Miércoles, Julio 03, 2024
   
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Las cosas por su nombre

Hace escasamente unas semanas y moderando la presentación de la quinceañera revista 'Haz de lictores' citaba unas frases anónimas pero cargadas de realismo; “En el verdadero éxito, la suerte no tiene nada que ver; la suerte es para los improvisados y aprovechados; y el éxito es el resultado obligado de la constancia, de la responsabilidad, del esfuerzo, de la organización y del equilibrio entre la razón y el corazón”.

Hay personas en nuestra entrañable ciudad llenas de equilibrio que nos deleitan con majestuosas obras, y sobre todo hechos, pero luego hay Personajes, con mayúscula, que conforman un crisol de éxito, que, a lo rey Midas, todo lo que tocan lo convierten en oro, auténticos Magnates de la gestión que no tienen techo y se atreven, no por osados, sino por respetuosos y temerosos con cualquier empresa, sea ésta laboral, folclórica, tradicional o como en el caso que nos ocupa, socio-religiosa.

Este es el caso del ilustre Tomás Martínez Pagán, un personaje de nuestra tres veces milenaria tierra que sorprende a propios y a extraños pos su capacidad de gestión, por su habilidad para amasar resultados, que no fortunas, y éxitos…, ajeno a las críticas destructivas, mantiene el empeño en el objetivo, admirado y odiado, respetado y envidiado, no hay puntos medios, la mediocridad humana es extensa y es obligación de los articulistas y dadores de argumentos el remarcar estas facetas, al Cesar lo que es del Cesar, faceta que llegando al cenit de la dirección  de la Cofradía Blanca es imperioso resaltar. Es la última Semana Santa como Hermano Mayor, y de bien nacidos es ser agradecidos ya que su gestión ha ido más allá de la propia Cofradía y ha salpicado a todas con la metafórica agua bendita de nuestra  representación festiva más importante.

Muchas fueron las críticas recibidas por aquellos entonces, casi una década, muchos fueron los gratuitos comentarios que ésta, nuestra querida tierra acostumbra a engendrar, pero solamente hay que hacer un pequeño ejercicio de memoria para ver dónde estaban y dónde están en la Calle Palas, el camino fue arduo y, no nos engañemos, la verdadera esencia protagonista nació de los propios hermanos de la Cofradía, el trabajo es directamente proporcional a su éxito, que es enorme, pero la estrategia del líder es clara y la dirección nítida.

Hoy vemos como en todas las agrupaciones se agolpan personajes de nuestra farándula semanasantera a recibir dádivas inmerecidas en cargos de fortuna, pero a nuestras más nobles tradiciones, como en tiempos lejanos, los acercamientos son para dar prestigio, sabiduría, trabajo y esfuerzo, que es a la sazón el denominador común de nuestros sentimientos cofrades, del sentimiento escondido bajo un capuz, no de la mediocridad del ser humano que parece hoy algo natural.

“La Amistad es una igualdad armoniosa”, otra cita, en este caso del filósofo y matemático griego Pitágoras, título de un anterior artículo, para obtener esa igualdad hay que reconocer a cada uno lo suyo, y como su columna remarca, “las cosas por su nombre”. En este contexto pasional, insisto, la llegada al mundo semanasantero cartagenero de Tomás Martínez como Hermano Mayor del Resucitado, con mayúsculas, fue en una etapa complicada, tanto en la Cofradía Blanca como en la propia Semana Santa cartagenera, y ha sido acertadísima y exitosa. Recibió, como todo en esta tierra, críticas y recelos, pero lo cierto es que ha demostrado con un continuo y minucioso trabajo, heredado del espíritu empresarial, cómo dirigir y gestionar una cofradía en el siglo XXI, organización, tesón y esfuerzo. Serían cuantiosos los aportes a relatar que esta mente despierta ha conseguido en el entramado pasional cartagenero, y mucho queda por andar, tras esta herencia magistral. Sin olvidar a esa conciencia acompañante con nombre de mujer, suelen ser como La Magdalena, adivinas y consustanciales a la vez que calladas y casi anónimas guías.

No cabe duda que no ha contentado a todos, pero quizás no era el objetivo. No cabe duda que los errores, a modo de piedras en el camino, se hayan cometido. No cabe duda que algunos de los nombramientos a lo largo de estos 8 años, quizás no han sido apropiados, pero tampoco desacertados ni desafortunados, a mí tampoco me gusta Rubalcaba ni el alcalde de Murcia, simplemente…, mirémonos al espejo y hagamos acto de contrición, y el que sea capaz…, que dé un paso adelante.

