"Al ver que era papeles se me nubló la vista", ha expresado el que los contó y minutos después denunció que ya no estaban los billetes. "Le di el dinero y se lo llevó", afirma el pagador. Sucedió en Los Alcázares y, tras la celebración ayer de la vista oral, el tribunal de la sección quinta de la Audiencia Provincial deberá aclarar quién dice la verdad.

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Antonio A.G. debía unos 79.000 euros al abogado de su ex mujer por unos honorarios que comenzaron a generarse años atrás y que habían provocado que tuviese bloqueados judicialmente 26.000 euros. Ambos acordaron saldar todas las deudas con una pequeña reducción que dejaba la cifra en 75.000 horas. Quedan una tarde y se produce el pago. Uno deposita en efectivo ese dinero dentro de una bolsa y el otro lo cuenta, firmando a continuación el documento del recibí. Hasta ahí todo normal. El misterio surge cuando ese paquete de unos diez centímetros de altura se convierte en recortes de revistas. ¿Quién pegó el cambiazo? Otro asunto con versiones distintas. El pagador asegura que el día en cuestión fue el 5 de abril, como refleja el documento, mientras que el denunciante afirma que fue el 11 de abril y que firmó sin fijarse en la fecha.

La Fiscalía pide cinco años de cárcel y una multa de 3.650 euros, además del pago de 75.000 euros, para Antonio, quien también se enfrenta a la acusación particular que lleva el letrado Melecio Castaño, mientras que la defensa, representada por Carmen Franco, defiende la inocencia de su cliente, solicitando que sea absuelto.

Antonio afirmó ayer que nunca se imaginó "lo que podía pasar" y que durante el encuentro para el pago se levantó dos veces de la mesa, "una porque me pidió un bolígrafo, aunque luego para firmar cogió uno de su cartera, y otra cuando solicitó una calculadora". Cuando la fiscal le preguntó por qué los recortas de prensa llevan sus huellas, según descubrió la Policía Judicial de la Guardia Civil, respondió que en ese despacho de su empresa náutica "todo lo que había tenía mis huellas", aludiendo a que podía haber cogido unas revistas de viajes que tenía allí para luego convertirlos en billetes y denunciarle. Después dijo que tras el pago se estableció un plazo máximo de diez días para recibir el documento y poder desbloquear el dinero bancario, "pero me dijo que el papel lo daría al día siguiente. No lo hizo y tuve que llamarle, diciendo que estaba muy liado. Luego quedamos y pensé que era para recoger el papel, pero me acusó y discutimos".

La versión del abogado era otra muy diferente. Estaba feliz "porque iba a cobrar después de diez o doce años, pero por esa cantidad, nada usual, esperaba hacerlo con un cheque y no con efectivo, por lo que no sirvió el documento que llevaba preparado", aseguró. Afirma que, tras contar los billetes, fue la otra parte la que volvió a envolver el paquete en la bolsa y con una goma. "Fueron segundos los que los perdí de vista". Después se marchó a su turismo, "y cuando llevaba recorridos unos cincuenta metros abrí el maletín y observé que no eran billetes. Se me nubló la vista y volví, pero ya no lo vi. Entonces me quedé allí por si salía y llamé a un amigo para que avisase a la Guardia Civil, que se personó en el lugar. No apareció y fui a presentar la denuncia en el cuartel".

La secretaria del letrado ha declarado que fue el 11 de abril cuando su jefe se desplazó de Murcia a Los Alcázares para el cobro y que escuchó cómo el acusado le daba indicaciones por teléfono de cómo llegar al lugar. Por su parte, la instructora de la Guardia Civil ha indicado que el denunciando "estaba alterado, casi a punto de llorar, venía sofocando y diciendo que le habían dado el cambiazo".

El juicio ha quedado visto para sentencia.