Es adicto a las drogas y a los robos, lo que parece estar muy relacionado, pues para consumir optó por recurrir a las propiedades ajenas. En pocos años, Brahim Faraji había acumulado tres condenas por robos con fuerza (penas de casi seis años de cárcel) y una por hurto, acciones que llevaba a cabo aprovechando que los antecedentes tardan un tiempo en figurar en el registro central de penados. Ayer llegó a la sala de vistas de la Audiencia procedente de la cárcel para recibir otro castigo de encierro, esta vez de dos años y medio.

• Anexo. La sentencia.

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Juzgan por robo a un hombre que acumulaba tres condenas por el mismo delito

A nuestros lectores les chocaba que cómo una persona condenada en poco tiempo con penas importantes de prisión siguiese en la calle y cometiendo delitos. Según hemos podido conocer, tiene su explicación, dentro de un marco jurídico muy garante para los acusados que tiene nuestro país.

Fue condenado en 2009 por el juzgado de Instrucción número 4 de Cartagena a cuatro meses de cárcel por un delito de robo con fuerza. Después, en 2011, le llegaron condenas del juzgado de Lo Penal número 3 de tres años y seis meses, por un lado, y de dos años, por otro, por delitos similares. Después, en 2012, fue condenado por un hurto y ayer volvió al banquillo de los acusados, esta vez ya en ‘superior categoría’, pues fue en la sala de la Audiencia Provincial.

La primera condena de 2009 quedó en suspenso al no llegar a los dos años. También quedó en suspenso la segunda. El motivo es que en el registro central de penados y rebeldes, que es la referencia que toman los jueces para ver si un acusado es reincidente, no figuran las condenas hasta que las sentencias son firmes. Es decir, y por ejemplo, no entra una sentencia si ha sido recurrida hasta que expira su proceso, que puede llevar bastante tiempo.

Ahora ya está en prisión, desde donde fue trasladado ayer a Cartagena. En la vista oral, la fiscal y la defensa (el abogado Manuel Maza) pactaron una condena de dos años y medio de cárcel aplicando su adicción a sustancias tóxicas, aunque matizando que esa dependencia ni anulaba ni mermaban sus facultades mentales. Con las nuevas condenadas, los beneficios que tenía en suspensión de penas quedan revocados.