La huella que el hermano mayor resucitado está dejando, otra vez, en la rampa de Santa María será muy difícil de igualar, ha gestionado con pulso firme y un cualitativo grupo de colaboradores los Estatutos de la Hermandad y ha orientado hacia el siglo XXI a la Cofradía Blanca con éxito garantizado, siempre querida y siempre idolatrada por todos los cofrades de buen corazón. Se cae un As de la baraja que conforman nuestros cuatro hermanos mayores, un póker de ases siempre determinante en esta pasional catequesis.

Yo lo plasmo, porque nadie lo va a escribir, y así, orgulloso y avergonzado ante tan insigne figura, no puedo más que recalcar lo que en presente y en futuro, apartando envidias naturales y vanidades pecaminosas de la condición humana, le deberá la gran ciudad de Cartagena, tu Trimilenaria otra vez, a alguien que pocos títulos y galardones le queda por aglutinar, a dos y tres por semana, merecidos sin duda y además, producto de su eficaz, determinante y desinteresado trabajo, galardones personales con esencias institucionales, generosidad….

Retomo una cita de Einstein; “Debe evitarse hablar a los jóvenes del éxito como si se tratase del principal objetivo en la vida. La razón más importante para trabajar en la escuela y en la vida es el placer de trabajar, el placer de su resultado y el conocimiento del valor del resultado para la comunidad”. No sé si sus padres se ampararon en él para el mensaje, posiblemente no sabían mucho del insigne científico, pero algo de sabios tenían cuando, desde muy joven le inculcaron que el éxito está tras el trabajo bien hecho, en un campo de fútbol, en una oficina o en un sarao, en una procesión o en una conferencia…
Podría haber sintetizado en pocos renglones este artículo, seguro que criticado por envidiado; Maestro, te empujaron al ruedo desde un tendido de sol, cual maletilla vivaz, casi icue, te ajustaste la taleguilla y sin miedos te encerraste con siete miuras en una difícil plaza de primera, hasta el sobrero, y tras una faena digna de los más grandes como Lagartijo o Manolete, has cortado hasta hoy catorce orejas y siete rabos…, Magnate eres la Ostia.

Así que, 'Las cosas por su nombre' a pesar de los comentarios. No estoy a la altura amigo y maestro de tan noble amistad, pero solamente te falta poner orden en la tramoya política cartagenera, a pesar de los dolores de estómago que ello pueda causar y además, por ignorantes son temeros@s, no son enemig@s. Humildemente.

 

 

Oda a la dignidad

Sin duda alguna, Adolfo Suárez representa el significado de “Dignidad” en el panorama sociopolítico español, europeo y mundial. Decía Aristóteles que; “La dignidad no consiste en nuestros honores sino en el reconocimiento de merecer lo que tenemos”, y no cabe duda que el expresidente era merecedor de ello, honores en vida tuvo, pero no los justos y merecidos, ahora, como siempre en este país y en este mundo, una vez fallecido, es cuando se le reconocen, unos de puertas para afuera…, como ex compañeros, ex políticos, ex amigos, y otros…, los más importantes, de puertas muy adentro, desde el profundo y sincero agradecimiento, desde el corazón, recibió el reconocimiento de las miles de personas que le rindieron un último tributo, un adiós con nostalgia, no de aquella época, ni de aquel transito tan complicado y casi siniestro, sino de lo que ha dejado hoy.

Hoy estamos a una distancia insalvable de la época de su renuncia, hoy su herencia ejemplar basada en el honor y la dignidad se ha diluido con la mediocridad humana actual de nuestros gobernantes, con la mezquindad que impera en las instituciones y que es uno de los principales problemas declarados en nuestro país, donde el dicho fútil de que “La  política es el paraíso de los charlatanes”, se ha hecho fuerte en el 'mercao'.

El término dignidad se basa en el latín 'dignitas', y deriva del adjetivo digno, que significa valioso, con honor, estimable y meritorio, por otro lado la dignidad es la cualidad de digno e indica, que alguien es merecedor de algo o que una cosa posee un nivel de calidad aceptable. Todas esas representaciones gramaticales me acongojan, viendo en que se ha convertido este teatro político de lo absurdo.

Si bien, y es sabido, que Suárez  terminó por libre la carrera de Derecho, y es sabido también que con un expediente más bien discreto. Luego, bajo la batuta de Herrero Tejedor se involucró en el Movimiento, no destacando mucho, quizás por su estigma más bien pacíficamente revolucionario, o lo que es lo mismo, incomodo…

A trancas y barrancas y sin destacar, de la mano de Torcuato Fernández pasa por estamentos 'parainstitucionales'. No es desconocido saber que su relación con el rey data de finales de los sesenta en su condición de Gobernador Civil de Segovia, y a estas vueltas, todavía no había destacado para muchos, los resultados de su ¡mediocridad!, perdón por la ironía, lo catapultaron al primer gobierno no constitucional tras la muerte del Generalísimo Franco, y más a ser el primer presidente democrático en la nueva era, como diríamos en mi calle, ¡con dos cojones!, y para muchos estaba limitado….

