Entrevista a José Muelas Cerezuela

Motivo que le ha impulsado a presentarse al Decanato del Colegio de Abogados: "La ilusión de realizar un proyecto y la convicción de que sin una abogacía libre no puede haber una sociedad libre".

* José Muelas Cerezuela nació en Cartagena, está incorporado al Ilustre Colegio de Abogados de Cartagena desde 1988 y, desde entonces, "estoy dedicado en exclusiva al ejercicio libre de la profesión en esta ciudad".

 

El abogado es un elemento esencial de cualquier sistema democrático y es la salvaguarda de los derechos y libertades de los ciudadanos. Tal y como solemnemente declara la ONU: "...la protección apropiada de los derechos humanos y las libertades fundamentales que toda persona puede invocar, ya sean económicos, sociales y culturales o civiles y políticos, requiere que todas las personas tengan acceso efectivo a servicios jurídicos prestados por una abogacía independiente".

Este papel fundamental del abogado independiente no es siempre debidamente percibido por la sociedad ni entendido por todos los agentes que intervienen en la administración de Justicia y ello, cuando sucede, supone una merma importante de los derechos y libertades de la sociedad en su conjunto. Por eso, los colegios profesionales deben estar en alerta constante para proteger a sus miembros contra restricciones o injerencias indebidas.

Si pudiera, ¿qué cambiaría en el actual sistema judicial para mejorarlo?

Son muchas las cosas que hay que cambiar para adecuar nuestro sistema judicial al siglo XXI. Básicamente, nuestro sistema es el mismo que ya operaba en en siglo XIX y sólo con reticencias y retrasos se incorporan al mismo tecnologías ampliamente utilizadas por el resto de la sociedad. Un uso inteligente de las nuevas tecnologías y un esfuerzo importante en I+D+I aplicados a la administración de Justicia son una demanda inaplazable.

La escasez de medios, consecuencia de la insuficiente dotación presupuestaria, es un mal crónico en nuestro país y, siendo crónico el mal, no puede deberse al olvido o a la imprevisión sino a una falta de voluntad política que se arrastra hace ya más de dos siglos. Esto debe cambiar.

¿Es bueno que cuatro personas aspiren al cargo de decano del Colegio de Abogados?

Es magnífico. Una alta participación es la prueba palpable de que la ilusión y la firme creencia en la función social de la abogacía están plenamente vivas en nuestro colectivo.

¿Qué puede aportar usted al Colegio de Abogados?

Un proyecto nuevo, ilusión y ganas de trabajar.

¿Cuáles son las líneas básicas de su proyecto?

He remitido, de forma personal, un compromiso electoral bastante extenso a todos mis compañeros y compañeras y a él me remito. No es momento de preguntarse qué pueden hacer los colegiados por el colegio sino de centrarse en lo que el colegio puede y debe hacer por los colegiados. Ellos son la razón de ser del colegio y un colegio que no esté orientado a servirles es una institución sin sentido.

¿Desea aportar algo más a esta entrevista?

Muchas cosas me gustaría añadir pero, sobre todo, me gustaría animar a votar y a participar a todos los colegiados y colegiadas. Son un colectivo de más de setecientas personas de una increíble formación y experiencia, ese enorme capital humano tiene una tremenda fuerza; sólo es preciso ponerla en marcha. Y estoy seguro que así será.

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