El juzgado de Lo Social ha desestimado en su totalidad la reclamación por despido improcedente presentada por un hombre de origen marroquí a quien el empresario acusó de haberle insultado y amenazado de muerte. Lo curioso de esta causa estuvo en el juicio, cuando el graduado social Félix Méndez Llamas trató de demostrar que el demandante sabía hablar español (en ese idioma se había dirigido a su jefe) pese a que en la vista esta persona lo negaba y declaró a través de un intérprete.
El juez Carlos Contreras, titular de la sala número 1 de Cartagena, estima que está acreditado que la parte actora percibió todo el dinero que legalmente le correspondía.
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