Jueves, Julio 04, 2024
   
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Carlos Collado Mena ‘Persona no grata’

Organiza el centro asociado de la UNED en Cartagena un curso de extensión universitaria titulado ‘La transición eemocrática española, cuarenta años después’ (6, 7 y 8 de marzo de 2015) y he comprobado con tristeza que con el título: ‘El espíritu de la transición: ¿Qué queda de aquello en la política española?’, participa de este curso como ponente don Carlos Collado Mena, expresidente de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.

Por mi edad, y como ciudadano de esta Región, siento la necesidad/responsabilidad de comentar ante personas de generaciones más recientes, algunos comportamientos relevantes de este político regional en relación con parte de sus administrados: los residentes en la comarca natural del Campo de Cartagena.

Cuesta imaginar qué impulsó a los gobiernos regionales de la época a considerar prioritarias las comunicaciones por autovía de la ciudad de Murcia con Alicante y con Andalucía, antes de acometer la comunicación por autovía con Albacete. Es decir, entre Cartagena y Madrid quedaba uno de los escasos restos de carretera nacional radial de doble sentido en la península, cuando ya se habían resuelto carísimas infraestructuras de comunicación que beneficiaban extraordinariamente la actividad comercial de las provincias de Alicante y Almería, en perjuicio de la comarca natural y puerto de Cartagena y -por extensión- de toda la Región de Murcia.

En momentos en los que el alumnado de centros educativos, situados entre el Ensanche y Santa Lucía, no podía practicar un deporte o salir a los patios para el recreo matinal porque el aire era irrespirable; la contaminación atmosférica de la ciudad de Cartagena “nos mataba”. Nuestra ciudad era una de las más contaminadas de España. No obstante fue prioritaria para D. Carlos Collado y sus consejeros, la contaminación del río Segura y a ello dedicaron sus esfuerzos.

En materia educativo-cultural fueron los tiempos de las enormes inversiones en la expansión universitaria de Espinardo (más de veinte mil millones de pesetas) y de la construcción de costosas (más de seis mil millones) infraestructuras en la ciudad de Murcia (auditorium, hemeroteca, filmoteca…), todas ellas con el añadido de ‘Regional’, lo cual significó que ninguna de ellas resultó gravosa para el presupuesto municipal de la ciudad que las albergó. Cuando era preguntado por ello en Cartagena, solía responder que también en nuestra ciudad se había construido un centro cultural -se refería al C. C. Ramón Alonso Luzzy-. Me parece importante que sepas/recuerdes, querido lector, que esta infraestructura (inaugurada en 1994) costó 150 millones de pesetas y sustituía a la añorada Casa de la Cultura de la que ya gozábamos diez años antes cuando fue cedida como futura sede de la Asamblea Regional.

En aquellos momentos se consolidan decisiones administrativas que obligan a los habitantes de la comarca natural del Campo de Cartagena a viajar a Murcia simplemente para transformar un vehículo industrial o para abrir un contenedor llegado a España a través de nuestro puerto. Es entonces cuando la Dirección Regional de Comercio (dependiente de la CARM) patrocina unos carteles publicitarios que en las carreteras de la Región anuncian el lema ‘Murcia, ciudad de compras’…

La degradación de la comarca de Cartagena en el ámbito industrial, militar, comercial y social fue la protagonista de una manifestación ciudadana que culminó con el incendio de la Asamblea Regional, el 3 de febrero de 1992 (primera vez que la población civil incendiaba en España un parlamento elegido democráticamente). Todavía -en el 2015- soportamos una injusta/tramposa ley electoral que establece circunscripciones electorales inferiores a la provincia -los votos de los ciudadanos de la región no valen lo mismo, según sea su procedencia-.

En la comarca se habían perdido tantos puestos de trabajo como en toda la provincia de Asturias. La minería, los astilleros, la industria química, incluso la política nacional de reubicación de fuerzas militares en España… los tradicionales pilares de la economía comarcal se habían deteriorado ante la indolencia/connivencia de responsables políticos regionales.

Quien protagonizó esta nefasta política para la ciudad capital legislativa y comarca natural del Campo de Cartagena, propició un empobrecimiento de los recursos económicos de nuestra zona y, por extensión, de toda la Región de Murcia (con la evidente excepción de su capital administrativa, por motivos obvios).

Académicamente no discutiré la probable invitación formulada por la organización a D. Carlos Collado, aunque dudo que la veracidad de los argumentos desarrollados en su ponencia sea de interés para los asistentes. Solo afirmo que los representantes políticos que con ocasión del curso de la UNED, lo acojan cordialmente demostrarán o desinformación o falta de aprecio por la verdad de lo sucedido en nuestro reciente devenir político.

 

La figura de don Ramón Foj Gómez

Conocí al sr. Foj en el año 1965, pues fue el año que ingresé en el cuerpo de Tropas de  Socorro de la Cruz Roja, pues de los cuatro oficiales que estábamos, yo llevaba el control y avituallamiento de los puestos de socorro, botiquines etc.

Todos los años, nuestro teniente coronel, don Juan Cadenas Usea, mandaba unos escritos a diversas firmas comerciales de Cartagena, solicitando ayuda para los Puestos de Socorro, entre ellas a la Delegación de Coca Cola. Y éL respondía muy gustoso  obsequiándonos con bebidas refrescantes y una nevera de hielo, e inclusive nos lo gestionó. Ese gesto suyo, como el de otros, era de muy de agradecer, pues me estoy refiriendo al puesto del cruce del Sabinar y de San Ginés de la Jara, donde con un sol de justicia de los meses de julio y agosto, con camisa correaje zapatos negros sus calcetines y la gorra montañera, allí estábamos con toda alegría sin caras largas domingo y fiestas de guardar, con este alivio de su parte quieras que no se hacía un poco más llevadero no mucho el calor reinante en esa zona entonces.

Como quiera que detrás de la tienda de campaña hacían la paella los recordados para mí  cabo II Robustiano García de Haro y Juan García Céspedes, un año que fui con la carta nos estaba esperando con una sombrilla que parecía una plaza de toros, y me dijo: “Cocinar al sol es una injusticia”.

Años más tarde, con motivo de mi destino a la Asamblea Local del Barrio de Peral que instalábamos el puesto de socorro en Los Nietos, su colaboración fue igual.

Este gran hombre, no por su estatura y su peso, sino por su bondad y cariño, que le llevaba a tener verdaderas delicadezas con la Institución, llámese las carreras de motos del Corpus en la Alameda de San Anton o cualquier evento deportivo que estaba presente Coca Cola, estaba con nosotros obsequiándonos y lo más importante de todo esto era gozar de su conversación pues era un gran comunicador, hablando con él se perdía el reloj del tiempo

De su faceta en los Príncipes de Mastía poco puedo contar, pues no pertenezco a ninguna formación de Carthagineses y Romanos, pero sí he de decir que fue uno de los motores impulsores de esta tropa que en sus principios la constituían los comerciantes del Casco Antiguo de Cartagena.

A pesar del tiempo transcurrido, mis recuerdos con él son imborrables, no por su aportación material, ni mucho menos, sino por su calidad humana.

 

Descansa en la paz que te has ganado en este mundo.

 

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