La figura de don Ramón Foj Gómez
Conocí al sr. Foj en el año 1965, pues fue el año que ingresé en el cuerpo de Tropas de Socorro de la Cruz Roja, pues de los cuatro oficiales que estábamos, yo llevaba el control y avituallamiento de los puestos de socorro, botiquines etc.
Todos los años, nuestro teniente coronel, don Juan Cadenas Usea, mandaba unos escritos a diversas firmas comerciales de Cartagena, solicitando ayuda para los Puestos de Socorro, entre ellas a la Delegación de Coca Cola. Y éL respondía muy gustoso obsequiándonos con bebidas refrescantes y una nevera de hielo, e inclusive nos lo gestionó. Ese gesto suyo, como el de otros, era de muy de agradecer, pues me estoy refiriendo al puesto del cruce del Sabinar y de San Ginés de la Jara, donde con un sol de justicia de los meses de julio y agosto, con camisa correaje zapatos negros sus calcetines y la gorra montañera, allí estábamos con toda alegría sin caras largas domingo y fiestas de guardar, con este alivio de su parte quieras que no se hacía un poco más llevadero no mucho el calor reinante en esa zona entonces.
Como quiera que detrás de la tienda de campaña hacían la paella los recordados para mí cabo II Robustiano García de Haro y Juan García Céspedes, un año que fui con la carta nos estaba esperando con una sombrilla que parecía una plaza de toros, y me dijo: “Cocinar al sol es una injusticia”.
Años más tarde, con motivo de mi destino a la Asamblea Local del Barrio de Peral que instalábamos el puesto de socorro en Los Nietos, su colaboración fue igual.
Este gran hombre, no por su estatura y su peso, sino por su bondad y cariño, que le llevaba a tener verdaderas delicadezas con la Institución, llámese las carreras de motos del Corpus en la Alameda de San Anton o cualquier evento deportivo que estaba presente Coca Cola, estaba con nosotros obsequiándonos y lo más importante de todo esto era gozar de su conversación pues era un gran comunicador, hablando con él se perdía el reloj del tiempo
De su faceta en los Príncipes de Mastía poco puedo contar, pues no pertenezco a ninguna formación de Carthagineses y Romanos, pero sí he de decir que fue uno de los motores impulsores de esta tropa que en sus principios la constituían los comerciantes del Casco Antiguo de Cartagena.
A pesar del tiempo transcurrido, mis recuerdos con él son imborrables, no por su aportación material, ni mucho menos, sino por su calidad humana.
Descansa en la paz que te has ganado en este mundo.
Demasiado tarde para rehabilitar Cartagena
El Plan de Regeneración Urbana de Cartagena, que en estos días lanzan a bombo y platillo el Ayuntamiento de Cartagena y Fomento habría sido una magnífica iniciativa hace veinte años, cuando todavía quedaban viviendas en pie en el Barrio Universitario, en Montesacro y en el Molinete, y habitantes o propietarios en ellas.
En 2015, después de la expropiación y demolición sistemática de barrios enteros, que ha desposeído a varios cientos de vecinos y endeudado al Ayuntamiento, a través de Casco Antiguo S.A; de la modificación de trama urbana de dichos barrios, transgrediendo la ley de patrimonio histórico, que lo prohíbe expresamente en Conjuntos históricos; y de la demolición de edificios protegidos como el convento de las Siervas; de un Plan especial del Conjunto histórico, que reformó mas que protegió; y de operaciones tan dudosas como Puerta Nueva, subjudice, o del edificio del Monte Sacro, que ha sido abandonado.
Después de todas esas operaciones, que han acabado con buena parte de la Cartagena modernista, lanzarse a un programa de Rehabilitación en zonas donde no hay nada más que solares y todo lo más restos arqueológicos, suena a reconocimiento de un error mayúsculo, el del Ayuntamiento de Cartagena, que ha retrasado un cuarto de siglo el repoblamiento del casco histórico de Cartagena, y el de un gobierno regional, que no supo parar tales desmanes desde las consejerías de urbanismo y cultura.
El Plan de Regeneración Urbana de Cartagena huele que apesta a marketing político a las puertas de unas elecciones complicadas para el PP y a último esfuerzo para beneficiar a pocos vecinos, porque no quedan, y a muchos empresarios que llevan veinte años especulando, entre ellos el propio Ayuntamiento que ahora es propietario de buena parte de los solares.
Mucho nos tememos que las ayudas lleguen principalmente a esos especuladores que hayan comprado a precio de saldo edificios catalogados cuya mísera calificación de grado 2 o 3, esgrimirán ahora para obtener las ayudas que les dispensará el Ayuntamiento y que utilizarán a su vez las ayudas para aumentar sus beneficios encareciendo aún más la vivienda en el Conjunto histórico y dificultando en definitiva su repoblamiento. Véase sino el escaso éxito de la Casa Dorda, el pasaje Conesa o el aberrante edificio Cónsul, que no acaban de encontrar comprador porque las viviendas son demasiado caras.
Para que dichos vicios no se deriven de la aplicación del plan deberían orientarse las ayudas a los residentes en edificios catalogados que se comprometan a seguir viviendo en ellos con el fin de retener población en el centro. Y no estaría de más que no se les engañara como a los usuarios del plan de fachadas que nunca han sabido que porcentaje real pagaban. Tenemos además mucha curiosidad por ver que es lo que se va a rehabilitar exactamente en el Monte Sacro o en el Molinete porque como no sean adoquines y aceras no queda mucho más por recuperar.
Por último, sería necesario saber si algunos recursos se van a destinar a arqueología, que es la verdadera incógnita que paraliza el desarrollo urbanístico de dichos barrios. A lo mejor se podrían repetir las “catas del Sepes” de los años 90 que nos han deparado el barrio del foro, pero sin derecho de pernada a los arqueólogos universitarios pasados por la política ni costosas pérgolas.
Más artículos...
- La revolución del siglo XXI
- Atención al cliente y el secreto de las tres ’s’
- Segunda carta del Foro Taurino a los Reyes Magos
- Orígenes de los villancicos
- Apagón navideño
- La plaza de la provocación
- Misa homenaje en la iglesia de Alumbres por Santa Bárbara
- En la lista negra del Defensor del Pueblo
- Trabajo y maternidad, difícil conciliación
- La sin respuesta de la universidad
- Tasas altas del Ayuntamiento de Cartagena
- Recuerdos con Crescenciano García Atiénzar
- Diego Sánchez, un cartagenero que no olvida a su Mula natal
- Desidia y abandono en el Anfiteatro Romano
- Un nuevo mandato a la vista en la Cofradía del Resucitado
Pág. 148 de 192