Efectivamente, todo esto está constatado, lo que también hemos constatado es la mediocridad de la gente que sirvió a España con él y no se escapa nadie, y digo nadie, todos, en los inicios de la década de los 80 le dieron de mano, lo dejaron tirado por traidor, curiosa palabra, los traidores y sinvergüenzas le llamaban traidor.

Pudiera ser que ese 23 de febrero cambiaran más cosas que el desarrollo histórico de la Democracia en España, puede ser que la herrumbre humana comenzará a instaurarse en las instituciones desde aquella, puede ser que la victoria democrática, la última de Suárez,  ahuyentará en exceso el miedo a la prevaricación, puede ser que hoy paguemos un alto impuesto por haber sido tan estúpidos de permitir la marcha del Gobierno de la única persona que ha demostrado, después de cuarenta años, dignidad y honestidad, curiosas cualidades, hoy perdidas en nuestros enjambres políticos, y digo enjambres porque, los y las zángan@s revolotean entorno a la reina o rey, los debates de entonces estaban muy por encima de los de ahora, había raza, honestidad y sobre todo hechuras culturales, humanas y políticas. Hoy, solo miseria.

Hoy se aprovechan de su memoria los carroñeros, oportunistas de fortuna que solamente quieren idealizar su vanidad, a base de libros biográficos vanos y toscos, y además de actuaciones y declaraciones triviales.

Una persona que sufrió el desprecio en vida de sus allegados políticos y no políticos, que no encontró más consuelo y desconsuelo que en su desafortunada familia, una persona que a veces me pregunto, en contraposición de esas frases absurdas que nos han llenado de asco los corazones de buena voluntad últimamente, si Dios no le apartó en vida de esta desasosegada sociedad para evitarle sufrimientos.

Un hombre, que como dice Chillida de la Dignidad; “tiene que tener siempre el nivel de la dignidad por encima del nivel del miedo” y ¡Dios! que si tuvo miedo, pero tuvo más dignidad, algo perdido en nuestro actual panorama. No quiero manchar su memoria citando a nuestros gobernantes, a nuestra oposición, a nuestros gobiernos regionales y locales, a nuestras oposiciones y sus satélites regionales y locales, son la antítesis del paradigma humano democrático del 78. Son la vergüenza para las personas que desarrollaron tan alta y noble empresa, son una vergüenza para nosotros, es una opinión…, pero es la mía.

Algunos y algunas si tuvieran dignidad dejarían sus cargos, si tuvieran vocación e interés por defender los apostolados de su/nuestra ciudad, de su región, de su/nuestro país, serian honestos con ellos mismos y abandonarían una misión imposible para el inepto, para el incompetente, pero esa carencia de dignidad los mantienen siervos y lacayos a sus amos y amas, a un sustento inmerecido que pagamos todos.

Hoy, el Presidente fallecido con mayúsculas no merece oír las críticas sobre los impuestos desmesurados para salir del bache, lo fácil. Tampoco de las infaustas y grandilocuentes infraestructuras regionales que solamente han llenado la falsa vanidad humana a las venas de los creadores de estas mentiras. Ni mucho menos las impenetrables gestiones por absurdas y huecas en las localidades y municipios impuestas por las metrópolis, en beneficio de la última con el menoscabo de los más débiles y con la triste complicidad y traición de sus representantes locales, ¿quiénes son los traidores hoy?

Él, solamente merece eso, una humilde oda a la dignidad que fue su bandera, su pendón y estandarte. Ahora, cuando conmemoramos  dos mil años después el Sacrifico, la Pasión y Muerte de nuestro Señor, y sin ser parangón alguno, ni mucho menos, vemos que seguimos asistiendo al ajusticiamiento en vida y a la hipocresía humana tras su muerte, condición humana de tanto fariseo, son éstos, los que hoy igual que ayer establecen su vida en la mentira, la farsa y la hipocresía, y además proclaman la verdad, la honestidad y la responsabilidad y son todo lo contrario, son los parásitos de nuestras instituciones ganadas con esfuerzo, sacrifico y sangre. Hoy los únicos dignos en este país son los que siguen llorando a sus muertos, aquellos caídos por la democracia de los que casi nadie quiere acordarse, y como siempre, los que velan por nosotros de azul y verde, también, hoy como ayer, odiados y acosados.

Por último, con una frase de José Ingenieros me despido; “Y así como los pueblos sin dignidad son rebaños, los individuos sin ella son esclavos”, y Presidente…, en eso nos hemos convertido, en un rebaño, pero de esclavos de la mediocridad.

Mis respetos, presidente

 

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