Desnudos
Desnudo,
como quién todavía no ha llegado,
como la palabra imaginada
y la caricia aún soñada;
desnudo como la huella del agua
de los surcos del camino.
Desnudo,
desafiando al nuevo día
con la belleza de lo que fue;
ramas erguidas –en voluntario ofrecimiento-
a la espera de la dádiva
del nuevo amanecer;
Desnudos al nacer y también al morir;
sólo vestidos de palabras por decir
y de tantas que olvidar;
desnudos ante la ofensa,
ante el castigo inmerecido;
desnudos ante el amor
y también ante su tragedia.
Desnudo camina el hombre;
a veces, en su triste desvarío,
ignora cuál su ropaje…
cual su camino.
El cielo que me espera
Es en la paz de los colores
- sacrosanto altar de los sentidos –
que la emoción, hilo de vida, se torna oración,
y el alma, nómada desconocida,
se reconcilia con la voz que siente
el soplo maravilloso
que besa las calladas nostalgias
aliviando los anhelos del adiós.
El instante donde el yo se hace eterno,
el tú mágico y uno y otro mueren
de nuevo a la indiferencia;
como aquél primer día
donde el beso y la mirada, amantes inseparables,
quisieron hablar.
Aquí, aprendiz de todo,
y sobrecogido por tanta belleza,
quiero sentir la grandeza
del azul de los poetas;
quiero seguir la estela,
guiar mi sombra,
y morir allá, donde el cielo,
sueño que grandioso me espera.
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