En la foto de los medios dedicada al PP-CT en las municipales, sólo hay que ver la carita de Pilar Barreiro, alcaldesa de Cartagena. Se le borró la sonrisa irónica de prepotencia y chulería que llevaba antes de las urnas y durante todos sus mandatos más de veinte años a golpes de capricho, sin tener en cuenta ni el futuro de Cartagena ni las necesidades de los cartageneros, e  incluso sin escuchar a algunos de los miembros de su equipo que cuando se salían un poquito de sus ‘órdenes’ les ponía frente a la pared con los brazos en cruz y dos libros en las manos por desobedientes.

La cara de sus chicos que aparecen tras ella lo decía todo, a pesar de los votos de los yayos de centros de la Tercera Edad arrancados con poco estilo y otras  formas de solicitar el voto. ¡Perdieron 9 concejales! De no haber sido por eso, no sacan ni cinco, y eso, señora Pilar, se lo deben a usted y a los iluminados que la pusieron cabeza de lista, los mismos que creyeron que los cartageneros somos ‘idiotas’, a pesar que su espejito, espejito (Paco) mágico, ya intentó que no fuera de cabeza de lista, si bien después se metió bajo su falda entonando el ‘mea culpa’ y ahora solo hay que verle la cara al ‘espejito’ para darse cuenta que nunca debió bajarse los pantalones y ‘otro gallo le habría cantado al PP-CT’.

Mi Pili, como dice José Hernández Mondéjar, no debe culpar a nadie como es costumbre en ella, sólo tiene que ser autocrítica y analizar por qué tenía que salir con guardaespaldas hasta ‘la pelu’ y es que no la quiere nadie en esta Cartagena que ya es mayor y empieza a tener criterio propio.

¿Y aún pretende quedarse aquí?, ¿qué quiere, opositar sola porque le abandonará hasta su desodorante?, ¿no sería mucho mejor volver a Galicia, o quizá a Madrid, donde están sus ‘amiguetes’ que tienen mucho que agradecerle?