porque necesitaba dinero”. Su hija, Nino, por su parte, señaló que cuando escuchó que se buscaba un comprador para unas monedas antiguas que tenía Zurab, les dijo que conocía a uno por internet y sólo hizo labor de mediación, “los 50 euros que me dieron fue por un dinero que me debían, pero nada de comisión”.

Paolo, coleccionista italiano, declaró que Nino le dijo que tenía unas monedas antiguas, que le gustaron y que las compró por 1.800 euros, “soy coleccionista y pertenezco a varios clubes”. Afirmó estar arrepentido una vez que supo que eran robadas y que nunca tuvo ánimo de lucro. Sí dijo que Nino le comentó que podían ser robadas y que la negociación la llevó Berdia en todo momento, limitándose Nino a traducir.

La anécdota estuvo durante la declaración de este acusado, cuando Maza le preguntó: “¿Es cierto que su letrado le ha dicho que implique a Nino?”. Carrillo consideró la pregutna “impertinente” y el tribunal llamó la atención al primer letrado.

Después declararon las víctimas de los robos y tras las conclusiones la causa quedó vista para sentencia.

 

 

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