La intervención de un grupo de personas que estaban esperando ser atendidos por los médicos en el consultorio de Los Dolores (Cartagena) evitó que fuese a más la actitud agresiva mostrada por un paciente, de gran corpulencia, hacia la doctora que le estaba atendiendo y al vigilante de seguridad que fue a socorrerla. Un grupo de vecinos, al escuchar lo que estaba sucediendo, no se lo pensaron y entraron en la consulta logrando separar al hombre del vigilante, a quien tenía retenido. Después llegaron policías locales y nacionales, quienes se hicieron cargo de la situación.

Un hombre, corpulento y de origen árabe, entró sobre las cuatro de la tarde en la consulta de la doctora, con la que tenía cita médica. Al parecer, en un momento determinado, la facultativa temió por su seguridad y avisó a la persona encargada de la seguridad del consultorio del barrio cartagenero, quien también se adentró en la consulta. Instantes después se escuchan gritos y forcejeo, acudiendo el médico de la consulta anexa, que fue el primero en tratar de separar al agresor del vigilante, a quien tenía sujetado por la espalda, con un brazo rodeándole el cuello. En ese instante se abre la puerta y un grupo de vecinos irrumpe en la escena, consiguiendo el objetivo al forzar a que el hombre soltase al vigilante y saliese a la sala de espera, donde siguió vociferando. Enseguida llegaron los agentes de la Policía Local, a quienes se sumaron después los de Policía Nacional (desde el centro se había avisado al teléfono de Emergencias 1-1-2).

El supuesto agresor fue llevado a una habitación, donde estuvo hablando con los agentes y fue identificado ante la posibilidad de que pueda presentarse alguna denuncia contra él. Después se marchó a su casa y el consultorio recuperó la plena normalidad, incluidos los doctores inmersos en el incidente, aunque, como es lógico, lo acaecido fue un constante tema de conversación entre los usuarios. Según testigos presenciales, el vigilante fue el único que mostraba alguna pequeña herida física.