Escrito por Nuria García Abellán. Agencia CYA. Martes, 1 de marzo de 2011
Familiares de la víctima, vecinos y agentes policiales han declarado como testigos esta mañana en la Audiencia Provincial. Los primeros proclaman que nunca amenazaron a Antonio y que tampoco esa mañana intentaron atropellarle, mientras que los agentes los guardias civiles confirman la colaboración que el acusado prestó desde el primer momento, pero dudan que los disparos se efectuasen durante un forcejeo.
Los testimonios de la familia de la víctima, también de etnia gitana, han sido totalmente opuestos a lo manifestado esta mañana por Antonio. La ex mujer y sus padre, madre y hermano proclaman que todos estaban de acuerdo con el divorcio. “Si no se querían, no van a estar juntos”, añadiendo que en ningún momento "se le amenazó ni mantuvimos contacto con él”, han dicho en el juicio.
Los dos familiares que el acusado ha señalado como foco principal del problema previo al triste suceso, ‘el Pecas’ y ‘el Jose’, tío y hermano de su ex mujer, respectivamente, aseguran que la tarde en la que sucedió todo, ellos no acudieron a las inmediaciones de la casa el acusado donde paseaba a sus perros. Lo que sí utilizaron, según ‘el Pecas’, fue la carretera general que une la casa de la familia de la ex mujer con la suya, aunque previamente, ‘el Jose’ (hermano de la ex mujer) había declarado que no utilizaron la carretera general si no que fueron por la autovía.
Los vecinos de la víctima también han declarado esta mañana y aseguran que tras escuchar los “petardazos” se asomaron y vieron al joven en el suelo y a otro que huía del lugar. Dichas declaraciones, al parecer, modifican la que hicieron en su día, cuando dijeron que el acusado seguía apuntando a la víctima.
Los policías y la Guardia Civil, que fueron los primeros en tener contacto con Antonio, se ratifican en sus declaraciones y aseguran que el acusado no se mostró en ningún momento nervioso, tal y como ha dicho él, y que se entregó voluntariamente y les facilitó mucho el trabajo, contándoles lo que había pasado. Pese a que su primera declaración fue muy breve, “he matado a mi ex cuñado con dos disparos y ésta es la pistola”, los miembros de la Policía pusieron en marcha desde el primer momento el dispositivo para cotejar y comprobar todas las pruebas existentes.
El instructor del caso ha asegurado que por la forma en la que se encontraron los disparos y la sangre de la víctima, los tiros se habían efectuado desde una distancia considerable y que no es muestra de que hubiera un forcejeo, ya que de haberlo habido los casquillos y la sangre estarían juntos.
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