Silencios con el corazón pegado a la vida,

a esa vida parada… callada;

con la emoción contenida,

esperando la luz del alba deseada.

Penumbras de emoción

donde  risa y llanto se confunde,

viviendo amarrados sueños e ilusión;

donde se buscan las respuestas,

donde mundos imaginados en horas inciertas

escapan, libres y solitarios, en sublime oración.

Momentos de paz arrebatada,

de noche ni pedida ni llamada;

momentos de rabia aceptada y contenida,

de penumbra atropellada;

momentos de silencios y miradas,

de voces al viento abandonadas,

del aquél ayer tan lejano,

de este presente tan vano,

y de ese mañana tan desconocido y anhelado.

Penumbras de emoción

que se adueñan de la vida,

que dominan la pasión,

condenan la alegría,

que nos roban la ilusión.

© (jpellicer)

* Poema incluido en la Antología “Mañana al despertar” (2010) Ed. Crealite.

En la quietud del sonido esperado,

una hoja de otoño

se desliza –en danza sin igual-

por el murmullo de un suspiro,

dibujando estelas de amor

entre los recuerdos del ayer

que se tocan con los dedos inventados

del que abraza en soledad.

No busca su momento

esta emoción que te envuelve,

vuela libre tras su estela

vuela lejos, vuela…vuela.

Callado sientes el eterno discurrir

en ese tránsito imposible que separa

la vida de la muerte;

es el mismo que se vuelve a inventar

y que en prodigiosa liturgia,

nuevo regalo de la naturaleza,

la hoja de otoño, desnuda, libre,

ves que se deja llevar…

© (Jpellicer)