Jueves, Marzo 28, 2024
   
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'Un terrorismo machista que no cesa'

No parece que se dé con la tecla. Durante todo el año los mensajes contra la violencia contra la mujer se suceden y cuando llega el 25N se multiplican, pero pasa un año y no se ven resultados. Ya llevamos 52 asesinadas cuando en todo el 2018 fueron 50. Algo (o mucho) está fallando y quizás más que bonitas palabras hay que mirarse al ombligo.

Esto es como el deporte. Se puede teorizar todo lo que se quiera, se puede entrenar de cine y se puede mover la pelota con arte, pero si no se consiguen goles, canastas o puntos, nada vale. El motivo es que los resultados mandan y en la violencia contra la mujer no acaban de llegar.

Hablando con las organizadoras de la marcha efectuada este 25N en Cartagena, me apuntan a que son necesarios medios para el Pacto Nacional contra la violencia de género, educación en las nuevas generaciones, formar a los profesionales y modificar las leyes, además de hacer que se cumplan. De acuerdo en todo, pero quizás parte del camino por andar se puede acometer en primera persona sin esperar las actuaciones de los gobernantes, que coincido en que son urgentes, pero ya conocemos a los políticos y a sus prioridades. Muchas veces hace más la voluntad que las normas. Me explico.

Los jueces se atienen a las leyes, pero tienen una horquilla para que sus decisiones sean 'condenas ejemplarizantes' o 'sentencias bondadosas'. Y también el resto de jurídicos puede decir más. Vamos a los profesionales, a los policías. Cuando me comentan que no puede ser que una víctima acuda a denunciare y salga con sensación de desprotección me viene a la cabeza el recuerdo de la chica asesinada hace dos años en Canteras, que acudió al cuartel de la Guardia Civil la noche anterior y la misma mañana en la que su asesino acabó con su vida. Se puede hacer más. Creo que sí.

Los educadores en las familias y en las aulas también pueden decir mucho más, porque estamos viendo que nuevas generaciones tienen comportamientos muy alejados de los mensajes que deben haber escuchado desde hace años en este terreno. Todos podemos hacer más y, por supuesto, los gobernantes, que para esto también están y han sido elegidos.

Vamos a la víctima. Es evidente que tardar en señalar ante las autoridades a quien te ha maltratado favorece a éste. Ya sea la víctima o un allegado, hay que denunciar.

Luego está el autor, el maltratador. ¿Tienen de verdad miedo a maltratar a una mujer? Tengo la sensación de que no mucho. Por eso, soy de la opinión que aquellos que son reincidentes (es decir, con al menos dos condenas) deben quedar marcados ante la sociedad y quitarles los privilegios de la protección de datos. La violencia machista lleva más víctimas que generó el terrorismo, ¿por qué no pueden tener un trato similar? Recuerdo aquellos carteles de 'los terroristas más buscados'. ¿Por qué no hacer públicos los rostros de los maltratadores? Si no temen la condena judicial, por lo menos que sufran la condena social.

No sé, quizás son especulaciones, pero sí tengo claro que algo no se termina de hacer bien. Unos dirá 'fas' y otros 'nefás', pero lo evidente es que no hay resultados y que mientras la sangría sigue, aunque lo mismo resultado que el equivocado soy yo y todo está 'ferpecto'.

 

'¿Falta de respeto a los vecinos? (4): casas de segunda mano’

Que si el multimillonario Tomás Olivo (séptimo rico de España ne la lista Forbes 2019) va a construir tropecientas viviendas en sus terrenos próximos al Cartagonova, que si en Mar de Cristal se proyecta una gran urbanización… Todo está muy bien, pero qué pasa con las viviendas de segunda mano. Mucha casa nueva y mucho abandono de casas usadas que luego se malvenden, llegan personas ‘poco deseables’… y ya tenemos otro núcleo de población degradado.

Nuestras autoridades se ponen mucho en la foto de los nuevos y grantes proyectos. Por algo será. No hacen lo mismo en barrios degradados. Por algo será.

Un gran proyecto urbanístico precisa el apoyo institucional para salir adelante, pero también precisan de políticas que no se olviden las casas de segunda mano y haya una motivación por ocuparlas. Me refiero a más ayudas y más promoción de que no hay que hacerle ascos a una vivienda de segunda mano, pues es tan digno sitio como un techo de estreno.

La degradación de un barrio o un pueblo no llega de la noche a la mañana. En absoluto. Va abriéndose paso poco a poco. Unas veces porque son las casas de nuestros mayores que luego no quiere descendiente alguno. ¿Para qué?, con lo a gusto que se tiene una casa nueva aunque esté hipotecado hasta el final de los días. El hecho es que se cierran, pasa el tiempo y al ver que no se vende, los herederos ponen precios muy bajos que aprovechan sectores de la sociedad conflictivos. Una vez que llega una familia de éstas, toda la calle empieza a degradarse. Es decir, más bajos precios y más efecto llamada para unos, mientras que vecinos de toda la vida de esa calle buscan ‘las de Villadiego’. El proceso se retroalimenta, pero resulta que en el resultado final nadie es responsable. ‘Entre todos la mataron y ella sola se malvó’. A este ritmo, ¿qué panorama habrá en el futuro?

Sería muy bueno campañas de promoción y ayudas públicas, pero lo mismo que lo que estoy equivocado en lo que pienso y resulta que todo está ‘ferpecto’.

 

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