La frase se la dirigió un vecino de La Palma (Cartagena) a su esposa instantes antes de que comenzasen a pelear con una navaja los dos acusados que ayer fueron juzgados en la Audiencia, ofreciendo versiones totalmente dispares sobre lo sucedido. Incluye VÍDEOS de las declaraciones de ambos a preguntas de la fiscal

Noticia relacionada: Juzgan a quienes se clavaron la misma navaja durante una pelea

Las versiones que José y César ofrecieron ayer ante el tribunal de la sección quinta de la Audiencia, en Cartagena, no coinciden en nada, siendo lo único concreto que ambos protagonizaron una pelea en la que uno recibió un navajazo y el otro fue herido por el mismo arma en la mano.

Además de las cantidades indemnizatorias, la Fiscalía pide 8 años de prisión para César por el delito de homicidio en grado de tentativa y tres años y medio para José por un delito de lesiones, mientras que las defensas piden la absolución de sus clientes. Estos letrados, Ángel Galidno y José María Latorre, a su vez actúan como acusación particular, solicitando penas mayores para las otras partes. Así, para César se piden 14 años de encierro por asesinado en grado de tentativa y para José 7 años y medio por homicidio en grado de tentativa o 5 años de forma subsidiaria por lesiones.

La fiscal expuso que el origen es un asunto económico. José dice que César le pidió dinero, pero que no tenía deuda con él. El otro, por su parte, indicó que le debía mil euros y que le estaba haciendo entregas a cuenta cada dos semanas y ese día le iba a pagar. El caso es que César llegó al domicilio del suegro de José al caserío de Los Vidales. A partir de ahí, otras dos historias distintas.

José dice que fue al lugar porque su suegra le avisó y que al llegar César le puso la navaja cerca del ojo y rompió la ventanilla del coche, ensarzándose después en una pelea. "Yo estaba encima de él y le agarraba con mi mano izquierda la suya derecha, en la que llevaba la navaja, y supongo que al tomar impulso y saltar se la clavó, pues yo con esa mano no tenía fuerza para hacerlo. No me enteré de que se la había clavado hasta el día siguiente", dijo.

&feature=youtu.be

Por su parte, César declaró que estaba fumando un cigarro con el suegro en la puerta "y por detrás José me clavó entero un cuchillo jamonero, que yo me saqué del costado".

&feature=youtu.be

El suegro de José, por su parte, señaló que José llegó con la navaja amenazando de muerte a toda la familia "y dando porrazos en la puerta. Cuando vi que le dio una patada al cristal del coche le dije a mi mujer que llamase a la Guardia Civil, que aquí iba a pasar algo. Después me metí en casa y no vi nada más". Su esposa dijo que, tras escuchar un frenazo, se asomó por una ventana "y vi a José llegar muy agresivo y portando una navaja, por lo que llamé al 1-1-2, pero la Guardia Civil tardó en llegar porque se desorientaron en la zona. Cuando vi que llegaba mi yerno y no los agentes, me quería morir y me metí para dentro", por lo que tampoco vio la pelea. Después testificó la esposa de José, quien afirmó que su marido llegó herido a casa y que cuando allí estaba la Policía Nacional llamó César. "Dijo que la puñalada se la había dado él y le pasé el teléfono móvil a los agentes diciéndoles que era quien le había apuñalado". Los policías dijeron después no recordar esa conversación.

Por su parte, los guardias civiles, sobre el análisis del lugar, apuntaron que había una frenada de coche de diez metros y cristales encima, "pero no en un extremo de la frenada, sino en la parte central", añadiendo que es complicado romper una ventanilla con una patada. También señalaron que el reguero de sangre llegaba hasta el interior de la vivienda. La fiscal mostró su extrañeza sobre testimonios de los acusados y sus familiares con diversas preguntas, como que nadie viera la pelea, sobre la forma en la que habían que se dieron las puñaladas y sobre el relato. Cerraron los testimonios de dos funcionarias del Instituto de Medicina Legal, quienes descartaron que fuese un cuchillo jamonero el que se clavó en el costado de José y que se lo pudiese clavar esta misma persona al levantarse, confirmando que el corte en la mano de César se produjo en una actitud defensiva.