¿Y con el terrorismo doméstico qué hacemos?
Estamos en una época en la que se suceden las noticias sobre medidas de seguridad ante la amenaza del terrorismo yihadista. Sin embargo, no hay que descuidar un capítulo violento más de andar por casa y que se ha repetido últimamente en varios puntos cercanos, siendo el más reciente la reyerta que tuvo lugar en la madrugada del domingo en El Algar, durante la celebración de la noche joven con la fiesta ‘Play Summer Party’. Esa noche estuvimos allí hasta las dos y media para cubrir el artículo que hemos publicado en el diario www.elalgarlosurrutiasdehoy.com, nuestro medio para esta zona. Pudimos percibir un buen ambiente de los jóvenes y nada hacía presagiar lo que estaba por venir.
Después se ‘armó el belén’ y todas las personas a las que hemos preguntado nos dicen que apareció un grupo violento de otro pueblo con ganas de bronca, además de que, por lo que nos apuntan, resulta que se habían registrado retos y amenazas en redes sociales. Desde la comisión de fiestas indican que avisaron a las autoridades y fueron cuatro los agentes del 092 que allí estaban. Sin embargo, parece que no basta. Algo similar ha sucedido en otros puntos de la comarca y casi siempre quedan estos vándalos en fiestas populares. El Algar lo sufrió en 2016 y ha vuelto a vivir la pesadilla en 2017.
El resultado va más allá de las peleas, pues también se dañan los espectáculos y la imagen de determinadas poblaciones y de los arduos y altruistas trabajos que durante meses llevan las comisiones de fiestas.
No soy quien para decir qué hay que hacer, pero los ‘doctores que tiene esta iglesia’ bien deberían establecer un protocolo de actuación frente a un ‘terrorismo doméstico’ que cada vez se repite más. Y, como es obvio, después que el capítulo judicial también sea ejemplarizante. La cuestión es reducir y no alimentar estas actuaciones, que es lo que sucede cuando todo castigo queda en nada.